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«Llevamos tres años de quejas por las peleas y los ruidos. De jueves a viernes y de sábado a domingo se repiten estas escenas». El testimonio de Óscar, vecino del número 39 de la calle Florida, sirve como eco del resto de portales cercanos ... a la discoteca en la que se produjo una pelea en la madrugada del sábado que acabó con cuatro apuñalados y un herido grave. «A partir de las cuatro de la mañana se convierte la calle en una clase de boxeo y mucha gente ni siquiera entra en la discoteca», continúa el mismo vecino que afirma que las llamadas a la policía por reyertas son habituales. En su portal, lamenta, han destrozado el cristal de la puerta dos veces en los últimos meses.
El episodio no ha sorprendido. Desde la asociación Ensanche XIX afirman que se encuentran «francamente alarmados». «Lamentablemente no es un tema de un día. Viene de lejos y la evolución va a peor», afirma su secretario José Luis Azkarate. Desde este colectivo demandan que todos los grupos municipales tomen una posición en común en relación a este tema y las «consecuencias absolutamente indeseables del ocio nocturno con navajas, peleas y todo tipo de consumo». A su vez piden que se abra un debate sobre los horarios de los locales de ocio nocturno. «Aunque la mancha de sangre es absolutamente espantosa, no nos ha pillado por sorpresa porque los gritos y pinchazos se vienen repitiendo».
Según denuncian algunos vecinos, en anteriores ocasiones ha habido heridos de armas blancas en dicha zona. «Que no sorprenda es triste, pero es así desde hace mucho tiempo», resume otro vecino. Desde el restaurante Sukalki, cercano al lugar donde se originó la agresión múltiple, afirman que es «habitual» ver en la vía «vómitos y manchas de sangre». Para definir el ánimo de la vecindad, el chef Luis Ángel Plágaro recurre al término «megacabreo». «La discoteca no es el mal, sino los usuarios. Si se traslada a un polígono mañana habrá los mismos problemas de peleas, de ruidos y de basura», apunta. A su vez, destaca que las «faltas de respeto» son habituales cuando se les llama la atención por comportamiento incívico.
Las quejas se repiten y el «hartazgo» reina entre los vecinos de esta céntrica calle. A finales de noviembre, la sindica Leire Zugazua se refirió en una comisión municipal a las numerosas quejas que recibían desde la calle López de Larrea, perpendicular a la calle Florida. Entonces, según su análisis, que no se llevaban a cabo las intervenciones necesarias para evitar que se sigan produciendo molestias y aludió a «hacer cumplir» la ordenanza municipal, en concreto en el capítulo de ruidos y la prohibición del consumo de bebidas alcohólicas en vía pública.
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