El regreso de las fiestas a los barrios de Vitoria, espoleadas por algunas asociaciones vecinales, se perfila como un complejo rompecabezas organizativo. El actual escenario, tan «cambiante», obligará al Ayuntamiento y a los colectivos a trabajar codo con codo para conseguir sacar a la ... luz propuestas que se amolden a la situación epidemiológica, pero que también permitan a los vitorianos un pequeño respiro. Después de trasladar a los distritos que sería transigente con barracas, conciertos e incluso txosnas -atracciones para las que marcaba condiciones concretas-, ayer matizó que estudiará «caso por caso» las propuestas vecinales. No habrá café para todos.
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La llegada del verano hace que los barrios comiencen ya a preparar sus fiestas. Lo hacen, como comprobó ayer EL CORREO, con planteamientos muy distintos. Hay distritos como Salburua y San Cristóbal donde se descartan de plano. Otros, sin embargo, empiezan la cuenta atrás, como Arana y Judimendi, cuyas celebraciones están previstas para finales de junio. En lo que sí coinciden es en que será una agenda más modesta que otros años: «Los grandes gastos de seguridad y protocolo anticovid merman mucho el presupuesto», apuntan una decena de ellos.
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La maquinaria festiva comenzó a engranarse el jueves, en la reunión entre representantes municipales y los diferentes barrios. El Ayuntamiento les trasladó el protocolo para llevar a cabo estos actos festivos. Marcó algunas líneas rojas, como la prohibición de las verbenas y kalejiras para evitar aglomeraciones. ¿Y el resto de actividades? Tocará estudiarlas individualmente, aunque el departamento de Espacio Público ha abierto la mano a, por ejemplo, txosnas y barracas. Ayer, el Ayuntamiento aún no había recibido ninguna solicitud y parece que pocas comisiones apostarán por esta oferta. Entre las primeras fiestas, por el momento, solo Aranbizkarra pretende instalar txosnas. Tendrá que hacerlo tras el visto bueno municipal y cumpliendo los requisitos del Gobierno vasco para cualquier establecimiento hostelero en el momento de su celebración. Mientras, en Ipar-Arriaga se desmarcan de los demás y quieren instalar barracas en junio. El barrio está pendiente de la reunión entre el Ayuntamiento y la Asociación de Feriantes de Álava que se celebrará el miércoles. «Solicitaremos la exención de las tasas municipales, como ya hizo el Ayuntamiento con la de veladores», adelanta su presidente Ángel Lamelas, implicado a la vez en el colectivo vecinal y en el feriante. Sin embargo, la gran apuesta en la mayoría de barrios es la música en directo. El Consistorio ve con buenos ojos celebrar conciertos siempre que sea con medidas similares a las implantadas en el Iradier Arena. Es decir, con público sentado respetando la distancia de seguridad y mascarilla. En Arana y Judimendi, los barrios que estrenan este atípico calendario festivo, tendrán actuaciones, a falta del beneplácito de la autoridad. En todas las demás actividades que generen dudas de seguridad, el Ayuntamiento «les ayudará a adaptarlas».
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Donde puede haber novedades es en el horario de cese de los festejos. En la reunión del jueves, el Ayuntamiento marcó como máxima las diez de la noche, cuando echan el cierran los espectáculos y la hostelería, condiciones que podrían cambiar si el Gobierno vasco anunciase una ampliación la próxima semana en el LABI. También el Gabinete Urtaran podría rectificar con respecto a la polémica doble valla que se quiere imponer para delimitar espectáculos y barracas. «No es una decisión en firme que se vaya a aplicar en todas las fiestas. Este criterio no es de ahora, ya se pautó en el plan municipal contra el Covid», deslizan fuentes del Ayuntamiento.
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¿Y qué opinan los expertos? «Hay que apostar por las actividades al aire libre sin aglomeraciones, porque así se producen muy pocos contagios. No hay prácticamente riesgo de foco. Como mucho, algún infectado puntual. Las propuestas abordadas son acordes a la situación actual», aprueba Ugo Mayor, investigador de Ikerbasque. Y apuntala con un aviso: «Es verdad que necesitamos un respiro. Pero no hay que olvidar que estamos ante un escenario cambiante. Con el actual número de vacunados podría darse un nuevo repunte, aunque menos letal. Cautela», reclama.
