Vitoria abre camino a la Itzulia

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Pero el ambiente en el control de firmas realizado desde media mañana en Mendizabala estaba marcado por la terrible caída de ayer. En un primer momento, las conversaciones de ciclistas y aficionados, que acudieron en un número apreciable a este espacio, giraban en torno al estado de Vingegaard, que sufre la rotura de la clavícula y varias costillas, su retirada y la de otros dos favoritos como Roglic y Evenepoel. «Podían haberse matado», señalaba Carmen Fernández, una paseante que se topó con este montaje en su caminata, aunque estaba al corriente de lo sucedido. «Bajan a mucha velocidad y es una lástima que se produzcan accidentes así». «A ver si se recuperan pronto y hablamos de la carrera por la gente que gana y no por que están malheridos», señalaba otro asistente.

Pero el control de firmas dio también la oportunidad a muchos aficionados a fotografiarse con sus ídolos. Markel Beloki y Mikel Landa fueron los más solicitados. Y el primero de ellos contó incluso con un nutrido grupo de incondicionales que le jalearon en la firma; su madre, hermana, otros familiares y amigos de la cuadrilla le animaron a rabiar. Mikel Landa, por su parte, lamentó la baja de algunos de los favoritos del pelotón pero añadía que esto le daba la oportunidad de aspirar al podio. Bien lo sabe él, que en muchas grandes rondas se ha visto privado de sus opciones por alguna maldita caída.