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Volverá a retumbar en las calles de Vitoria ese «tres de Marzo, nosotros no olvidamos» en memoria de Pedro María Ocio, Francisco Aznar, Romualdo Barroso, José Castillo y Bienvenido Pereda, asesinados por la Policía Armada tal día como hoy de hace 47 años. A partir ... de las seis de la tarde se corearán consignas, se leerán manifiestos... A eso, a recuerdo nítido y rabia sorda, suenan todos los 3 de Marzo, una fecha cargada de un enorme simbolismo para los vitorianos que este año llega precedida de continuas interferencias políticas que solo se entienden en la amplitud de onda electoral. Han sido días estos de ruido. De mucho ruido.
Dos semanas atrás, parecía imposible llegar hasta aquí, hasta esta jornada, con el ansiadoMemorial del 3 de Marzo encauzado tras dos años de retrasos, plazos incumplidos de forma constante y con la relación entre las instituciones vascas y las asociaciones de víctimas tremendamente erosionada. Pero pasó. Es cierto que el Obispado, que cederá la iglesia de San Francisco de Asís como sede del futuro centro, todavía no ha firmado nada y, por tanto, la fundación que gestionará el proyecto todavía no se ha materializado, pero lo cierto es que, contra todo pronóstico, los carriles están ya dispuestos para llegar al 50 aniversario de los terribles sucesos con el Memorial inaugurado. Aunque ya nadie se quiere comprometer ni siquiera a avanzar plazos, ese parece ser el objetivo.
Este momento, «de acuerdo amplio», como se han felicitado estos días en sus intervenciones tanto el diputado general, Ramiro González, como el portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria, lo lleva buscado el PNV con especial ahínco desde hace meses. Antes de ser confirmada como candidata jeltzale a la alcaldía de Vitoria, Beatriz Artolzabal buscó y rebuscó el consenso con las asociaciones para dejar atados y bien atados los estatutos del Memorial. No lo consiguió. «Giros inesperados de guión» y cambios en el último minuto de documentos que llevaban un año pactado generaron un clima de enorme desconfianza entre las asociaciones de víctimas, que llegaron a levantarse de la mesa.
Y cuando más lejos parecía el acuerdo, cuando las negociaciones parecían encasquilladas, un par de declaraciones desde el Gobierno central lo precipitó todo. En una visita al barrio de Zaramaga, el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, avanzó su deseo de entrar en el patronato del futuro centro. Poco después, el delegado del Gobierno, Denis Itxaso, confirmó esa aspiración. A partir de ahí, todo se reactivó.
De la noche a la mañana, las instituciones vascas dieron el acuerdo por hecho. Eso sí, deslizando que no contaban con el Gobierno central para dar los primeros pasos del Memorial. Sotto voce, el rechazo a que Madrid se siente a la mesa del patronato –que, tal y como ya adelantó en su día este diario contará con 16 miembros y reservará una vicepresidencia honorífica para las víctimas– era más que evidente, pero solo las asociaciones lo evidenciaron alto y bien claro. «En ningún caso vamos a compartir espacio con el Gobierno español», adelantaron.
Ofrendas A partir de las 9.00 horas, sindicatos, partidos e instituciones homenajearán (por separado) a los fallecidos en el monolito de Zaramaga.
Manifestación A las 18.00 horas. Partirá desde el entorno de la parroquia de San Francisco de Asís y está convocada por los sindicatos ELA, LAB, ESK, Steilas y la asociación de víctimas Martxoak 3. Al finalizar, en la Plaza de los Fueros, la banda vitoriana Mice, con la vocalista Miren Narbaiza interpretará el tema 'Sugeak gara' que ha compuesto en homenaje a las mujeres que participaron en las huelgas de 1976 en Vitoria.
Con el asunto sobre el centro de refugiados de Arana todavía por cicatrizar, nadie en el PNV se había atrevido a expresar sus reservas con tal contundencia hasta que, preguntado al respecto, el alcalde, Gorka Urtaran dijo durante una entrevista en la radio pública que antes de entrar en el Memorial «el Estado tiene que pedir perdón» y reconocer que lo ocurrido el 3 de marzo de 1976 fue «injustificado e injustificable». Se lió. El delegado del Gobierno, Denis Itxaso, no tardó en responderle. «El Estado democrático que surge de la Constitución de 1978 no es heredero en modo alguno del régimen franquista que agonizaba en marzo de 1976», ilustró el socialista que acusó al regidor «de manipular la Historia».
En esas, EH Bildu no quiso quedarse al margen y el miércoles pidió en el Congreso, a sabiendas de que no tiene ningún viso de prosperar, una comisión de investigación para que se esclarezca «el grado de conocimiento y responsabilidad del Gobierno español» en los asesinatos de 1976 que hoy toca recordar en las calles de Vitoria.
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