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El complejo polideportivo Lezao de Salvatierra se ha transformado este miércoles en un ambulatorio improvisado con el que Osakidetza espera llevar a cabo un cribado masivo entre los vecinos mayores de 16 años de este municipio y los vecinos Asparrena y San Millán. ... El incremento de contagios se disparó el pasado 29 de diciembre y hoy supera ya la incidencia de 600 casos por 100.000 habitantes. Estos datos han llevado a decenas de vecinos a hacer cola desde primera hora de la mañana para someterse a un test PCR a pesar del frío y la nieve que aún perdura en las calzadas.
La convocatoria seguirá abierta hasta este sábado 16 en horario de 9.00 a 20.00, pero personas como Joaquín Uncella, uno de los más madrugadores, no quisieron esperar ni un minuto más. «La situación en el pueblo es preocupante y quiero saber cómo estoy. Si no venimos esto va a explotar», lamentaba. Tres enfermeros se apresuran en completar las pruebas cuyo resultado llegará en 24 horas a través de un mensaje SMS. «Tenemos capacidad para hacer 1.500 pruebas PCR al día durante estos cuatro días y lo que necesitamos es que el pueblo colabore», explica Rafael Sánchez, jefe de servicio de la unidad de gestión sanitaria.
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La propagación del virus no ha cesado en Agurain en las últimas dos semanas. La última vez que el municipio de Salvatierra cerró una jornada sin nuevos contagios fue el pasado 29 de diciembre. Desde entonces, encadena dos semanas consecutivas sumando nuevos infectados. En concreto, 33 en total hasta los datos publicados en el boletín de este miércoles. Salvatierra, uno de los cuatro municipios de Álava que supera los 5.000 vecinos, ha pasado de 132 casos por cada 100.000 habitantes (dato del pasado 29 de diciembre) a 616, según el último boletín diario.
Más allá del polideportivo, en las calles del pueblo, los vecinos parecen asumir que el Gobierno vasco decretará mañana jueves el cierre perimetral de Salvatierra, medida que entraría en vigor el viernes. Por el momento sus establecimientos hosteleros se adaptan al cierre de la actividad en interiores instaurado el martes y ofrecen alternativas para llevar. «Siempre son los primeros en pagar por las restricciones, es una pena», se solidarizaba Rosa García mientras tomaba algo en el exterior de la Cafetería Ibaia. Antonio Hernández, churrero instalado a escasos metros, le daba la razón. «Puedo seguir con la actividad porque vendo comida para llevar, pero dudo que a la gente le dé por salir en estas circunstancias», señala.
Los bancos rodeados de nieve son el nuevo lugar en el que esparcirse o relacionarse con los vecinos. Nieves Múgica y su hija Irati Macías han desayunado en uno antes de acercarse al cribado masivo. «No sé si un cierre perimetral a partir del viernes ayudará a reducir los contagios porque, por ejemplo, los jóvenes de Salvatierra no salimos mucho del pueblo», planteaba Macías, de 22 años. Petri Vilariño, al frente de la tienda de alimentación que lleva su mismo nombre, ha sido testigo de cómo la inquietud entre los residentes en esta localidad de la Llanada alavesa ha aumentado en los últimos días. Si cierra podría recibir más clientes en su ultramarinos. «Entre marzo y mayo, cuando la gente no podía salir de Salvatierra para desplazarse a superficies comerciales trabajé mucho más que de costumbre», apunta la tendera, quien espera realizarse el test del coronavirus el sábado.
«Salvatierra siempre ha tenido una prevalencia un poco alta. Lo ideal sería que al menos 4.500 personas pasaran por aquí y hubiera un poco más de implicación de la que hubo enSansomendi», apunta Jorge Romeo, director de atención integrada de la OSI Araba. Aunque en Osakidetza creen que los datos actuales pueden estar relacionados con Nochevieja, la mayoría de los vecinos no identifica un posible brote o conducta irresponsable que les haya llevado a esta situación y atribuye el aumento de contagios al azar.
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«Estas fiestas han sido muy caseras y las hemos pasado con los aitas. Cuando cierran los bares ya no queda nadie por la calle y estamos pasando el invierno de banco en banco», resume Leire Rodríguez junto a sus compañeros de instituto Beñoit, Yeray y Asier. Varios estudiantes de 15 años así como trabajadores que se desplazan a diario desde municipios como Vitoria también expresan su interés de someterse al test. Beatriz Sáez de Jáuregui, por ejemplo, acudió tras dejar a sus hijos en la ikastola. «No creo que las cosas se hayan estado haciendo mal en el pueblo, pero posiblemente ahora tendremos más cuidado», reconoce.
El resto de la provincia se encuentra alejada de este umbral de los 500 casos, lo que podría suponer un endurecimiento de las restricciones para estos municipios con incidencia máxima del virus a partir del viernes, según las nuevas medidas anunciadas por el LABI el pasado lunes. La situación en Álava también ha empeorado desde el comienzo de 2021, aunque de una forma mucho más paulatina. La incidencia en la provincia, eso sí, ha superado el umbral de los 300 casos (323, para ser más exactos), y se adentra en la zona naranja de riesgo, al igual que Euskadi, con una tendencia similar. Unos datos de incidencia en la CAV que no se veían desde hace mes y medio. El segundo municipio más afectado es Vitoria, que congrega la mayoría de nuevos infectados, con una incidencia en incremento y que se sitúa en 342 casos.
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