Conferencia sobre Víctimas del Terrorismo en Vitoria

Las víctimas toman la palabra: «Más allá de las heridas visibles en el cuerpo están las del alma»

Ana Evans perdió a su marido en un ataque islamista. Es uno de los testimonios que se han escuchado esta mañana en la Conferencia de la ONU sobre Víctimas del Terrorismo que se celebra en el Palacio Europa

Martes, 8 de octubre 2024, 15:21

Las conferencias de la ONU son siempre un mosaico de rostros. Personas venidas de medio mundo acuden a los grandes consejos de Nueva York a tratar a un mundo muchas veces en guerra. Hoy, sin embargo, en Vitoria, entre la variedad de rostros y rasgos ... del ser humano, todos estaban atravesados por la misma herida: la del terrorismo. Una herida que en cada caso ha dejado una cicatriz diferente, pero que este martes han quedado al descubierto.

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Con ellas, con sus experiencias y con sus vivencias, es con las que Naciones Unidas ha querido dar comienzo a la Conferencia Internacional de Víctimas del Terrorismo. Unos relatos tan desgarradores como humanos. «Desde el minuto uno de un ataque terrorista, la vida de las víctimas se paraliza. La vida de quienes sobrevivimos se modifica para siempre. Esos primeros minutos, esas primeras horas y los siguientes días son agobiantes. Todo sucede mucho más rápido de lo que nuestra mente puede procesar. Y ya nada es igual. Todo se vuelve confuso, injusto, pero sobre todo incomprensible. Es díficil asimilar lo que se experimenta ante la matanza sin remordimientos de personas inocentes. Más allá de las heridas visibles en el cuerpo están las del alma, que nos estrujan desde dentro». Así ha relatado, con un texto escrito para no romperse en lágrimas, Ana Evans. Un lobo solitario del Estado Islámico, Sayfullo Saipov, se llevó la vida de su marido, Hernán Mendoza.

Su caso ha sido uno de los tantos que se han podido escuchar durante la apertura del evento de la ONU en Vitoria. Testimonios de horrores como ese atropello mortal en 2017 en Nueva York, de australianos a los que la tragedia les sorprendió en las ramblas en Barcelona o del radicalismo que ha causado estragos durante años en Filipinas. Desde el lejano país asiático 'Milet' B. Mendoza ha venido a Vitoria a contar su historia, un cautiverio de 61 días secuestrada por el grupo islamista Abu Sayyaf. Pese a la desesperación de estar retenida por los fundamentalistas, «pensaba que sobreviviría, que era una cuestión de tiempo». «Mi sostén era la gente a la que amaba y que me amaba a mí», ha confesado.

También ha tomado la palabra Juan Benito, el presidente de la Fundación Víctimas del Terrorismo. Los atentados del 11-M le arrebataron la vida de su hijo Rodolfo, ingeniero industrial de 27 años y que forma parte de una de las 192 historias personales de aquel aciago jueves de marzo de 2004. «Intentaré mientras pueda trasladar a la sociedad los valores de la democracia, libertad, justicia y dignidad», ha proclamado.

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Benito ha reclamado el papel de la educación, de que las víctimas cuenten sus historias en los colegios. Algo en lo que también ha insistido Roula Helou, la presidenta de la Asociación Libanesa de Víctimas del Terrorismo, que ha puesto la responsabilidad, no obstante, en los padres.

«Deben animar al diálogo abierto con sus hijos y ayudarles a gestionar sus sentimientos. Pueden enseñarles la importancia de aceptar las diferencias entre las personas y cómo resolver de manera pacífica los conflictos con sus profesores, con sus amigos. Cuando un niño aprende esto a una edad temprana y allí encuentra soluciones pacíficas a los conflictos, estará mejor equipado para resistir a estas ideologías extremas», ha sentenciado. Helou ha tenido que intervenir por videoconferencia precisamente por la invasión israelí que asola ahora mismo a su país.

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