Un obispo, cualquier sacerdote en realidad, está más que acostumbrado a pontificar desde el altar, a desgranar su discurso ante sus fieles. No resulta tan habitual es que se someta a preguntas. Ese es el espíritu de 'Conversaciones en la Catedral', una cita con la ... que el obispo de Vitoria, Juan Carlos Elizalde buscaba «acercar a la ciudadanía en general las cuestiones más actuales e importantes desde una perspectiva cristiana» y que en la tarde de ayer congregó a unas 600 personas en la Catedral Nueva
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En anteriores ediciones de la iniciativa (la de ayer fue la tercera), Elizalde se sometía a las preguntas directas de los fieles. En esta ocasión, el formato contó con el veterano periodista Manuel Campo Vidal, expresidente de la Academia de la Televisión y el encargado de realizar los primeros debates electorales. Con él, el obispo mantuvo una conversación de más de una hora en la que charlaron (sobre todo) de lo divino pero (también) de lo humano.
«En la iglesia no tenemos nada que ocultar, pero mucho que mejorar», comenzó reconociendo el prelado, que abordó temas como el auge de la iglesia evangélica en América Latina, ensalzó la labor del Papa Francisco y mostró su preocupación sobre la desafección «de nuestros jóvenes con la iglesia». «Están a la deriva, tienen un corazón que no les cabe en el pecho, pero los veo muy indefensos, con una afectividad muy vulnerable y no les ponemos límites en cuanto a la bebida, las drogas o el sexo sin criterio, sin filtro ni control», destacó Elizalde.
«Depurado responsabilidades»
Interpelado por la respuesta que la iglesia ha dado a los casos de abusos sexuales a menores por parte de religiosos, el prelado defendió que «cualquier denuncia que se recibe se atiende, estamos colaborando con total transparencia. No hay ningún tipo de ocultación ni se dan traslados (de religiosos acusados de pederastia) como en otras épocas se pudo hacer y se han depurado responsabilidades».
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En concreto, Elizalde no obvió que en la Dióceis de Vitoria «hemos tenido denuncias y hemos actuado, las hemos tramitado a través de las órdenes religiosas» y, preguntado directamente sobre la posible existencia de archivos secretos con denuncias de casos de abusos (como sí se han detectado en otras diócesis durante la auditoría que está realizando el despacho de abogados Cremades y Calvo-Sotelo), el obispo aseguró que «aquí no se ha dado eso».
El obispo mostró su preocupación sobre la trata de seres humanos -él preside el departamento de Trata de la Conferencia Episcopal- y aseguró que «en la iglesia no hay una uniformidad en el sentir político, los obispos somos muy variados,pero en lo que estamos de acuerdo es en la línea roja que marca la legislación antivida», remachó, en una referencia para nada velada sobre la reforma de la ley del aborto.
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