Viphoto Fest estudia la capacidad expresiva de la no-fotografía

«Esperamos organizar una visita guiada con los protagonistas y organizar un encuentro virtual con Ahmed Salvador», ha avanzado la presidenta de la Sociedad Fotográfica Alavesa, organizadora del festival junto a la Sala Amárica. La cita cuenta con el apoyo de la Fundación Vital y, en esta ocasión, une a artistas locales e internacionales que comparten procesos de creación y puntos de vista similares aunque alejados de la corriente mayoritaria. «Aquí se ve el juego de la fotografía analógica, la capacidad expresiva de los materiales de la fotografía», explica Soto.

Así, la alemana Philippine Schaefer, afincada en París desde 1991, utiliza su cuerpo como herramienta en 'Screen-Icons', una serie de fotogramas en la que expone objetos y así misma con la luz de su teléfono frente al papel fotográfico. «El cuerpo y el color son dos mensajes universales y creo que el mensaje de la obra llega al espectador. Me tumbo sobre el papel en el cuarto oscuro y después mi cuerpo queda impreso sobre la película fotográfica», resume sobre este trabajo que pone de manifiesto la violencia de las pantallas de los teléfonos móviles.

La joven vitoriana Aitziber Barriga presenta 'El tiempo fragmentado', una serie de fotografías en blanco y negro que exploran la fotoquímica como herramienta experimental a las que llama «fotoquimigramas». «Creo que la fotografía analógica es fragmentada y el tiempo es una de sus características. Expones un día, revelas otro, positivas el siguiente... he reunido fotos de este verano y de hace dos y cinco años y, cuando las revisitas, la mirada sobre ellas es diferente», valora. Las imágenes se presentan sin equilibrio ni simetría. «Buscar la perfección es absurdo, yo tampoco soy perfecta», apostilla.

En 'Fungibles' se proyecta 'Home and other stations', obra de Ahmed Salvador. el fotógrafo de Philadelphia produce fotogramas que representan casas sin cámaras ni objetivos y, después, los digitaliza y anima. «Su obra refleja la añoranza de momentos ya convertidos en recuerdos», subraya Soto. El especialista en gestión del documento fotográfico, empleado en archivos, recoge su mirada personal en 'Huellas plásticas', dos series de dibujos fotogénicos relacionados entre sí.

En primer lugar dejó bolsas y redes de plástico impregnadas en papeles antiguos obtenidos de expurgos de archivos. «Las imágenes están estabilizadas pero no fijadas, por lo que su color podría cambiar en los próximos días», apunta. Expuestas a la luz, se oscurecerán y terminarán por desaparecer. En la segunda serie, esas mismas bolsas de plástico están en contacto con papeles fotosensibilizados. «Las bolsas de plástico del siglo XXI, envueltas en una polémica medioambiental, están en contacto con papeles procedentes de los años 1910-1940, cuando todavía no existía el plástico», señala Soto.