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El coronavirus no respeta ni el calendario. A su paso han caído las Fallas, las procesiones de Semana Santa, la Feria de Abril, Sant Jordi... y, más cerca, sin cruzar la muga, se ha llevado por delante una doble cita cargada de tradición local como ... San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz. La devoradora pandemia ha fulminado cualquier acto donde se intuyera cierta aglomeración y la incertidumbre sobre su evolución ha puesto en duda el futuro de unas cuantas citas más. Colonias infantiles, carreras, el ciclo Poetas en mayo, festivales como el Azkena Rock... e incluso La Blanca. Sus organizadores coinciden en que se trabaja «con normalidad» como si el maldito Covid-19 no fuera a trastocar los planes pero admiten también que, visto el panorama, todas las opciones se encuentran sobre la mesa. Mantener, aplazar o suspender, ésa es la cuestión.
En pleno aislamiento, y con la posibilidad de que la situación se prorrogue al menos hasta el 26 de abril, a más de uno le puede costar pensar en el verano, cuando se desarrollan los encuentros más masivos. Cuatro meses exactos quedan, por ejemplo, para la bajada de Celedón, un acto al que en los últimos años se han acercado unas 80.000 personas entre la plaza de la Virgen Blanca y alrededores. «En estos momentos es pronto para tomar una decisión. Está todo contratado, no hay nada cancelado, pero el escenario está abierto», asume Estíbaliz Canto, concejala de Educación y Cultura, sobre las fiestas patronales, consciente de las multitudes que concentran hasta la madrugada. Desde el Chupinazo a los conciertos, la Procesión de los Faroles, los paseíllos o el rincón del humor, donde imponer aforos o distancias resulta casi imposible. La edil insiste en que sea cual sea la postura que finalmente se adopte será «siempre» de acuerdo a las indicaciones de las autoridades sanitarias y con «la salud como prioridad».
El debate sobre las fiestas se ha abierto aquí pero también en el entorno, de Pamplona -lo que pase con los sanfermines podría marcar el camino- a Donosti y Bilbao, que siguen a La Blanca en el calendario festivo. De hecho, el consejero de Cultura, Bingen Zupiria, mantuvo ayer una videoconferencia con representantes de las tres diputaciones vascas y de los ayuntamientos de las capitales para analizar el impacto del coronavirus en el sector cultural. De esa reunión salió el compromiso de que las decisiones se tomarán de forma coordinada, incluida la del futuro de las celebraciones patronales. Los Ochomayos de Orduña, un reclamo para los vecinos de Ayala, ya se han suspendido.
En Vitoria, una semana antes de La Blanca, llega Santiago, otro evento que saca a miles de blusas y neskas a la calle y que abarrota los locales hosteleros. Bares y restaurantes llevan ya tres semanas con la persiana bajada pero un reciente estudio de la consultora Deloitte a raíz de la crisis sanitaria avisa de que queda otro largo trecho por delante. En el escenario más optimista, esboza el análisis, la economía podría estabilizarse a partir de junio con una reanudación global de la actividad. A esas alturas de agenda ya tendrían que estar los vitorianos a remojo en las piscinas. Por ahora, aclaran fuentes municipales, «no hay cambios en la previsión de inicio de la campaña de verano en las instalaciones deportivas» como Gamarra y Mendizorroza. Tampoco en el Estadio se plantean que no haya nadie sobre su césped cuando arranque la temporada estival aunque se mantienen «a la espera» de ver con qué restricciones se levantará el estado de alarma. En Fundación Vital sí que se han tenido que suspender iniciativas con inicio en mayo, como el ciclo Jazz Vital -estaba listo hasta el cartel- o los Viernes corales, donde los protagonistas son los escolares.
Los chavales fueron los primeros en quedar confinados con el cierre de los centros educativos a principios de marzo y la pandemia se ha cargado ya varias actividades pensadas para su disfrute. Como el Araba Euskaraz, la fiesta de las ikastolas alavesas que esta primavera tenía sede en Amurrio y que se ha pospuesto al entender la organización que, si «en todo el mundo se han suspendido o retrasado todos los actos organizados para mayo y junio, era imposible que fuéramos una excepción». El goteo de cancelaciones continúa por Marianistas. Allí se han anulado las colonias para la semana de Pascua -empezaban el martes 14- mientras siguen adelante con la preparación de las de verano, que suelen reunir a un millar de chavales en cuanto acaba el curso escolar y que este año cumplen su décimo aniversario. Otra opción para que los más pequeños se muevan después de semanas encerrados en casa son las ludotecas, los campus o los rincones de juego que alimentan las actividades vacacionales municipales y que permanecen asimismo en pie aunque, por ahora, se ha aplazado la inscripción sin fecha. Y no hay previsión tampoco, asegura la Diputación, de que los udalekus no vayan a abrir sus puertas en unos meses.
Los padres de estos niños cansados de dar clase en la cocina o no poder pisar el parque y otros cuantos adultos estarán también preocupados por los festivales que suelen animar el verano vitoriano. El primero, en junio, el Azkena. Desde Last Tour International, la empresa que se encarga de que la ciudad suene a rock, mandan un mensaje de tranquilidad al afirmar que «autoridades, artistas y el propio festival» trabajan para su celebración. Pero el temor entre quienes han comprado tickets y abonos -se comienzan a vender durante la edición anterior- para escuchar a Black Mountain o Patti Smith es inevitable. También en la clásica cita jazzística, que cumplirá 44 veranos, no bajan el ritmo de cara al certamen programado para julio. «Esperamos que pueda celebrarse como estaba previsto aunque con motivo de esta situación excepcional hemos decidido posponer el anuncio de algunas confirmaciones y la venta de entradas», explican desde la junta del ciclo a sabiendas de que «se pueden producir cambios» en función de la evolución del dichoso coronavirus.
En Poetas en mayo ya habían dado hace unas semanas una primera vuelta al programa en vista de las dimensiones que había tomado la pandemia pero ahora, con la agenda en los talones, aún se debaten entre aplazar o suspender la cita. Ese mes también se iba a correr el Maratón Martín Fiz, que se ha caído del calendario sin nueva fecha cerrada. En el FesTVal, ya en septiembre, confían en que no haya problema alguno para llenar Vitoria con el 'star system' televisivo pero reconocen que ya han comenzado a repensar el formato pues el espíritu del certamen es precisamente la cercanía del público con sus invitados. Además, apunta su director, Joseba Fiestras, «las cadenas ya nos están diciendo que se han paralizado los rodajes y eso afectará a los estrenos».
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