Vitoria aplaza el cobro del parking de caravanas pese a estar terminada la obra

Esta doble circunstancia ha originado estos días la sorpresa de los visitantes al desconocer el funcionamiento del servicio, al encontrarse con una barrera que no les impedía el paso, mientras el Ayuntamiento estudia cómo contratar la gestión del aparcamiento. Lo más habitual pasa por sacar a concurso un contrato para llevar a cabo el control y el mantenimiento del parking, aunque eso llevará varios meses. La otra alternativa que está sobre la mesa del departamento de Espacio Público y Barrios es contactar con una compañía y abonar su coste mediante facturas hasta tener listo el mencionado contrato. No obstante, se trata de una vía que siempre se encuentra con el tirón de orejas del interventor.

Aunque la decisión definitiva todavía no está tomada, los gestores no podrían aplicar una tarifa a los usuarios, ya que en todo caso dependerá de la cuantía que fije el Ayuntamiento como precio público. La creación de esa nueva tasa se abordará en la próxima negociación fiscal, que suele arrancar a las puertas del otoño. Eso sí, necesitará que el equipo de gobierno (PSE-PNV) lo proponga y que logre el visto bueno de al menos un grupo político de la oposición, algo que a día de hoy no parece insalvable.

La obra, que ha costado 220.450 euros financiados con fondos europeos, ha durado dos meses y se encuentra prácticamente finalizada. Aunque la junta de gobierno local amplió el plazo de ejecución antes del paréntesis veraniego, se debe a la puesta en marcha del suministro eléctrico por parte de Iberdrola, que se prevé inminente.

Cuando esté a pleno funcionamiento, el aparcamiento contará con un lector de matrículas con el objetivo de medir el tiempo que pasan los vehículos, ya que el parking ha sido objeto de críticas por estancias «descontroladas» en los últimos años. También habrá más servicios para los usuarios como torres de suministro eléctrico, la mejora del pavimento y un punto limpio para sumideros de descarga, además de un lavadero.

La actualización del parking de caravanas, que cuenta con capacidad para 39 vehículos (mantiene el aforo), era ya una necesidad que habían reclamado los diferentes grupos políticos, que observaban que el servicio que ofrecía Vitoria, en su día pionero, se había quedado «desfasado» con el paso del tiempo y el acelerón de localidades del entorno. En este sentido, tanto el equipo de gobierno como la oposición plantearon la opción de hacerla de pago, siempre que supusiera reforzar los servicios y la vigilancia.