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Viernes, 10 de noviembre 2023, 00:20
Escribir a cuatro manos exige tanto diálogo como confianza en el otro para evitar que se enquiste una historia. No cabe duda de que en el caso de Martin Simonson (1973, Gotemburgo) y Raúl Montero (Vitoria, 1978), esa comunicación ha funcionado a la perfección a lo largo del tiempo. Basta escucharlos hablar el uno del otro. Y sobre todo con la pasión que lo hacen acerca del libro que han escrito de forma conjunta y al que han dedicado 23 años.
«Los dos tenemos visiones literarias muy distintas y estilos diferentes a la hora de escribir. Sin embargo, nos pareció que había que contar esta historia», apunta Martin Simonson en referencia a ese título, 'Las llaves del espantapájaros', que presentarán hoy en la Facultad de Letras del campus universitario de Álava (18.00 horas), donde ambos son profesores del departamento de Filología Inglesa.
Este libro de 500 páginas combina los cuentos fantásticos, el romance pseudomedieval y la novela gótica. Un «arriesgado y revolucionario juego literario» que ha influido en que no se publicara antes. «Fue imposible encontrar editor hace más de 20 años cuando pasamos el libro a la agencia literaria Antonia Kerrigan. Nos dijeron que las editoriales querían algo mucho más fácil de colocar en una categoría concreta», explica Simonson acerca de una historia ambientada en tres mundos en los que un misterioso espantapájaros cargado de simbolismo tiene un papel central.
En lugar de dejar el manuscrito arrinconado en un cajón durante el tiempo en que no se ha publicado, han ido intercambiando ideas y puliendo pequeños detalles. «La historia ha ido creciendo», reconocen. El año pasado, la editorial Legendaria apostó por esta obra difícil de encasillar y se presenta ahora como parte de Tartalo-Semana de lo Fantástico en las Artes.
– El libro surgió en el primer día en que coincidieron en las aulas de la Facultad de Letras como alumnos.
– Sí, fue a finales de los años 90. Estábamos sentados en clase de 'Morfología' y Raúl empezó a dibujar un mapa y a hablarme de una historia que tenía muchos puntos en común con la que yo había escrito. Daba miedo. Intercambiamos impresiones, los manuscritos y resultó que los personajes casi se correspondían y había unas llaves que ejercían un protagonismo muy potente.
A partir de esos paralelismos dieron forma a las dos primeras partes del libro, con un relato de fantasía clásica y otro pseudomedieval. «La tercera parte resultó ser una historia con un corte muy gótico, de terror casi. Y ubicada, además, en el presente. Empieza en Vitoria y luego pasa por Eslovaquia y vuelve a España, pero esta vez a Extremadura», explica Simonson, experto en la obra de Tolkien y uno de sus traductores. La capital alavesa como decorado de una novela de género fantástico también es una novedad. Entre esos escenarios destaca la ermita de San Martín. «Nos llamó mucho la atención unos frescos que fueron descubiertos hace tiempo allí y habían sido tapados durante las guerras napoleónicas», comenta Simonson acerca de esa imagen que nutre una escena.
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Para Simonson, Vitoria era un «terreno inexplorado» cuando a mediados de los noventa se trasladó para aprender español, que tilda de «lengua maravillosa». «Vine precisamente porque no había referencias previas literarias para mí y no era una ciudad muy conocida. Aunque había autores. No había sido tan tratado en expresiones culturales».
Acerca del papel del espantapájaros en la historia da algunas pinceladas. «Es una figura muy enraizada en el mundo natural. Espanta a los pájaros pero no los mata. Cuida un poco de los cultivos. No es ni hombre ni mujer. Tiene forma de cruz, pero no es una forma cristiana. Además integra también esta lucha entre el bien y el mal. Pero la historia no es maniquea», apunta invitando a leer este libro escrito a pachas
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