![Vitoria es la capital más restrictiva del entorno para ampliar terrazas y usarlas en invierno](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202009/20/media/cortadas/vitoria-capital-kaRE-U120220712169pNE-1248x770@El%20Correo.jpg)
![Vitoria es la capital más restrictiva del entorno para ampliar terrazas y usarlas en invierno](https://s1.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202009/20/media/cortadas/vitoria-capital-kaRE-U120220712169pNE-1248x770@El%20Correo.jpg)
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En Pamplona, las terrazas se pueden ubicar en la calzada y se quita para ello espacio a los aparcamientos; en Vitoria, no. En San Sebastián, un local puede ocupar con sus mesas el doble del espacio que mide su fachada; en Vitoria, no. En ... Logroño, las terrazas calefactadas para dar servicio en invierno no solo están autorizadas, sino que son moneda de uso común; en Vitoria, no. Los hosteleros de la capital alavesa solo ven una traba tras otra cuando, por cuestiones que atañen a la «supervivencia» de su negocio, han repasado estos días la ordenanza que regula la ocupación de espacio público con mesas y sillas, la única opción de sacar algún rendimiento económico a su actividad en esta época de pandemia y de restricciones.
No les falta razón. EL CORREO ha contrastado las normativas de Bilbao, San Sebastián, Pamplona y Logroño, las capitales del entorno, todas con un clima similar. Y, en muchos aspectos fundamentales, resultan más laxas que las que rigen en la capital alavesa. «No solo eso», certifica el vicepresidente de la patronal SEA Hostelería, Juan Carlos Antolín. «Aquí somos también muy reacios a los cambios. Cuesta mucho introducir novedades y parece que solo cuando funcionan en otros sitios se plantean para Vitoria». ¿Qué necesitan los hosteleros en este año en el que sus cajas han caído un 50% y muchos no han podido aguantar siquiera los meses de verano? Básicamente, poder trabajar en la calle en invierno, para lo que se requiere «flexibilizar» la normativa en el apartado de veladores cubiertos, poder acondicionarlos para servir cenas -«no solo cafés y vinos, con eso no las podemos hacer rentables», dice el sector-. Esto requiere calefactarlas y poder aprovechar al máximo el espacio de forma razonable. Y, desde luego, sentirse más libres de la presión administrativa. La rigidez vitoriana también se expresa en detalles como que, tras la desescalada y mientras muchos locales bajaban la persiana por las grandes pérdidas ecómicas derivadas del confimamiento, el Ayuntamiento tramitó 60 multas contra bares y cafeterías por carecer de licencia o exceder el espacio de la terraza.
Cualquiera que se haya desplazado este verano del Covid a otras ciudades del norte lo habrá visto con sus ojos. Cada vez es más normal que los ayuntamientos habiliten como espacio para terrazas, especialmente en calles con aceras estrechas, el hueco dedicado antes a aparcar los coches. Es algo muy extendido en Europa y cada vez más en el entorno de la capital alavesa. En Pamplona está recogido en la ordenanza, bajo autorización municipal, «desde hace ocho años», apunta Nacho Calvo, el secretario general de la asociación de hosteleros de Navarra. Calles próximas a la plaza de toros o a El Corte Inglés fueron de las primeras en sacar mesas y sillas al asfalto en Pamplona. En Biarritz, en el País Vasco Francés, la mayoría de sus zonas de atracción hostelera se artícula de esta manera y en Bilbao y Logroño son cada vez más habituales. En Vitoria son 'rara avis'. Solo se permiten en calles peatonalizadas, como ocurre desde hace solo unos días en San Antonio. Allí, el PerretxiCo ha sido el local que ha estrenado esta posibilidad. Su dueño, Josean Merino, lleva un tiempo con locales en Madrid -ya gestiona tres- y puede comparar la experiencia. «Allí nos han permitido instalar terrazas en lugares insospechados, que aquí nunca se plantearían», apunta. Y con la posibilidad de «vallarlas o poner un césped que haga el espacio atractivo. No es cuestión de poner una mesas y unas sillas».
Un segundo apartado en el que los hosteleros creen que salen perdiendo en Vitoria respecto a lo que ocurre en el entorno es en el relativo a las terrazas cubiertas. «Hace años que venimos pidiendo la posibilidad de tener veladores cubiertos, algo fijo y estable, bonito, agradable, con diseño. ¡Pero en Vitoria no te dejan anclar nada al suelo, como si hubiera petróleo...!», refleja Merino. «Y aquí, durante ocho meses al año, el tiempo no es bueno y solo si tienes una terraza en condiciones la puedes aprovechar algo». En realidad, la ordenanza vitoriana sí permite los cerramientos de terrazas, pero con unas condiciones que, en muchos casos, hacen desistir al hostelero interesado. De entrada, efectivamente, no se pueden anclar al suelo. Deben ser, según la normativa, «fácilmente desmontables», lo que dificulta que un profesional apueste por estructuras estables y de cierta calidad urbanística. «Lo que permiten son para vinos y cafés. Los hosteleros no les podemos sacar el rendimiento y darles el valor para hacer un espacio atractivo donde el cliente pueda comer o cenar a gusto como si estuviera en el interior», remarca Antolín.
