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Hace quince años que Said Labiad, original de Marruecos, se asentó en Vitoria. Trabajar, estar con su familia y otros colegas de su país de ... nacimiento era lo que marcaba su ocio. Algo cambió hace poco más de tres meses. En plenas vacaciones navideñas asistió por primera vez junto a su mujer Loubna L-Ghoul y sus hijos Arwa, Siad e Imran a una representación infantil en el polideportivo Mendizorroza. «Nunca antes habíamos ido al teatro», reconocen.
Tampoco lo hicieron solos. Se rodearon de otra familia para la que este plan resultaba habitual: la vitoriana formada por Daniel Pérez y Zuriñe Arrue, cuya hija Malen, de 2 años, comparte aula en Adurza con el pequeño Siad.
Esa nueva experiencia, desconocida para unos hasta la fecha y que tiene que ver con las tradiciones y la vida cultural de la capital alavesa, la descubrieron en el marco de la iniciativa Familia Laguna, que este curso se ha puesto en marcha en Álava, en la ikastola Adurtza, por petición de la escuela, tras una década de andadura en Gipuzkoa.
Este programa, de acompañamiento intercultural, vincula a familias extranjeras –recién llegadas o con una trayectoria consolidada en el territorio– con otras locales que tengan txikis de la misma edad para «facilitar la integración» de los migrantes y «devolver al otro una mirada intercultural», explican desde la Fundación Adsis, promotores en la provincia del proyecto.
Zuriñe Arrue
Familia local
Quienes complementan a Said, Loubna y sus 'peques' son, claro, Daniel, Zuriñe y Malen. Ellos, junto a otras 17 familias de la escuela de hasta tercero de primaria que también se han sumado de forma voluntaria a estos encuentros, han podido, entre otros planes, acudir a los talleres para niños que se organizan en el museo Artium, animar desde la gradas a los jugadores del Alavés o tratar de mejorar su euskera en el espacio de reciente creación Izkaskun Arrue Kulturgunea (IAK).
Con ese idioma, «vamos poco a poco, con las palabras básicas», apunta risueña Loubna, mientras su hijo mayor Imran, de 8 años, le tiende la mano para enseñarle. Porque «yo sé mucho», asegura con una sonrisa pícara.
Entre el grupo se nota complicidad. Y, aunque esa conexión precisamente sea lo más difícil de generar, han conseguido hacer ese esperado 'match'. «Igual los planes para los que nos juntamos pueden parecer muy simples, pero compartir con el otro resulta enriquecedor», expresa Zuriñe. «A mí me ha abierto mucho la mente», traslada Said.
Said Labiad
Familia extranjera
Ambos se apuntaron a este plan junto a sus parejas «por probar». Pero, «la idea es que esta relación pueda sostenerse en el tiempo», ya que, en su caso, sus niños están comenzando la primera etapa de infantil y todavía «el vínculo no está fortalecido», coinciden. Por eso mismo, «es mejor empezar cuanto más pequeños sean», sostienen desde Adsis.
Con la intención de construir lazos más sólidos también acuden de forma puntual a actividades con el resto de familias, que proceden de países tan diversos como Colombia, Venezuela, Brasil, Guinea Conakry, Pakistán o Argentina; países y culturas que, en muchos casos, resultan ajenas.
«Compartimos ciudad, pero vamos cada uno por nuestro lado. Queríamos romper con eso, y nos motivó que nos pusieran en contacto con aitas de la misma clase de nuestra hija», apunta Daniel. Así, en el día a día, «interacciones que podían haberse quedado en un 'kaixo' o un 'agur' se han convertido en una amistad. Hemos ampliado los círculos», añade Zuriñe.
Fundación Adsis
Promotores del proyecto
Para los próximos meses, tienen fichado el rocódromo de Hegoalde donde juntarán la pasión de Zuriñe y Daniel por la escalada con la valentía de Said, que es empleado en una empresa de trabajos verticales.
Además, «también hablamos de lo que nos preocupa, como la fusión que Educación prepara con San Ignacio. Nos ayudamos a resolver dudas y lo hacemos porque hemos estado predispuestos a abrirnos al otro. Eso es lo más importante», reflexiona Loubna.
La red de 'familias amigas' alavesas se ampliará el próximo curso 2025/26 en Vitoria. La ikastola Ramón Bajo, ubicada en el Casco Viejo, también pondrá en marcha este programa que busca facilitar la integración entre vitorianos e inmigrantes desde las comunidades escolares. En este caso, lo hará por petición de los padres del centro que, tras descubrir el modelo instaurado en la ikastola Adurtza –cuya continuidad se estudiará tras realizar un «seguimiento» con los tutores de cada etapa–, se pusieron en contacto con la Fundación Adsis, promotora del proyecto en el territorio, para conseguir acercarlo a la escuela de sus hijos.
Un origen similar se dio en Gipuzkoa en 2014. En aquel momento, fue un grupo de madres las que quisieron armar distintas actividades entre las familias para «lograr una relación intercultural» entre ellas, según detallan los impulsores de la iniciativa en la provincia vecina, la cooperativa Elkarrekin.
Ese piloto se probó por primera vez en el centro público Aitor Ikastola y en la actualidad, por el «éxito» cosechado, ya se ha conseguido llegar a más de 200 familias repartidas entre 18 colegios guipuzcoanos: ocho se ubican en San Sebastián, seis en Rentería, tres en Andoáin y uno en Irún. En esos casos, los planes están financiados por los Ayuntamientos.
«Los resultados son positivos y ponen de manifiesto una mejor convivencia cultural en la comunidad escolar, así como en la adaptación de las familias, sobre todo de las recién llegadas al municipio de residencia», apuntan desde Elkarrekin, que inciden en que esto previene «actitudes racistas». Por su parte, Bizkaia prueba este año la experiencia en el colegio Arangoiti de Bilbao, con la asociación educativa Aldaika.
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