Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Hay familias en las que las descalificaciones continuas, los ninguneos, las extorsiones y las agresiones físicas forman parte del día a día. Y no siempre entre adultos, o de padres a hijos. También existe violencia ejercida por parte de adolescentes hacia sus progenitores. La Policía ... Local registró un total de 29 casos en la capital alavesa el año pasado. Y el anterior, hasta un intento de homicidio. El fenómeno ha hecho saltar todas las alarmas y ha llevado a las instituciones públicas a poner su grano de arena para tratar de erradicar el problema. Vitoria anunció ayer su sexto programa para tratar la violencia filio-parental, unas sesiones de ayuda a adolescentes problemáticos en los que ya se han tratado a cerca de 40 casos.
La voz de alarma ha llegado incluso del Palacio de Justicia, a donde llegan solo los casos más graves, pero cada vez con mayor frecuencia. En su última memoria, la Fiscalía alertaba de las conductas que apreciaba en estos adolescentes conflictivos: «Una baja o nula capacidad de frustración», una «impulsividad elevada», o la total carencia de «herramientas para resolver sus conflictos por las vías adecuadas». Con este caldo de cultivo, cualquier incidente menor prende la mecha de un carácter que muchos padres se ven incapaces de dominar. Hasta que piden ayuda.
«Queremos que las familias sepan que no están solas, estamos recibiendo a personas que nunca habían hecho uso de los Servicios sociales y se dan cuenta de que aquí podemos ayudarles», explicó ayer Loli García, responsable del servicio municipal de Infancia y Familia. El programa que se aplica en Vitoria se basa en un enfoque «innovador», con sesiones grupales entre jóvenes por un lado, entre los adultos por otro y, finalmente, padres e hijos juntos. El sexto programa de este tipo se prepara para septiembre. El objetivo es evitar que los conflictos domésticos deriven en violencia física.
Desde marzo de 2017, cuando se implantó por primera vez, un total de 39 familias compuestas por 119 miembros se han sometido ya a una reflexión llena de autocrítica hacia la propia conducta, empatía hacia los demás y compromisos para el futuro. Han pasado por las sesiones 62 progenitores, 38 adolescentes conflictivos y 19 hermanos, que han colaborado para mejorar la situación en su hogar. El éxito del programa ha sido tal que ahora el Ayuntamiento ha editado el manual que ha hecho posible que estos adolescentes o jóvenes cambien la forma de relacionarse con sus padres. «Hemos detectado mucho interés por parte de otros municipios, así que hemos plasmado este trabajo en una publicación de referencia que pueda ser de ayuda a profesionales psicoterapeutas», señaló Peio López de Munain, concejal de Políticas Sociales, en una de sus últimas comparecencias antes de dejar la política con la llegada mañana de una nueva Corporación local.
¿Qué es lo que hace saltar la chispa de la violencia en los jóvenes? No hay causas concretas, pero la Fiscalía analiza que «a veces» basta «una simple mirada» para que el adolescente se encienda y «menoscabe la integridad física o haga valer su autoridad ante padres o hermanos». Según la experiencia judicial, los casos se reproducen entre jóvenes de entre 15 y 17 años que, además de violencia intrafamiliar, suelen ejercer conductas violentas o desafiantes frente a sus novias o parejas. Y los episodios no son aislados.
119 menores y progenitores han pasado ya por el Programa de intervención precoz de violencia filio parental, lo que supone un total de 39 familias, desde su puesta en marcha en marzo de 2017.
Sesiones mixtas. Los adultos y los menores participan en sesiones por separado antes de trabajar en sus problemas de forma conjunta para alcanzar un clima familiar de respeto y afecto y recuperar el autocontrol, la responsabilidad y una buena convivencia.
Capacidad de frustración. La Fiscalía de Menores subraya que algunos jóvenes alaveses tienen «una impulsividad elevada» y carecen de herramientas para resolver conflictos por vías adecuadas. Hasta 111 fueron condenados por diversos delitos durante el ejercicio 2017
Antes de la denuncia. El Programa de intervención espera ayudar a las familias que aún no hayan visto sus casos derivados a los Juzgados. Parte de los progenitores que llaman a la Policía renuncia a interponer una denuncia, pero la Policía Local registró 29 casos en 2018
No solo preocupa esta reincidencia detectada en el Palacio de Justicia. También la gravedad de algunos incidentes. En 2017 se constató un homicidio en grado de tentativa. Uno de estos menores intentó acabar con la vida de su padre o madre. «El programa de intervención quiere lograr que estos jóvenes no se conviertan en adultos violentos, y para eso los padres tienen que dar un paso difícil pero necesario y admitir que necesitan ayuda», animó López de Munain. De hecho, Infancia y Familia no descarta crear grupos de apoyo para que la gente que haya pasado por lo mismo en el futuro pueda encontrar a otras familias en su misma situación.
Los fiscales alertan también de que, además de delitos en el ámbito familiar, los jóvenes llevan a cabo robos con intimidación, lesiones y violencia de género. Un total de 111 fueron condenados en 2017 en el territorio alavés por distintos motivos. «En ocasiones los padres sienten vergüenza o consideran que han fracasado en su labor de educadores, pero el programa puede ayudar a establecer normas de convivencia, autocontrol y responsabilidad, fomentar las habilidades sociales de los jóvenes y crear un clima familiar de respeto y afecto», recuerdan.
A los juzgados apenas llegan casos de violencia de género entre menores. «¿Es posible que la juventud alavesa haya entendido que los roles dominantes fracasan?», se pregunta la Fiscalía. Pues no. «Más bien sospechamos lo contrario». Sin embargo, las estadísticas son escuetas. Según las denuncias, el año pasado apenas sólo dos jóvenes alavesas fueron víctimas de violencia de género; en uno de ellos, la agresión fue con penetración.«La juventud tiene la violencia asimilada. Y eso es un problema porque a pesar de los esfuerzos se están reproduciendo los mismos patrones machistas», apunta a EL CORREO José Miguel Fernández, abogado en Vitoria de la asociación Clara Campoamor, centrada en la lucha por los derechos de la mujer y de la infancia. «Tienen un problema con la autoridad. En algunos casos los conflictos empiezan tras divorcios en el hogar. Las guardias y custodias compartidas obligadas están generando graves problemas cuando lo que debería hacerse es confeccionar una custodia para cada familia en concreto», reclama Fernández. Las visitas a centros escolares e institutos para fomentar el respeto y las relaciones de pareja saludables forman parte del día a día de miembros de la asociación como él, y allí se encuentran de cerca con cómo viven los adolescentes sus primeras relaciones de pareja. «Muchas jóvenes asumen llevar a cabo prácticas sexuales que no les gustan para no perder a sus novios. O permiten que les controlen el móvil. Son situaciones violentas pero no las entienden como tal y no las denuncian», subraya el abogado. Por fortuna, los padres que son conscientes de los hábitos que se dan entre sus hijos y sus amistades y reclaman más medidas. «Nos piden que tratemos temas delicados en los institutos». Y ahí explican desde que el amor romántico es un mito a las consecuencias de nuevos fenómenos como el 'sexting' o el envío de imágenes por móvil.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.