Vitoria, la ciudad de los auditorios fallidos

Una 'caja mágica' que incluía una sala sinfónica para 1.480 butacas, otra de cámara para 506, un restaurante panorámico y un gran vestíbulo conformaban el contenido de este fallido proyecto. Este complejo de 24,5 metros de altura, tocado con una especie de árbol artificial a modo de umbráculo diseñado a mano alzada y con piel de cristal color plata, tenía un presupuesto de 77 millones de euros, incluido el equipamiento, los honorarios del arquitecto y el IVA.

La iniciativa, impulsada por el gobierno popular de Alfonso Alonso, dio sus primeros pasos en 2001, cuando por primera vez se reservó en las cuentas municipales una partida de 100 millones de pesetas que se utilizarían para encargar los planes de redacción técnica y de urbanización de la parcela. Un año después, en 2002, se encargó el diseño del denominado Palacio de la Música y las Artes Escénicas al arquitecto cántabro Navarro Baldeweg.

Sin embargo, su coste y su ubicación no convencían a la oposición. Ni siquiera al PSOE, que hasta 2003 había apoyado a un PP en minoría en sus presupuestos. Así, en 2004 el proyecto se estancó por la falta de acuerdo entre los partidos para realizar el cambio de ordenación urbana que requería dicha parcela y, en junio de 2005, la unión de PNV y PSE –con 15 concejales frente a los 9 del PP– tumbó un auditorio que sólo habrían apoyado de haberse edificado en Lakua.

Sin embargo, socialistas y jeltzales se aliaron más tarde para idear un equipamiento cultural mucho mayor que su antecesor, bautizado como BAI Center (B.A.I.C. Business & Arts International Center Vitoria- Gasteiz), y proyectado para la plaza de Euskaltzaindia, en Lakua. Este complejo se definió en la legislatura 2007-2011, con Patxi Lazcoz como alcalde, y el PP siempre lo rechazó con contundencia.

El recinto alcanzó un presupuesto estimado mucho mayor que el auditorio de La Senda, 156 millones sin IVA, si bien sus dimensiones también eran bastante más grandes. Y es que el BAIC, con el sello del arquitecto Mariano Bayón, se proyectó como un auditorio que alcanzaría «la excelencia acústica» y una sala de cámara. Para ello el Ayuntamiento contrató al prestigioso ingeniero japonés Yasuhisa Toyota.

No solo eso. El recinto incluiría igualmente un palacio de congresos con foso para orquesta y un escenario capaz de acoger musicales y, por último, una zona expositiva unida a un área de restauración. Las obras se iniciaron, pero las paralizó el nuevo alcalde del PP, Javier Maroto, que se comprometió a hacerlo en campaña «por no ajustarse a las prioridades de la ciudad y plantear una financiación basada en arruinar Vitoria con su deuda».