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ROSA CANCHO
VITORIA.
Sábado, 21 de diciembre 2019, 00:36
Dos agentes de la Policía Local convencieron hace 16 años a sus jefes para cambiar la manera en que se atendía en la comisaría a las mujeres víctimas de violencia machista. Tenían claro que debían acogerlas y escucharlas antes de rellenar partes. Lideraron un cambio ... en el que se han reflejado con los años el resto de cuerpos policiales. Hoy esa unidad se llama Grupo de Intervención en Violencia de Género y Familiar y está integrada por diez agentes, cinco hombres y cinco mujeres, que se turnan para asistir a las víctimas de 6.30 a 22.00 horas. Este año han recibido el 'Premio Meninas' de la Delegación del Gobierno por su trabajo y EL CORREO quiere también reconocer su labor con el premio 'Alaveses del mes' de noviembre de 2019. Dorleta, agente primera, recoge el galardón en nombre del equipo.
- El grupo ha sido distinguido en poco tiempo con el galardón 'Meninas' por su lucha contra la violencia de género y ahora reciben el 'Alaveses del Mes'. ¿Esto qué supone para sus integrantes?
- Hombre tener un reconocimiento durante tu carrera profesional da prestigio. Eso es señal de que estamos haciendo las cosas bien y trataremos de seguir así.
- Este grupo fue pionero hace 16 años, cuando las mujeres víctimas de violencia de género aún no tenían un trato diferente en las comisarías. Usted conoce a las dos agentes que lo pusieron en marcha. ¿Qué encontraron?
- Al principio grandes dificultades. La sociedad era más machista que ahora, había problemas para diseñar programas específicos... Tanto Hortensia como Maya han sido unas 'cracks', han sabido sacar esto adelante y pese a los obstáculos han hecho incluso que los jefes apuesten por este grupo.
- ¿Y la actitud de las mujeres hacia la Policía ha cambiado?
- Sí, nos ven más cercanos. Pero mire, aún hay colectivos que vienen de otros países, con culturas y religiones diferentes, que creen que las policías son corruptas, que no les vamos a ayudar... Es difícil que se abran y nos cuenten sus vivencias.
- ¿Poco a poco se rompen barreras?
- Como con todo, al principio igual no quieren hablar, pero con confianza, con empatía, con demostrarles que no estamos ahí para juzgarlas sino para ayudar, se va ganando terreno. Pero no crea, hoy en día también cuesta. Mire a veces pasan cosas como la de que una mujer maltratada de origen árabe requiera de intérprete, pues no quieren que sea un hombre, piden una mujer y entonces ves ya otra dificultad añadida y tenemos esa consideración con ellas.
- ¿Y qué se siente cuando después de horas de conversación, de ver huellas evidentes de maltrato, de advertirle incluso que su vida y las de sus hijos corren peligro esa mujer no ponga una denuncia?
- Eso lo tienen que pensar ellas bien, es un derecho, no podemos forzarlo. Y no queremos que se sienta como en la obligación de poner una denuncia, luego vaya al juzgado la retire y eso se quede en el olvido. No queremos eso. Entendemos que es un proceso duro, que después de estar aquí, tienen que ir al juzgado, volver a contar sus vivencias a la jueza, al fiscal, a los abogados... Nosotros les podemos ayudar en todo lo posible, pero tienen que estar preparadas.
- El grupo atiende también a menores, a ancianos o a padres que tienen conflicto con sus hijos... Alguien en esa situación puede que ahora lea esto. ¿Qué le diría?
- Que nos vamos a volcar en ellos, que vamos a hacer todo lo que esté en nuestra mano como policías para ayudarles, que también están con nosotros los psicólogos, los trabajadores sociales, que sin necesitan salir de sus casas porque están desprotegidos les buscaremos alojamiento, guardería para los menores si no tiene con quién dejarlos... Se activan un montón de profesionales de diferentes colectivos para darles protección, seguridad y ayuda.
- Los observatorios de violencia de género acaban de dar datos de denuncias de este año. Vuelven a aumentar. ¿A qué lo achacan?
- Se denuncia más. Antes les pesaba más esa sensación de culpa que tenían, se autojustificaban, incluso pensaban que eran ellas las que habían hecho algo malo y eso ya no se vive así. Ahora tienen más medios a su alcance, más información, tienen teléfonos a los que llamar para pedir ayuda que no quedan registrados en ningún sitio... Yo creo que están viendo que no están solas ni desprotegidas.
- Les preocupa y mucho la corta edad de algunos agresores y de sus víctimas.
- Sí, no sé qué pasa en esta sociedad, pero los niños y niñas conflictivos son muy dañinos. Parece que han mamado estas situaciones en su ámbito familiar y no son conscientes de que son violentos, pero desde fuera lo que se ve es que algo falla. No sé si los padres les dan ahora todos los caprichos o son más permisivos o hacen dejación de sus responsabilidades... Ven normal pegar a una chica o acosarla y eso no es amor, pero es que también los hay que se están sublevando con los profesores...
- Llega la Navidad, es un periodo conflictivo.
- Sí, sí, a ver si las tenemos lo mejor posible. Hay reuniones familiares, pequeños roces, el alcohol está por medio... ¡Ojalá le pueda decir que hemos tenido unas fiestas en paz y armonía!
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