Cámaras contra las carreras ilegales. El Ayuntamiento de Vitoria confirmó ayer que comprará nuevos dispositivos de videovigilancia como principal herramienta para «disuadir» a los participantes de esta peligrosa práctica, que el pasado día 13 se cobró la vida de Cristian e Izaro, dos jóvenes espectadores que fueron arrollados por uno de los competidores en Júndiz. Se trata de la medida en la que más confía el departamento de Seguridad municipal, aunque estudia posibles soluciones complementarias, como la colocación de badenes y resaltos en las principales avenidas del polígono industrial.
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Y es que la instalación de los sistemas de videovigilancia tiene sus desventajas porque no será inmediata, sino que tardará «unos meses». La demora se debe, principalmente, a la necesidad de sacar a concurso la compra de las cámaras, seleccionar la oferta y llevar a cabo la instalación. Lo más probable, en cualquier caso, es que el proceso de contratación se lleve a cabo a lo largo de este año.
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En este sentido, como posible solución de emergencia, el Ayuntamiento no descarta reubicar una de las cámaras recién adquiridas para el centro de la ciudad y el Casco Medieval e instalarla en Júndiz. Sin embargo, se trata de dispositivos más avanzados, con inteligencia artificial, y existe un contrato en el que se recoge su ubicación prevista, lo que a priori complica esta alternativa.
La selección de las cámaras como principal recurso no sorprende por las últimas apuestas que ha realizado el Ayuntamiento, que confía en desplegar dispositivos inteligentes a lo largo de la ciudad hasta alcanzar el centenar en los próximos años. De hecho, una de las cámaras situadas junto a una gasolinera resultó determinante para identificar al segundo conductor de la carrera. Además, la opción de los badenes tiene la desventaja de que «perjudica a quienes utilizan la vía durante el día».
En cualquier caso, Gurtubai recordó que «la medida fundamental» para evitar las carreras ilegales u otras quedadas similares pasa por que «las personas que participan sean conscientes de que esta actividad es tremendamente peligrosa, y a veces se convierte en una tragedia». «Que no se pongan en peligro, porque el resto de medidas son evitables. Podemos poner cámaras y lo vamos a hacer, pero no podríamos evitar que vayan a otro lugar», concluye el edil.
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En el trágico episodio de la madrugada del 13 de enero, de hecho, los participantes lograron burlar la vigilancia policial. Los agentes permanecieron más de dos horas en el lugar (desde las 23.00 hasta cerca de las 1.30), donde cerca de 50 vehículos se dieron cita. Sin embargo, una vez que el polígono se vació, un conductor regresó y avisó por Telegram de que la Policía Local ya se había marchado. Regresaron entre ocho y diez coches. El accidente mortal se produjo en torno a las 2.00 horas.
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