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El Gobierno Urtaran se ha visto obligado a emprender la búsqueda de un nuevo comisario tras la renuncia de José Antonio Vicho, que ocupaba este cargo 'de alta tensión' desde hace apenas 26 meses. Fue nombrado oficialmente el 15 de junio de 2016. Según ha sabido EL CORREO, su sorpresiva marcha -alegando «razones personales»- ya ha sido aceptada pese a quedar sólo ocho meses para las elecciones municipales. Los subcomisarios Marian Vidaurre y Luis Cid, quien ya ostentó el puesto en diversas etapas, parecen -por este orden-los sustitutos naturales. Pero no se descartan otros candidatos de última hora.
La decisión de Vicho ha generado revuelo tanto en la comisaría de Aguirrelanda como en el departamento de Seguridad Ciudadana, tradicionalmente uno de los más complejos de gobernar del Ayuntamiento vitoriano. Esta legislatura, sin ir más lejos, ha vivido una huelga de celo que castigó a los ciudadanos con más de 600.000 euros en multas.
Pero ha habido más quebraderos de cabeza para el jefe policial. Entre otros, la próxima OPE, que ha despertado suspicacias por un posible perjuicio a los candidatos vitorianos respecto a los de otras provincias vascas; o el estado del material de trabajo de la plantilla. Hace un par de semanas un agente necesitó varios puntos de sutura al rompérsele su bicicleta en plena ronda.
Vicho, cuyas dos etapas al frente de Aguirrelanda han coincidido con concejales socialistas en el área de Seguridad Ciudadana, ya se negó en un primer momento cuando le ofrecieron el puesto hace algo más de dos años. Al final, a regañadientes, aceptó el reto. Pero ha vivido una etapa muy convulsa. Por ejemplo, Vitoria figura en una investigación judicial a nivel nacional sobre el programa informático Gespol, el que se usa en Aguirrelanda. Un juzgado estudia un presunto amaño de contratos en una treintena de ayuntamientos en favor de la empresa que lo comercializa.
Según fuentes de toda solvencia, Vicho ya amagó con irse hace unos meses. «Pero al final no dio el paso», comparten estos medios. Y es que ha vivido varios desencuentros con la plantilla y con los sindicatos más influyentes en comisaría. De hecho, estos últimos exigieron su cese de manera formal en mayo. Entendieron que actuó de «mala fe» a la hora de poner en práctica los acuerdos pactados con el equipo de gobierno tras fumar la pipa de la paz por la huelga de celo. Aquella crisis se cerró con su salida de las conversaciones en favor del coordinador socialista, Víctor García Hidalgo.
«Aquello le dejó tocado anímicamente», relatan fuentes de Aguirrelanda. Habría que remontarse a 2010 para hallar una petición similar en Aguirrelanda. Ahora ha dicho 'basta'. Pasará a ocupar su plaza de subcomisario, donde ha destacado en materia de tráfico. Asimismo, durante su mandato, la Policía Local ha cerrado un novedoso acuerdo de colaboración con la Ertzaintza y también ha iniciado una profunda reestructuración.
Vicho es el quinto alto cargo que abandona el gobierno Urtaran. El primero fue Borja Belandia, el concejal multiusos. Fuentes internas del PNV lo achacaron a «varios desencuentros» con el alcalde. Cambió la plaza de España por Lanbide. Le siguieron quien fuera síndico, Martín Gartziandia. Luego el jefe de la Asesoría Jurídica Municipal, Jon Kepa Zarrabe. Este repóker lo cierra Fernando González Tapia, exjefe de bomberos.
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