Sama Bilbao y León, directora general de la Asociación Nuclear Mundia, habla en la COP28. E.C.

Sama Bilbao y León

La vasca que dirige la Asociación Nuclear Mundial: «Ojalá Lemóniz fuera una central»

La directora general de la Asociación Mundial Nuclear, Sama Bilbao y León, analiza la coyuntura de esta fuente energética y «la locura» que supone rechazarla: «Me gustaría ver una central en Lemoniz», dice

Domingo, 21 de enero 2024, 00:17

Sama Bilbao y León es «de Bilbao-Bilbao». Pero la profesión la ha llevado a vivir en diferentes lugares del mundo. Su primera parada fue en Madrid, donde estudió Ingeniería Industrial con la especialidad en técnicas energéticas. «Muy rápidamente me centré en la nuclear, porque ... me pareció que tenía más ventajas que desventajas», recuerda. Una beca para hacer el doctorado la llevó a Estados Unidos, donde vivió varios años, y, tras pasar por el Organismo Internacional de la Energía Atómica y la OCDE en París, ahora reside en Londres, donde ejerce como directora general en la Asociación Nuclear Mundial. Y si algo tiene claro es que rechazar esta fuente de energía, que considera «fiable, limpia y segura», es «una locura».

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El trabajo de su padre, ingeniero naval, llevó a la familia de Sama Bilbao y León a Madrid cuando ella tenía apenas 8 años. Pero, a pesar de que ha residido en diferentes países desde entonces, nunca ha dejado de regresar a su Bilbao natal, donde continúa viviendo el resto de sus familiares. Vuelve a menudo a España y visita la villa al menos una vez al año. Eso sí, fácil no le resulta. «Vamos desde Londres en coche porque en inglaterra no se puede volar con los perros y es un lío», cuenta. Después, continúan viaje hasta Madrid.

Bilbao reconoce que tiene suerte de que su pareja pueda trabajar en remoto desde cualquier lugar, y asegura que ella se adapta fácil a cualquier circunstancia, pero no esconde que echa de menos «la calidad de vida» de Euskadi. «En general, el estilo de vida de España, en el que trabajamos para vivir y no al revés. Disfrutamos de conexiones estrechas con la familia y los amigos, que no son tan habituales en otros países, y a veces extraño incluso la comida», enumera.

«Vamos hacia el abismo»

«Vamos hacia el abismo con el cambio climático y la falta de seguridad energética. Hay 800 millones de personas en el mundo sin acceso a ningún tipo de energía. Y la nuclear puede ser parte de la solución si forma parte de una cesta energética equilibrada», argumenta Bilbao. «Hemos olvidado que, en los últimos 50 años, la energía nuclear ha jugado un papel importantísimo en la producción de electricidad y calor limpios las 24 horas del día. Eso ha evitado la emisión de 70 billones de toneladas de CO2», sentencia, recalcando que hoy es la mejor opción para descarbonizar también la industria.

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Es más, Bilbao incide en que la estrategia energética de España, que plantea eliminar la fisión como fuente de energía en década y media, deja a nuestro país en minoría ante el auge de la atómica por todo el mundo: «La COP 28 de Dubái considera que se debe acelerar la adopción de la energía nuclear para tener alguna posibilidad de alcanzar los objetivos de París».

Sama Bilbao y León E.C.

De hecho, 25 países se han comprometido específicamente a triplicar la capacidad nuclear global para el año 2050. «Va a ser muy difícil que España sustituya un tercio de su energía limpia y un 20% de su electricidad, lo que produce la nuclear, con una fuente fiable, barata e independiente, que es muy importante. Las cuentas no salen. Sobre todo porque vamos a duplicar o triplicar nuestra demanda debido a la electrificación de diferentes sectores. Es una error deshacernos de nuestro parque nuclear», apostilla la ejecutiva.

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Seguridad y politización

Entonces, ¿por qué el público general se resiste tanto a esta fuente de energía». Bilbao lo achaca a una combinación del fracaso de la industria a la hora de explicar cómo funciona y del tremendismo de medios de comunicación y de producciones audiovisuales en torno a los accidentes que ha provocado. Chernóbil, Fukushima o, ahora, la central ucraniana de Zaporiyia dejan en bandeja titulares apocalípticos. «Pero la energía nuclear es una de las más seguras. Eso se mide por el número de muertos por kilovatio-hora: tanto los provocados directamente, debidos a un accidente, como los indirectos, como resultado de emisiones tóxicas. En estas estadísticas, la energía nuclear siempre es la última, y eso que se incluyen la solar y la eólica», expone.

Por si fuese poco, Bilbao asegura que incluso rivales como Rusia y Ucrania colaboran para mantener la seguridad en la central de Zaporiyia. «Lógicamente, a nadie le gusta tener una instalación en medio de una guerra, pero la comunidad nuclear se ha volcado en ayudar a Ucrania y en trabajar de forma constructiva con Rusia. Tanto Energoatom como Rusatom son mis miembros y hablo con ellos regularmente para cambiar impresiones y evitar que la central se vea afectada», cuenta Bilbao.

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Responsables de la OIEA en una visita a la central de Fukushima. EFE

Por eso, demanda que se apueste por una vía más pragmática y que «se despoliticen las estrategias energéticas». Y señala que Euskadi sabe bien lo que supone eso, porque ETA puso la energía nuclear en su diana. «Como vasca, me pareció muy triste que se viese la posibilidad de chantajear a España secuestrando y matando a ingenieros inocentes», comenta. Preguntada por el proyecto, Bilbao no tiene duda. «Me gustaría ver una central nuclear en el País Vasco. Y Lemoniz es un buen emplazamiento, aunque ahora, muchos años después de la primera propuesta, contamos con diseños mucho más eficientes y avanzados», sentencia.

Una oportunidad para la industria

Bilbao ha mantenido contacto con Euskadi durante toda su vida, y sacude la cabeza cuando se le pregunta por la opinión que le merece el desarrollo industrial de la región. «Me da pena que en España en general, y en el País Vasco en particular, dada la importancia que ha tenido históricamente, no tengamos una visión de largo plazo para el desarrollo industrial y económico y que estemos perdiendo capacidades». La directiva pone como ejemplo los astilleros: «Eran punteros. Y ahora ya no tenemos el liderazgo en este ámbito», señala. «Hay que asegurarse de que España tenga industria, que no sea solo un país de servicios», incide.

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La malograda central nuclear de Lemoniz. Manu Cecilio

En su opinión, el sector nuclear podría ser una buena oportunidad de negocio. Y Bilbao recuerda que España cuenta con una presencia importante en él. «Siento que los gobiernos, tanto los actuales como los de hace décadas, no hayan puesto énfasis en impulsarla como han hecho muchos otros países. Incluso Italia». Eso facilita que otros tomen la delantera: «Antes de que acabe esta década, China tendrá el mayor parque nuclear del mundo. Incluso Japón, después de Fukushima, está enfatizando la reapertura de todas las plantas que puedan operar aún. Y Bangladés se ha planteado pasar de cero energía nuclear al 10% en menos de diez años».

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