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Masi Jibello, de Pipaón, recoge leña para alimentar la estufa de la casa, una de las cinco que abren las puertas del pueblo.

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Masi Jibello, de Pipaón, recoge leña para alimentar la estufa de la casa, una de las cinco que abren las puertas del pueblo. Rafa Gutiérrez

Viaje a la Álava vacía

De Angostina a Loza, recorrido por una de las zonas más despobladas de la Montaña Alavesa. «Nosotros sí que estamos en peligro de extinción», advierten sus vecinos

Martes, 5 de junio 2018, 00:53

Riiiiiing. Al llamar al timbre, sólo responde el eco de la casa vacía. Las pisadas se escuchan con total nitidez por las calles desiertas y el sonido ambiente se reduce al piar de los pájaros y a la brisa agitando las ramas. Al urbanita, aquello ... le resulta relajante. Pero, al rato, esa tremenda soledad que habita los días de labor en muchos pueblos alaveses se llega a volver inquietante. Hasta algo siniestra. Pasa en Loza. Pero también en Angostina y lo mismo en San Román de Campezo, Pipaón, Quintana, Villafría y en otros tantos pueblitos de la Montaña Alavesa. Según los últimos datos del Eustat, allí vive el 0,92% de la población de la provincia. Son 3.009 personas que habitan en una superficie total de 583,9 kilómetros cuadrados, concentradas en media docena de municipios y un rosario de concejos diminutos donde los censos se podrían resolver contando con los dedos. EL CORREO pone rumbo a la Álava vacía.

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