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Nueva etapa en el culebrón del palacio Álava-Esquível. Los ayuntamientos de Vitoria y Tánger abrieron ayer una «vía de colaboración» tras la visita del alcalde del municipio marroquí, Mounir Laymouri, y su reunión con la regidora de la capital alavesa, Maider Etxebarria. El encuentro ... estuvo marcado por la «buena sintonía» y la «voluntad» de buscar una solución a la ruinosa situación del palacio de la calle Herrería.
A pesar de que la compleja situación del palacio renacentista del siglo XVI necesitará todavía «tiempo y varias reuniones», el Ayuntamiento de Vitoria muestra por primera vez cierto «optimismo» por la disposición del alcalde de Tánger. Sobre todo, porque se trata del primer contacto real entre ambas instituciones en décadas y el primer gesto relevante al visitar la capital alavesa (también acudió al Parlamento vasco). Este movimiento aparca por el momento la posible expropiación del inmueble, después de que el Consistorio le girara hasta nueve multas coercitivas (con una más podría iniciarse este trámite para recuperar la casona). En cualquier caso, el Gabinete Etxebarria ya advirtió meses atrás de que esa fórmula debía ser la «última opción».
El nuevo escenario pasa ahora por crear una mesa de trabajo a nivel técnico para analizar la situación en la que se encuentra el Álava-Esquível, tanto desde el punto de vista estructural como de la deuda que arrastra Tánger con Vitoria. El último dato que trasladó el Ayuntamiento ascendía a 421.000 euros, en concepto de reparaciones, sanciones, tasas e impuestos atrasados. Aunque este asuto se mencionó en la reunión, la forma de abonar estas facturas se concretará en futuros encuentros. Según transmitió Laymouri, quien después visitó el palacio Álava-Esquível en persona para conocer su estado, este encuentro supone un «primer paso» para solucionar el conflicto.
El culebrón por la recuperación del Palacio Álava-Esquível colea ya desde hace más de diez años, cuando su deterioro comenzó a ser palpable, hasta el punto de que entró a formar parte de la lista roja de Hispania Nostra. El Ayuntamiento de Vitoria, de hecho, colocó una red protectora ante posibles desprendimientos.
Después se sucedieron las multas enviadas e impagadas y la pérdida del contacto con la municipalidad, tanto por parte del Consistorio como de los propios vecinos que habitan la casona. Los nuevos acontecimientos invitan ahora al Ayuntamiento a un optimismo moderado para resolver un conflicto que tiene su origen hace más de un siglo, cuando un descendiente del general Álava, Ricardo de Álava y Carrión, se apostó el inmueble en una partida de cartas y lo perdió. El palacio acabó en manos de Ignacio de Figueroa y Bermejillo, duque de Tovar, quien cayó herido en África y se recuperó en Tánger. Declaró heredero de sus bienes a la ciudad marroquí como muestra de gratitud.
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