En las capitales del entorno es mucho más fácil calefactarlas, motivo por el que proliferan en Logroño, por ejemplo. En Vitoria se exige un modelo de calefactor de gas sujeto a una determinada directiva europea, certificado de homologación, contratos con empresa aseguradora y suministradora. En la capital riojana, como en Pamplona y San Sebastián, se permiten las estufas eléctricas que pueden estar de forma aislada o unidas a la estructura de fachadas y terrazas si requieren algún tipo de instalación. El hecho de poder disponer de casetas estables o climatizadas permitiría al sector utilizarlas no solo para el consumo de vinos, copas o cervezas, sino para plantearse un espacio de cenas o almuerzos con encanto para todo el año. En algunas capitales, las propias ordenanzas recogen que se pueden instalar mesas auxiliares para gestionar el servicio. Aquí, no.
La tercera pata en la que los hosteleros se sienten discriminados es en la extensión de las terrazas. Es cierto que en algunas áreas concretas, como la plaza de la Virgen Blanca, de España u otras similares, la autorización de veladores es generosa. Pero como norma en Vitoria solo se pueden poner en aceras que tengan más de 2,40 metros de ancho -un aspecto menos restrictivo que en el entorno- y con dos filas ocupando el espacio de la propia fachada del local. En San Sebastián pueden el doble, en Bilbao 1,5 veces la fachada y en Logroño el límite máximo es de 25 metros de veladores. En la capital alavesa es posible extenderse más allá de la fachada propia si los negocios aledaños lo autorizan por escrito, y dejando siempre paso libre para los posibles portales afectados.
La reducción de aforos en el interior de los establecimientos está siendo una losa pesada «y si las autoridades nos transmiten que es mejor evitar los sitios cerrados, pues fomentemos entonces lugares al aire libre donde poder consumir a gusto», zanjan los hosteleros consultados.
«Para introducir pequeños cambios que nos pueden ayudar, en muchas ocasiones solo se necesita voluntad». Y la pandemia del coronavirus «está cambiando nuestros hábitos con lo que también las administraciones deberían ser sensibles y adoptar medidas imaginativas para situaciones excepcionales como la que estamos viviendo» desde hace ya medio año. Antolín recuerda, por último, que «necesitamos que se agilicen los trámites burocráticos para resolver peticiones y licencias, sobre todo cuando ya se han hecho inversiones».
Mesas en la calzada
Tomarse una cerveza en una terraza en plena calzada, donde antes aparcaban los coches, es cada vez más habitual en Logroño o en Bilbao, pero Vitoria se resiste a dar ese salto. Sí que en la 'peatonalizada' calle San Antonio hay dos establecimientos hosteleros que han instalado recientemente las primeras terrazas. «Es un primer paso, pero hay que aumentar el número de mesas y sillas para poder hacer un bonito lugar de terraceo donde todos salgamos ganando», explica Josean Merino, dueño del PerretxiCo. Pamplona también lo permite. «Pero hay más ejemplos que estas ciudades del entorno porque también Salamanca o Zamora, además de Madrid, han apostado por colocar terrazas en el asfalto. Y según compañeros hosteleros de esos lugares, para muchos está siendo la tabla de salvación», señala Juan Carlos Antolín, vicepresidente de la patronal del sector en Álava. En San Sebastián, al igual que en Vitoria, no está contemplado «excepto en las calles peatonales», apunta Kino Martínez, secretario general de los hosteleros guipuzcoanos.
Ocupación de la acera
«La ocupación máxima de la instalación estará limitada como máximo por dos líneas de veladores por fachada de establecimiento hostelero». Es lo que dice la ordenanza municipal respecto a la dimensión que pueden tener las terrazas. De manera excepcional, el Ayuntamiento podrá autorizar otras ubicaciones por razones de interés público. Y si lo permiten los locales contiguos, los bares también podrían ocupar esa fachada vecina salvo que exista portal. La normativa de San Sebastián es más permisiva dado que concede a los negocios la posibilidad de duplicar ese espacio para terraza. Bilbao se sitúa a medio camino ya que autoriza al local hostelero a ampliar su terraza en un 50% por encima de la longitud de la fachada, pero en ningún caso se superarán los doce metros. En Logroño, en cambio, la ordenanza habla de que se debe ocupar «prioritariamente» el frente del establecimiento y «en ningún caso» invadir otra fachada. Pero concede una longitud máxima de 25 metros para la terraza de veladores.
Terrazas cerradas
Logroño es la ciudad en la que se fijan los hosteleros de Vitoria por los modelos de veladores con estufas que hay en los establecimientos del centro. Las terrazas que hay junto al teatro nos deberían servir de referencia», dicen en SEA-Hostelería. La capital riojana autoriza a calefactarlas e iluminarlas incluso con una conducción subterránea de la instalación y con tendido eléctrico aéreo. En Vitoria deben ser «fácilmente desmontables» y no se pueden anclar al suelo, «como si debajo hubiera petróleo», ironiza Josean Merino (PerretxiCo). Las estufas en Vitoria deben ser de gas y hay que cumplir tantas especificaciones técnicas que nadie las pone. En San Sebastián se autorizan estufas eléctricas instaladas bajo alguna cubierta o toldo y calefactores anclados a la estructura. Y en Pamplona apuesta por aparatos de bajo consumo, «fácilmente desmontables y portátiles». Si son estufas de alimentación eléctrica que requieren instalación, solo está permitida su colocación en la fachada del edificio o integrada en la estructura.
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