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Iñigo Crespo
Jueves, 7 de mayo 2020, 00:17
Hasta en cinco ocasiones repitió Gorka Urtaran que «ahora es el momento de apostar por Vitoria». El mensaje quedó claro, casi como un mantra, en una de las intervenciones con más contenido del alcalde de la capital alavesa desde el inicio de la presente ... legislatura. El regidor anticipó el modelo de ciudad que quedará tras la pandemia: será más espaciosa, solidaria con las ayudas sociales y sostenible una vez que supere la actual crisis. La clave para lograrlo, sin embargo, se encuentra todavía en este impás, en pleno proceso de recuperar la normalidad. Será ahora cuando la ciudad marque el pulso que tendrá al salir de la actual emergencia sanitaria y económica, y así lo remarcó el alcalde.
Pero de lo que no cabe duda es de que Vitoria sufrirá una transformación en su modelo y sus hábitos en los próximos meses, lo que incluso ha llevado al equipo de gobierno local a acelerar a algunos planes a largo plazo. El mayor espacio que se le concederá al peatón y a la bicicleta con el ensanchamiento de varias aceras en el centro, la ampliación de las terrazas para mantener su aforo, la creación de bidegorris hasta los polígonos industriales, la reconversión de la residencia San Prudencio en viviendas comunitarias y la dotación de 10 millones de euros para que «nadie se quede atrás» fueron algunos de los anuncios que realizó Urtaran para el futuro inmediato.
Declaraciones de intenciones para la ciudad que viene. De hecho, el alcalde subrayó que las actuales modificaciones de calles están basadas en el Plan de Movilidad, de modo que no dejan de ser un ensayo para la Vitoria que saldrá de la pandemia.
Las medidas, de forma más directa o indirecta, cuentan con el indicador común del Covid-19, que acumula 3.500 contagios detectados desde el inicio de la epidemia en Vitoria, de los que 14 se encuentran hospitalizados, y 340 fallecidos a nivel provincial. Esta factura sanitaria ha obligado a decenas de países a encerrarse y a buen seguro moldeará el diseño de las futuras ciudades, incluida la capital alavesa.
Los momentos de mayor adversidad e incertidumbre son también los más reveladores sobre las prioridades. Y no solo por la decisión de mantener «intacto» el presupuesto en Salud Pública, Políticas Sociales y Promoción Económica, sino por las inversiones que, a priori, esquivarán la tijera en las cuentas municipales. La implantación del Bus Eléctrico Inteligente (BEI), la rehabilitación del barrio de Coronación y el Casco Medieval, y la transición hacia la economía verde, a las que Urtaran se refirió de forma expresa, mantendrán un lugar estratégico y privilegiado en el rediseño presupuestario.
Las intervenciones inmediatas han conducido al Ayuntamiento a actuar en media docena de calles de la zona centro de la ciudad, permitir la circulación en un solo sentido en el Anillo Verde y realizar un seguimiento de la pandemia con el análisis de las aguas residuales de Crispijana. La prevención ante futuros escenarios adversos, sin embargo, obligará a la sociedad a extremar aún más la precaución. «Las distancias sociales son fundamentales para evitar el repunte de los contagios. La ciudadanía se está comportando de forma ejemplar, pero también es cierto que se han producido aglomeraciones que no respetan el distanciamiento de dos metros. Debemos actuar en nuestro espacio público para que sea más seguro y amable», dijo Urtaran.
Para superar el golpe económico, no obstante, el alcalde pidió una apuesta decidida y un mayor consumo local. «El Ayuntamiento no puede resolverlo todo. Que nadie espere que sea el único que intervenga». De esta forma pidió Urtaran el «esfuerzo colectivo» de los vitorianos, que a corto plazo se traduce en activar el consumo para que el tejido económico se resienta lo menos posible durante el desconfinamiento. «De esta crisis, también económica, saldremos si todos ponemos nuestro granito de arena», afirmó Urtaran.
El regidor, en este sentido, solicitó a la ciudad que vuelque sus esfuerzos en dirigir la mirada hacia la hostelería, el comercio y las empresas que operan en la capital alavesa para minimizar al máximo el reverso económico de la crisis. Ese será, según sus propias palabras, el principal salvavidas de los sectores más azotados. «El incentivo no vendrá desde la fiscalidad, sino desde el consumo», sentenció el alcalde, con lo que zanjó la exigencia de exención fiscal que realizaron los hosteleros días atrás.
De momento, aunque la factura económica está todavía por concretar, superará los 40 millones de euros según los cálculos del departamento de Hacienda. El dato no deja de ser un reflejo minúsculo de la sociedad, que se enfrenta a un paro cercano al 20% a nivel nacional y a una caída del PIB de entorno a un 10%. El ajuste detendrá el tiempo de algunas inversiones de calado en Vitoria, sobre todo las destinadas a grandes equipamientos para espectáculos.
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