«Somos vida para los barrios»
Nuevas oportunidades. ·
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Nuevas oportunidades. ·
A pesar de los cambios económicos y de hábitos, comercios de Vitoria logran hacerse un hueco gracias a la especialización y a su capacidad de ofrecer al cliente una atención cercanaFerretería Alegría
Conchi González tomó las riendas de la ferretería Alegría, en el barrio de Coronación, cuando sus suegros se jubilaron. Este negocio, que antes fue una tienda de muebles, ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos durante más de seis décadas a la par que se ... ha preocupado por dar «la mejor» atención al cliente. «Eso es lo más importante, que el comprador se quede contento, porque es la única forma de que vuelva», explica esta veterana comerciante.
Y es que por mucho que las estadísticas indiquen que este tipo de negocios se dirige hacia la extinción, Conchi defiende que «productos como el nuestro siempre van a hacer falta».
Por ese mismo motivo, ella se muestra optimista y reivindica que, aunque que los hábitos de consumo vayan dirigidos hacia las compras 'online', «los comercios minoristas somos igual de eficientes y tenemos un valor que no lo da Internet». Se refiere a esa capacidad de «asesoramiento» para que el cliente salga con el mejor producto. «La gente no puede saber de todo y para eso estoy yo. Además, tengo bastante clientela joven y eso me alegra muchísimo», confiesa cercana.
Con esa misma positividad mira hacia el futuro del comercio. «No podemos negar que el número de tiendas ha bajado en nuestros barrios, pero somos vida y nos reinventaremos. Lo que hace falta es que nos den oportunidades».
Caso 45
La librería Caso 45, situada en el mismo número de la calle Teodoro Dublang de San Martín, ha calado en el barrio –y hasta en otros distritos de la capital alavesa– gracias a la especialización. Sus puntos fuertes son el suspense y humor, ese en el que «reinan el sarcasmo, lo absurdo o las anécdotas». Así explica su idea Silvia Mansilla, que emprendió en octubre de 2023 para «crear una alternativa a las propuestas más generalistas de este sector».
Esto, en realidad, era un «sueño» que, como «lectora voraz», tenía en la cabeza «desde siempre». Pero sí fue un momento «inestable» en su ámbito profesional –trabajaba como directora de recursos humanos en empresas industriales– el que le proporcionó el empuje definitivo.
«Era una apuesta, por un lado, arriesgada porque me estaba asentando en un barrio que está perdiendo chicha. Pero a la vez se trata de un negocio maduro en el mercado», reflexiona. Eso sí, lo que le hace «diferente» es que es un espacio «de proximidad y para recomendar» al público. Así que su objetivo, más allá de las ventas, es crear una comunidad. De ahí que, en este tiempo, haya organizado presentaciones, un club de lectura mensual, participado en festivales (como 'Tártalo' o 'Negrasteiz') o estén intentando aumentar su presencia en Internet para llegar a esos compradores más jóvenes.
Inhala Estudio
El punto de inflexión de Jannire Maza fue la pandemia. Con el tiempo libre que disponía en aquel momento, esta vitoriana graduada en Trabajo Social, decidió formarse para ser instructora de pilates. Esa decisión le llevó a trabajar en distintas consultas de fisioterapia o centros de estética, pero en 2023 decidió lanzarse, al fin, a la aventura de emprender porque «si no lo hacía ahora, no lo iba a hacer nunca». Así creó Inhala Estudio, un espacio para hacer esta práctica gimnástica que, al principio, compartía con una amiga que se dedicaba al diseño de interiores. Cada una desempeñaba su actividad en una planta de ese establecimiento porque «ir de la mano, me daba tranquilidad», recuerda sobre sus inicios.
Su negocio «creció muy rápido» y eso le llevó a mudarse sola al número 28 de la calle San Antonio, una lonja que también había servido antes para ultramarinos o venta de bicicletas. En sus clases cree que «lo más importante es conocer a cada clienta y saber lo que necesita. Así, he creado un espacio seguro que es, más bien, una familia», comenta.
Además, esto lo complementa con talleres mensuales. «Me fueron llegando propuestas y, a la vez, así daba respuesta a mi propia necesidad de poder hacer en Vitoria un plan con tus amigas que incluyera deporte, pintura, cerámica o 'brunch', entre otros. No había nada así», agrega.
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