Las fiestas de los barrios, al menos de momento, no afectan al horizonte de La Blanca. «Una vez que finalice KaldeArte, centraremos los esfuerzos en la preparación de La Blanca. En junio esperamos poder concretar», deslizan fuentes del Departamento de Cultura. Hace unas semanas, la concejala Estíbaliz Canto insistía en que este año será un término medio entre 2019 y 2020 después de avanzar en febrero que no habría grandes conciertos ni actos masificados. Queda abierta, eso sí, una pequeña puerta a que haya eventos con control de aforo.
Abetxuko. Las de Abetxuko, que se celebran entre finales de abril y principios de mayo, siempre inauguran el calendario festivo. Por aquellas fechas, dicen, «ni nos lo planteamos» dada la evolución de la pandemia. Solo se mantuvo la ofrenda floral a los blusas. Ya miran, eso sí, hacia San Miguel, en septiembre, cuando esperan poder contar con conciertos -el famoso Mikelin- y exhibiciones.
Arana. Las primeras en llegar. Serán los días 4, 5 y 6 de junio. Huyen de la palabra 'fiesta' por «miedo» y hablan de «semana cultural». Pretenden llevar a cabo tres conciertos, varias charlas, talleres de swing, unas jotas navarras... Están a la espera de abordar con el Ayuntamiento la fecha y lugar donde celebrar la comida popular. No habrá txosnas ni actividades más allá de las 19.00 horas.
Txagorritxu. A pesar de que la reunión entre vecinos y Ayuntamiento se celebró este jueves, Txagoko Jaia publicó hace una semana el cartel de sus fiestas, con actividades salpicadas entre el 18 de mayo y el 11 de junio. En él hay algunas fechas sin concretar, aunque aparecen actividades como talleres, charlas sobre okupación, un curso de kick boxing y un campeonato de póquer.
Judimendi, La víspera de San Juan marcará el inicio de unas fiestas que finalizarán el 27 de junio. La propuesta engloba actividades como un mercado, cine al aire libre y conciertos en el CEIP Judimendi. La hoguera del día 23, un clásico, será de pequeño formato para evitar «concentraciones». Descartan, por el momento, txosnas. Lo que seguro no habrá son barracas.
Ipar-Arriaga. Previstas entre el 24 y 27 de junio, por San Juan. La asociación de vecinos ha elaborado un extenso listado de propuestas para que sean analizadas por el Ayuntamiento. Talleres infantiles, juegos, concursos, música en directo, pasacalles... No habrá ni fiesta de la espuma ni chupinazo ante la negativa del Consistorio, pero sí barracas.
Aranbizkarra. El grueso se celebrará los días 25, 26 y 27 de junio, aunque habrá más actividades durante toda la semana. Las txosnas serán tipo terraza, bajo la misma normativa que la hostelería. Si es posible, también se desarrollará la clásica Bajada del Patato, teatro infantil en euskera, una comida popular, actuaciones de varias txarangas...
Salburua. Uno de los barrios más jóvenes de la ciudad prefiere apostar por una bateria de actividades a lo largo de verano en lugar de celebrar las fiestas en junio, que tendrán que esperar a 2022. De momento, está en «proceso de producción». La idea es hacer actividades como talleres infantiles o cine al aire libre a lo largo de julio y agosto.
San Cristóbal. La asociación de vecinos esperará al año que viene para elaborar una fiestas que suelen celebrarse en torno al 10 de julio, cuando se realiza la bendición al patrón del barrio. Es lo único en pie para 2021, organizado por la parroquia. «Apoyamos a aquellos que las celebran, pero a nosotros no nos trae a cuenta», explica su portavoz Begoña Seco.
Zabalgana. Al colectivo Zabalgana Batuz le toca echar cuentas para saber si sale rentable montar una txosna, organizar conciertos... La comisión de fiestas aclara que «seguro que algo se celebrará», pero consideran a las barracas su «piedra angular». «Sin ellas perdería mucho». Estos días trabajan para que se celebren en el mes de julio, la fecha habitual.
Adurza. Aunque no haya cerrado nada al 100%, tendrán lugar del 4 al 10 de julio. Dan por hecho que se podrán hacer cuentacuentos, pequeños talleres... Y esperan luz verde para algunos conciertosmusicales. No habrá barracas ni txosnas, aunque sí una especie de juego del pasaporte para potear por los bares del barrio.
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