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Cuando el Ayuntamiento de Vitoria se propuso hace cuatro años que los 675.000 metros cuadrados de patios públicos escolares fueran más verdes, el ... 81% de toda esa superficie era asfalto; los alumnos apenas convivían con zonas rebosantes de vegetación. Transformar por completo esa imagen obsoleta respondía a un reto ambicioso, pero lo que en un inicio comenzó como un proyecto piloto en una escuela de Txagorritxu, ya ha logrado extenderse a un total de 17 centros educativos. Además, según ha podido saber EL CORREO, ese listado se ampliará este año con nuevas intervenciones previstas en la Escuela Infantil de Zabalgana y el colegio Luis Dorao, ubicado en Gazalbide.
La intervención en la escuela que se encuentra en el número 46 de la Avenida de la Ilustración ya tiene un proyecto diseñado y, en este momento, se está buscando una empresa que realice ese proceso de cambio, que acaba de salir a licitación por 78.992,27 euros. Las actuaciones que se plantean en este punto –en las que han intervenido hasta cuatro departamentos municipales diferentes; desde Educación hasta el Centro de Estudios Ambientales (CEA)– contemplan «sustituir parte de los actuales pavimentos impermeables por superficies vegetales ajardinadas para recuperar el suelo natural», según se detalla en la documentación del contrato.
8.500 personas
(profesores, alumnos, familiares...) se involucraron durante el pasado ejercicio en hacer zonas con más vegetación en distintas escuelas.
También quieren «plantar vegetación, sembrar praderas e instalar elementos que faciliten la creación de nuevos nichos ecológicos». Para fomentar ese último aspecto, tienen previsto instalar cajas-nido para pájaros, así como bebederos y comederos para alimentarlos o un hotel de insectos. Todo, con la intención de que estos pequeños de hasta 3 años puedan tener un contacto más directo con la naturaleza.
Respecto a los plazos, el Consistorio marca la realización de las obras en dos fases: durante el verano (entre el 16 de junio y el 30 de septiembre) y antes de las vacaciones de Navidad (entre el 3 de noviembre y el 17 de diciembre). Por lo que, si todo va como está previsto, se podrá disfrutar de los resultados durante buena parte del próximo curso 2026/27.
La modificación del patio de la escuela Luis Dorao, con estudiantes de infantil y primaria, todavía está en una fase inicial y aún tendrán que pasar varias semanas hasta que los técnicos empiecen a detallar los cambios concretos a realizar.
Sin embargo, la fotografía que devuelve en la actualidad este espacio da cuenta de esa necesidad de metamorfosis: sólo unos pocos árboles ayudan a que los chavales del número 4 de la calle San Viator puedan explorar su conexión con el campo durante su período lectivo. El resto son lugares grises que no favorecen la «cohesión social o la integración del medio ambiente en la escuela», como se propone esta iniciativa.
Nada que ver con el día a día que se experimenta hoy en centros como el de Judimendi, la Escuela Infantil de Zaramaga, Divino Maestro, la ikastola Arantzabela, Odón de Apraiz o el colegio Sansomendi, por poner algunos de los ejemplos más recientes en los que se ha actuado. Y es que, en todos estos lugares, los beneficios están comprobados.
Según un reciente informe municipal, en estos espacios «el número de conflictos en el patio ha disminuido y el alumnado ahora es más activo, con una incidencia más notable en el colectivo de niñas, las cuales se mantenían en los márgenes, porque las canchas de fútbol y baloncesto ocupaban la mayor parte del espacio». Esta «oportunidad» ofrece una «mayor diversidad de juego», lo que «favorece la interacción del conjunto del alumnado», continúan los mismos medios.
La salud verde también se ha testeado en este tiempo y el CEA ha visto o identificado por sus sonidos hasta 321 aves como palomas, vencejos o gorriones. En los recreos, los insectos también se han convertido en un compañero más, igual que las mariquitas.
Otras de las ventajas de este proceso, que se alarga durante años, es que implica a muchísimos agentes. Sólo el curso pasado 8.500 personas (profesores, familias, alumnos...) se involucraron en esta naturalización. Como retos futuros, el Ayuntamiento se plantea dedicar «más tiempo y recursos» al proceso participativo previo a la transformación de los espacios para que el resultado pueda encajar por completo con el proyecto educativo de cada centro.
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