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SILVIA OSORIO
Martes, 30 de marzo 2021, 13:23
La pandemia arroja de nuevo cifras descorazonadoras en Euskadi. El virus no da tregua. El Departamento vasco de Salud ha notificado este martes un total de 501 casos de coronavirus detectados en las últimas 24 horas con una positividad del 5,6%. La tendencia al alza del nuevo pico de contagios que encara la comunidad se intensifica, una 'recaída' que se produce con las festividades clave de la Semana Santa a la vuelta de la esquina y cuyos efectos se dejarán sentir unos diez días después.
Según ha afirmado la consejera Gotzone Sagardui, la tendencia preocupa, pero especialmente, la repercusión que tendrá en el sistema hospitalario, que todavía sufre los estragos de la tercera ola. «No hemos bajado lo suficiente como para que los hospitales se vacíen. Debemos insistir en las medidas de prevención», ha señalado en la rueda de prensa posterior a la celebración del Consejo de Gobierno. El nivel de ocupación en planta ha aumentado ya de manera significativa y, las UCI esperan el golpe. Las áreas de críticos acumulan dos semanas fluctuando entre los 80 y los 95 pacientes, cifras más bajas que en los momentos más álgidos de la última acometida, pero todavía se encuentran demasiado sobrecargadas. Por tanto, un nuevo revés, sea más o menos intenso, va a pasar una importante factura, con un mayor riesgo de saturación y alteración de la actividad hospitalaria ordinaria.
Según el boletín, ayer los centros de Osakidetza registraron un total de 66 ingresos en planta, una cifra demasiado elevada que da continuidad al repunte del pasado viernes, cuando 70 vascos precisaron ser hospitalizados en camas convencionales a causa del virus. Durante el sábado y el domingo las cifras se vieron distorsionadas por el 'efecto fin de semana', ya que es habitual que los ciudadanos retrasen su contacto con el sistema sanitario a los días laborales, pero en comparación con los tres mismos días de la semana anterior representa un importante incremento, en concreto, del 55%. Un total de 202 pacientes ingresados entre este viernes y el domingo frente a 130 de la semana anterior.
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Se trata de nuevo de un volumen alto, que es consecuencia del aumento de contagios de las últimas dos semanas. Con respecto al pasado viernes, ya son 61 camas ocupadas más en planta y la media diaria de ingresos vuelve a subir hasta los 47 -ayer se situaba en 45 y hace 15 días en 31-. De esta manera, los hospitales vascos atienden a día de hoy a 368 enfermos de coronavirus, 288 en planta y 80 en UCI, cinco menos que ayer.
A la espera de un previsible aumento de la tensión asistencial por el efecto de la Semana Santa, el impacto que ya se nota en los registros epidemiológicos diarios es el del puente de San José, un periodo en el que aumentaron las interacciones sociales, a pesar de las restricciones implementadas por el Ministerio de Sanidad con el beneplácito de las autonomías: comunidades cerradas perimetralmente y la prohibición de no reunirse personas no convivientes en domicilios. Además, en el País Vasco, en los espacios públicos se mantenía la limitación de los grupos a 4 personas en lugar de a 6 como en otras regiones. Estas restricciones se aplican también durante estas dos semanas, tradicionalmente vacacionales, al igual que el blindaje más laxo de los previsto propuesto por el Ejecutivo de Urkullu, con los confinamientos municipales de 19 localidades que superan la tasa de incidencia de 400 casos. En el caso de Bizkaia, Muskiz, Ermua, Elorrio, Berriz y Ondarroa.
Por territorios, Bizkaia suma 222 nuevas infecciones, Gipuzkoa 172 y Álava 97. La tasa de incidencia en el conjunto de la comunidad asciende a 282,45 casos por cada 100.000 habitantes, 5 puntos más que el día anterior. La nota positiva es que el RO, el índice que determina el número de contagios que genera a su vez cada caso confirmado, sigue en suave caída. Después de cinco días consecutivos de crecida, su cambio de rumbo es buena noticia, pero desde el 15 de marzo no ha bajado del 1, el umbral que en caso de sobrepasar indica que las infecciones continuarán al alza al menos durante unos días más.
Las medidas implementadas buscan frenar la propagación totalmente descontrolada del virus en lo que los expertos consideran ya la cuarta ola. Una nueva onda epidémica en la que está por ver su alcance y en la que el principal detonante ha sido la cepa británica, que en Euskadi genera el 80% de los casos. Con una importante parte, aunque no suficiente, de los colectivos más frágiles inmunizados -mayores residenciados y personas de más de 80, cuya vacunación se espera terminar a mediados de abril-, muchos científicos y epidemiólogos vaticinan un pico menos agresivo.
Sagardui, en cambio, ha aconsejado no adelantar acontecimientos y esperar, ya que el escenario actual está plagado de incógnitas. «Habrá que esperar a ver cómo influye la cepa británica», ha apuntado. Preguntada por qué el País Vasco es una de las comunidades más afectadas por esta nueva variante, la titular del área ha señalado que no existe una única razón: puede influir el momento en el que aparecieron los primeros casos -en el caso de Euskadi, a finales de diciembre- o la alta movilidad con autonomías limítrofes en las que el alto impacto se produjo antes como Cantabria o Navarra.
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