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Álava recibirá este martes a la primera ola de calor de la temporada y lo hará con el termómetro por encima de los 30 grados. «Otros años ni nos habríamos enterado», admite Margarita Martín, delegada de Aemet en Euskadi, con los datos en la ... mano que muestran un junio especialmente «frío» en el territorio. La meteoróloga repasa los últimos meses y esboza el verano recién inaugurado en el calendario.
- El verano se ha estrenado con sol y temperaturas muy agradables. ¿Seguirá así?
- Se espera un verano normal en precipitación y temperatura, con 19 grados de promedio. Julio será más fresco y lluvioso.
- ¿Pero habrá que salir muchos días con el paraguas de casa?
- No más que otros años, en Bizkaia y Gipuzkoa es normal que llueva en verano y en Álava no tanto. No hay un periodo seco estival en la climatología vasca y, entre julio y septiembre, se suelen recoger unos 300 litros en Gipuzkoa, 220 en Bizkaia y 120 en Álava.
- El año pasado, a estas alturas de calendario, atravesábamos una sofocante ola de calor. ¿Cuándo llegará la primera?
- Mañana mismo -por este martes- y durará hasta el jueves en Álava y hasta el miércoles en Bizkaia y Gipuzkoa, por lo que en estos casos no llegará a ser una ola sino un episodio de calor teniendo en cuenta que no ha hecho mucho en junio, que ha sido mas bien frío en Álava y fresco en Bizkaia.
- ¿Hasta dónde se disparará el termómetro?
- En la costa a 30 o 32 grados y en el interior a 34, y terminará con tormentas. Otros años, que ha hecho más calor en junio, ni nos habríamos percatado de esta ola.
- Muchos vascos se quedarán este verano en Euskadi. ¿Cómo encontrarán el agua del Cantábrico?
- Ahora está normal, a 19,5 grados, pero ha estado altísima todo el año hasta junio, cuando ha ido bajando a su normalidad. En enero estaba a 13 o 14 cuando corresponden 12, en abril a 14,7 y suelen ser 13,5, en mayo a 17,6, que son dos puntos por encima... Y esa diferencia en el mar es enorme porque tiene una gran capacidad calorífica y para subir la temperatura necesita absorber gran cantidad de energía. En el Aquarium de San Sebastián, por ejemplo, se ha dado el mes de mayo más cálido desde que se tienen allí registros.
- ¿Y qué dicen los observatorios sobre la pasada primavera fuera del agua?
- Ha sido muy, muy cálida, con 16 grados de promedio, pero también hubo nieve. El 30 de marzo nevó en la costa de forma generalizada y la temperatura media, no la mínima, fue de 1,7 así que la máxima no llegó a 4.
- Menudos contrastes...
- Muchos, porque unos días después, el 9 de abril, había 27 grados en Bizkaia y 32,8 a finales de mayo. Ha sido una primavera anormal.
- ¿Qué culpa tiene el cambio climático de tanto altibajo?
- De forma natural, por ejemplo, en Álava están registradas mínimas de 3 grados y máximas de 34 en un mismo día en verano, en septiembre, cuando la noche ya es un poco larga y baja mucho la temperatura pero se te mete un viento Sur por la tarde. La variabilidad climática natural es enorme y no se puede discernir de la que ahora se asocia al cambio climático, es imposible hacerlo. Los periodos del clima pueden ser de 150 o 200 años y no tenemos series climáticas tan largas así que se extrapolan las que hacemos, muy cortas, a periodos en los que no hay datos. Necesitaríamos series de hace 150 años para saber cuánto hay de variabilidad natural y de cambio climático.
El coronavirus no detuvo la actividad de Aemet que, en estos meses tan complicados, ha recogido los datos que arrojaban sus estaciones. Margarita Martín, delegada del organismo estatal en Euskadi, destaca el valor de esta información para analizar la pandemia.
- ¿El confinamiento ha dado un respiro al planeta en la lucha contra el cambio climático?
- Mira, te voy a contar una anécdota. Al día 15 del estado de alarma iba en coche por una rotonda y me encontré con una familia de pottokas en medio del asfalto, levantaron la cabeza y me miraron como algo extraño porque no estaban acostumbrados a ver seres humanos, pero unos días después en su lugar había perros, ardillas y erizos muertos. La naturaleza, al principio, recuperó el terreno que le habíamos quitado pero si con la nueva normalidad queremos decir antigua normalidad volveremos a la situación anterior, con la misma contaminación y las mismas consecuencias. El sistema natural está acosado por el hombre.
- La veo pesimista.
- Si no aprendemos de lo que ha pasado, ni los dirigentes económicos enderezan el rumbo, estos meses quedarán en algo episódico. Al final de este año veremos que ha habido menos emisiones pero en el promedio de treinta años no tendrá ningún efecto.
- ¿Cómo se ha trabajado en esta situación tan extraordinaria desde los observatorios?
- Hemos seguido yendo todos los días a recoger los datos y, en el caso de Igeldo y Hondarribia, hemos ido para salvar las series climatológicas y que en un futuro se pueda estudiar la pandemia.
- ¿Para qué cree que puede servir esa información?
- Lo tendrán que estudiar los epidemiólogos pero hemos visto que la pandemia ha coincidido con los meses de enero a mayo más cálidos desde que tenemos registros, es una anomalía climatológica llamativa. En la gripe de 1918 fue un periodo súper seco, hubo también algo raro, pero nos faltan datos de temperaturas, lo que impide el estudio y me da rabia. Un climatólogo trabaja para la historia, para quien viene cien años después.
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