Vitoria no quiere más palomas. El Ayuntamiento de Vitoria ha activado dos medidas para comenzar a «reducir» la población de aves urbanas, que superan los umbrales «aceptables» en algunos puntos concretos del municipio. Las acciones irán dirigidas a la esterilización de ejemplares y a realizar ... capturas «selectivas» en las áreas más afectadas de la capital alavesa, entre las que se encuentran el Casco Medieval, Zaramaga, Lovaina, Aranbizkarra y Lakua-Arriaga.
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El servicio de Salud Pública colocará dos dispensadores en lo alto de la Catedral Nueva y en el tejado de otro edificio de San Prudencio. Primero lo hará sólo con maíz, para controlar la cantidad que consumen las palomas a través de un sistema de vídeo. Esa prueba permitirá después calcular la dosis necesaria para aplicar el producto químico. En caso de que su eficacia se demuestre, el Ayuntamiento lo aplicará en otros puntos de la ciudad. Las capturas, mientras tanto, se realizarán con jaulas en los puntos de «alta densidad» de palomas, según ha explicado la concejala Livia López (PNV).
El Ayuntamiento, no obstante, considera que la ciudadanía puede jugar un papel determinante en la reducción del número de palomas, que no desborda los niveles críticos de salubridad en todo el término municipal, pero sí en algunos barrios, con más de 500 ejemplares por kilómetro cuadrado. El Gabinete Urtaran ha solicitado que los vitorianos dejen de dar de comer a las aves porque «no lo necesitan». «Se alimentan de forma natural con semillas», señalan desde el servicio de Salud Pública, que insisten en que proveerles de pan y maíz multiplica las puestas y «no suele ser saludable».
De forma paralela, el Consistorio solicita elevar la atención a la hora de cerrar las bolsas de basura, recoger los alimentos que se pueden caer o dejar en una terraza y otras situaciones similares. Además, considera necesario colocar «obstáculos» en los diferentes edificios particulares para evitar que se «posen con facilidad». En este sentido, el Ayuntamiento ha recordado que una ordenanza ya prohíbe la alimentación de palomas, y que recoge una sanción de hasta 750 euros.
«La presencia de palomas es síntoma de que somos una ciudad saludable, pero una sobrepoblación tiene unos problemas sobre los que tenemos que trabajar, como molestias e insalubridades por acumulación de excrementos, que producen daños sobre patrimonio arquitectónico por ser corrosivos. También pueden transmitir enfermedades en casos concretos», subraya la directora de Salud Pública, Ana Bazterrica.
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Por otra parte, el Ayuntamiento repartirá folletos informativos a pie de calle, promoverá charlas en los centros Bizan (antiguos socioculturales) y dos centros educativos, y colocará señales que recuerden la prohibición de alimentar a las palomas en una decena de parques y jardines de la ciudad. De cara a un plazo más largo, el Gabinete Urtaran licitará un contrato para elaborar un censo regular de palomas. Y es que según el equipo de gobierno, los efectos de la reducción de la población de las aves urbanas suelen percibirse en un plazo de «seis a siete años».
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