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Empezó a meterse en la piel de otros siendo un niño en una parroquia de barrio. Pasó a ser chico Almodóvar en 'La mala educación', donde trabajó encantado, y en 'Los abrazos rotos', cuyo rodaje se convirtió en un infierno. Lo ha escrito en el ... libro biográfico 'Empieza todo' (2017), testimonio de una de las voces más reconocibles de la interpretación en España.
Desde septiembre, Llúis Homar es también el director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Lo compagina con las últimas actuaciones de 'La nieta del señor Lihn', un monólogo que llega hoy al Principal (20.30 horas, 18-12-6 euros). Esta adaptación de la novela de Philippe Claudel cuenta la historia de dos hombres mayores que se hacen amigos. Uno de ellos, el señor Linh, llega a un país que no conoce huyendo de la guerra junto a una niña de solo unos meses. Y el señor Bark ha perdido a su mujer recientemente.
- Da vida a tres personajes en escena, el señor Linh, su amigo el señor Bark y el narrador. ¿Era este uno de los retos?
- El señor Linh llega con una niña de meses a un país que no conoce y con una lengua que no domina. En medio de ese mundo desconocido encuentra a un amigo. Aquí por encima del reto que podía suponer esos personajes, lo importante era el tema que trata la obra, esta adaptación de una novela extraordinaria dirigida por Guy Cassiers.
Crisis de los refugiados
- Esos temas son la inmigración y los refugiados.
- Sí, lo importante era poner el acento en el hecho de que tratamos a los inmigrantes como conceptos y nos olvidamos de que también son personas. Es la historia particular de un hombre que viene de un país asiático y es acogido por un país europeo. El protagonista principal es el señor Lihn, a quien tratamos de reflejar y del que tratamos de aprender. Muchas veces estas personas, que viven situaciones más adversas, nos pueden dar una lección de vida, al mismo tiempo que nos sirve para establecer esa simpatía y empatía con su situación.
- El carácter amable del señor Lihn, quien nunca se queja, lleva al espectador a plantearse la respuesta de Europa con los refugiados. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?
- Supongo que son tiempos que no son fáciles para nadie. Creo que nos olvidamos de que el otro también somos nosotros. Solo hay que ver en el tema de los refugiados. Ha sido una vergüenza que los gobiernos europeos no hayan cumplido ninguno de los compromisos de acogida. Por desgracia, el ser humano también es ese que mira hacia otro lado y piensa que tenemos suficiente con lo nuestro. Por eso es necesario que desde la cultura, y el teatro en este caso, intentemos entender por qué actuamos de esta manera.
El teatro
- ¿Cómo ha sido trabajar con Guy Cassiers?
- Tiene una mirada muy despierta y viva hacia el ser humano y es uno de los directores de referencia dentro del abanico europeo. El hecho de conocerle y poder ensayar con él ha sido un aprendizaje. Él cuenta que cuando leyó se quedó absolutamente sacudido y se lo planteó como un proyecto europeo para que tuviera una irradiación más allá de su país.
- En septiembre relevó a Elena Pimenta al mando de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. ¿Cómo hace para compaginar con otros trabajos?
- Con la Compañía Nacional tengo un contrato de exclusividad y esto puedo hacerlo porque era algo que estaba ya haciendo antes de mi nombramiento. Pero en principio lo que voy a hacer, además de dirigir, es actuar dentro de la compañía. La diferencia con otros anteriores es que soy un actor que dirijo y voy a combinar la actuación y dirección.
- Se está alejando del mundo cinematográfico...
- En estos momentos, sí. Hubo cinco o seis años que me alejé del mundo del teatro. Pero también tengo que decir que el teatro es mi casa y es donde yo empecé con seis años, en un teatro de una parroquia, y también es el sitio donde me siento más confortable. En su momento, la imagen, el cine y la televisión han cumplido un papel importante. Ahora voy a estar centrado en el teatro, pero este trabajo es cambiante y en su momento, si se da la oportunidad, volveré a hacer cine.
En la Compañía Nacional
- Sus últimos papeles cinematográficas, como 'Cerca de tu casa (2006) o 'No tengas miedos' (2011), tocan temas sociales de relieve. ¿Ha sido elección?
- Cada vez necesito más vincularme a cosas que, además de lo profesional, te dan un sentido como persona. Es el caso de 'Cerca de tu casa' con el tema de los desahucios o la película con Montxo Armendáriz que hablaba de una agresión sexual. Es un placer doble sentir que estás contribuyendo a dar relevancia a cosas que son terribles y no tienen el impacto que deberían tener. Eso lo busco cada vez más, también en el teatro. Quiero que sea una herramienta para ayudar a que las cosas puedan ser mejores y poner un granito de arena.
- ¿El momento político que vive España lo ve más una comedia o un drama?
- Es uno de esos momentos de un desconcierto a nivel mundial y de caos en el que estamos muy perdidos y asustados. Entonces es como que vamos dando bandazos. Vengo de hacer una obra, 'Prometeo', que apelaba a que el ser humano es capaz de lo peor y también de lo mejor. Yo me alegro de que después de estas absurdas elecciones se hayan puesto de acuerdo (PSOE-Podemos) y estén trascendiendo los propios intereses y que las diferencias personales e ideológicas queden en un segundo plano. Aunque tengamos muchos motivos de queja, también está en sus manos hacer las cosas bien. Quiero pensar que va a ser útil y va a dar una cierta serenidad que tanta falta hace.
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