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Un circo romano en Álava. El hallazgo de claros indicios de la presencia de un espacio para la disputa de carreras de cuadrigas en el yacimiento de Iruña Veleia ha agitado a la arqueología y a la sociedad traspasando fronteras. Periódicos, revistas y cadenas de televisión y radio de todo el país, así como diarios internacionales y medios especializados, se han hecho eco del excepcional hallazgo. La instalación, de 280 metros de longitud y 72 de anchura, pudo albergar en sus gradas a unos 5.000 espectadores, y se convierte en el tercer circo detectado del norte de la península, según revelaron los responsables del descubrimiento, los hermanos Javier e Iker Ordoño, de la empresa Arkikus.
La noticia no ha dejado indiferente a nadie y la arqueología alavesa aplaude «con cautela» el hallazgo, a falta de una confirmación sobre el terreno, mediante una excavación tradicional, que corrobore la existencia de vestigios de este espacio dedicado a la diversión del pueblo en tiempos de la antigua Roma. Varios profesionales de este sector, sondeados por este periódico, coinciden en que la noticia es muy positiva para la profesión y para el yacimiento, después de tocar fondo hace más de una década con los falsos grafitos, por los que sus responsables fueron condenados hace ahora cuatro años.
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Con ello, la hasta ahora 'ciudad de segunda' que parecía que era Veleia sube de escalafón y da una pequeña muestra de la importancia que tenía. «No era una de las ciudades más importantes de Hispania, pero con los nuevos hallazgos pasa a jugar en otra liga», ilustra Leandro Sánchez Zufiaurre, de la empresa Qark, una de las últimas en excavar en el yacimiento alavés. «Hay que maximizar la importancia del hallazgo, pero rebajar las expectativas en cuanto a lo que vamos a poder ver», destaca. «Sabemos que está ahí, se podrá documentar y excavar en la medida de lo posible, y habrá que ver en qué condiciones se conserva. Mientras que no se excave no lo sabremos», subraya. Como en otros muchos lugares, «es posible que en algún momento de la historia reaprovecharan las piedras del circo para otras construcciones y que sólo encontremos la zanja de fundación. En ese caso, estructuralmente no hay nada», enfría. A pesar de ello, no le quita «un ápice de importancia al tema, lo contrario, es muy relevante», destaca.
También el veterano arqueólogo Armando Llanos considera que «esto pone a Iruña en otro estatus. Muchas veces se considera que lo que le falta a un yacimiento es su nivel de edificaciones y de conjunto. Con un hallazgo así, escala en importancia».
A pesar de este gran avance, de las imponentes murallas, únicas en el País Vasco, de contener uno de los mercados más grande descubierto en la península y otros importantes hallazgos, sólo se ha excavado un 1% de la superficie de presunción arqueológica, por lo que posee un gran potencial sin los impedimentos de otras ciudades romanas que cuentan con poblaciones asentadas sobre ellas. Es el caso de las Pamplona, Irún, Suestatium-Arkaia u otras más lejanas como Lugo, León, Astorga o Tarragona.
Todos los especialistas consultados concurren en el «enorme potencial» que tiene. «Es en Iruña Veleia donde pueden aparecer estas cosas. Todos en el sector sabemos que es una gran ciudad romana, adaptada a las posibilidades de una provincia relativamente lejos de Roma, pero que sigue el modelo de Roma. Es normal que aparezcan este tipo de cosas», verbalizó Rafael Varón, presidente del Instituto Alavés de Arqueología y buen conocedor de este espacio. Hay que recordar que el oppidum, o ciudad amurallada tardía, ocupa sólo 11 hectáreas y que el área de protección arqueológica abarca 126, desde el Zadorra hasta la carretera A-3302. «Cuando se hizo la fábrica (que en parte está sobre el circo) ya hubo muchas críticas que dijeron que no debía hacerse porque el yacimiento llegaba hasta allí», recuerda Leandro Sánchez.
En esta amplia superficie, las técnicas no invasivas (Lidar, georadar, fotografía aéreas y otras) están siendo determinantes a la hora de tener una visión aproximada de lo que guarda la tierra. Las técnicas de la empresa alavesa Arkikus han revelado cientos de evidencias propias de «un urbanismo organizado». Han conseguido definir «con claridad calles, a veces porticadas, espacios públicos, barrios de viviendas, posibles edificios de culto colectivo, espacios con ábsides, estructuras reticuladas e infraestructuras relacionadas con el abastecimiento de agua o el saneamiento del entramado urbano».
La veterana de la arqueología Paquita Sáenz de Urturi, que admite haberse alegrado «muchísimo», reconoce que «puede haber muchas más sorpresas». El método a seguir lo tiene claro: «hay que mimar Iruña, pero de verdad, con un buen proyecto e invirtiendo, manteniendo y cuidando. Puede dar muchas sorpresas», reconoció. En este sentido, Rafael Varón explica que «en ciudades del tamaño y entidad de Veleia tiene que haber edificios públicos, edificios para el entretenimiento de la gente, para el culto y la administración tanto para la municipal como para la imperial». Por ello, considera que el último avance conocido es una «estupendísima noticia» y desea «poderlo ver, tocar y transmitirlo a la sociedad y que sirva de estímulo para la investigación en el yacimiento».
Los dos más experimentados, Armando y Paquita, consideran que los recientes hallazgos servirán para «olvidar de una vez por todas la vieja imagen» del yacimiento. Coinciden en que no sólo hay que restringirse a lo romano y que «habría que estudiar también la primitiva ciudad, la caristia», dice ella. «No hay que olvidar que es un yacimiento importantísimo desde la protohistoria, esa parte es incluso tan grande como la romana», destaca él, que sugiere que «hay que trazar un plan director que marque la pauta de la investigación y de lo que hay que hacer, tanto en el nivel romano, como desde el Bronce, el Hierro y la época posterior a la romanización. La historia de un conjunto urbano no se puede quedar sólo en una etapa». Los expertos proponen estudiar toda la ribera izquierda del río, donde Llanos recuerda la presencia de «grandes muros», que «podrían ser del teatro».
Al margen del nombre de Veleia (aparecido en una inscripción en 2012), el término de Iruña «ya nos dice que es la capital», explica Sáenz de Urturi. «El propio nombre ya le da importancia. Tenemos Iruña en Álava, Iruña (Pamplona) e Irún (la Oiasso romana). Las tres quieren decir capital principal. Las tres fueron ciudades importantes, reflexiona acerca del topónimo que «ya apareció en la Edad Media».
Leandro Sánchez
Qark Arqueología
Armando Llanos
Arqueólogo
Rafael Varón
Presidente del Instituto Alavés de Arqueología
Paquita Sáenz de Urturi
Arqueóloga
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