¿Quo Vadis, Principal?

ANÁLISIS ·

El Colegio de Arquitectos no respaldará una convocatoria que no sea la de concurso abierto de proyectos con jurado de calidad y plazos razonables para su elaboración

EKAIN JIMÉNEZ VALENCIA

Vocal de Cultura de la Delegación de Álava del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro

Sábado, 2 de abril 2022, 00:39

La semana pasada, en un elkargune, sesión 'participativa' por antonomasia de Vitoria-Gasteiz, pudimos asistir a una presentación de la cronología sobre las diversas ideas que han ido planteando sobre la reforma del Teatro Principal. Como bien se sabe, el Ayuntamiento encargó un informe que ... planteaba 3 actuaciones, que se complementaban, siendo la 1 la más discreta y la 3 la que con más ambición reconsideraba la actualización del edificio para adaptarlo a los estándares actuales en términos de higiene, accesibilidad, seguridad y comodidad (para los usuarios y para los técnicos del teatro). Posteriormente se presentó una cuarta alternativa con la premisa de tirar el espacio interior más representativo, obligados por el requisito cuestionable de un mayor aforo. El último paso ha sido encargar un informe sobre el valor patrimonial del edificio cuya conclusión es que no se toca nada. La conclusión que se planteó a la finalización es que se descartaba la demolición interior del teatro a la italiana y se abría un periodo de reflexión. Algunos salimos satisfechos del elkargune. En un giro inesperado de los acontecimientos que nos sorprendió a muchos de los que coincidimos en los diferentes foros de debate sobre el Principal, al día siguiente el alcalde Gorka Urtaran anunció que en breve se licitarán las obras para la restauración del edificio.

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No entendemos este movimiento pendular: se encarga informe con la premisa de demoler el interior y ahora se encarga informe sobre el valor patrimonial del edificio que anula cualquier posibilidad de una actuación conservadora pero ambiciosa.

Un informe que ha sido redactado por un arqueólogo. Prestigioso. Pero arqueólogo. En qué momento hemos perdido los arquitectos el espacio en donde se nos preguntaba sobre los edificios, sobre sus valores patrimoniales, sobre sus posibilidades. Huelga decir que es a esto a lo que nos ocupamos los arquitectos (de la mano de otros profesionales): a valorar las posibilidades de la obra viva, la que se levanta sobre nuestros pies; la que aloja usos y funciones; la que, en definitiva, se conforma como nuestro hábitat humano del día a día. Cosa bien distinta del trabajo arqueológico que se fundamenta por lo general en la obra que permanece bajo nuestros pies.

Huelga decir que respecto a la protección del Teatro Principal ya hay una normativa en vigor, que es el catálogo de protección del PGOU y que otorga al Principal el Grado 2 (conservación estructural) que, en esencia, obliga a la conservación del espacio interior y al mismo tiempo da pie a intervenciones que garanticen el uso futuro. Porque la misma dice, entre otras cosas:'Se admiten obras de redistribución interior, siempre que no afecten a los elementos estructurales o básicos del tipo edificatorio'.

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Y subrayamos tipo, porque es lo que ha de protegerse. Como escribiera Rafael Moneo en el artículo On typology (1978) tipo es 'aquel concepto que describe un grupo de objetos caracterizados por tener la misma estructura formal'. Es la tipología del teatro a la italiana lo que ha de conservarse, además de otros elementos interesantes como la fachada principal. Pero a su vez, la norma, hoy, deja abiertas las posibilidades para la reforma de los espacios más comprometidos: sin renunciar a una caja escénica actual, valorando la posibilidad de un mayor aforo si es razonablemente posible y respetando la normativa, y considerando la incorporación del edificio Ópera.

Con los datos recabados en los informes 1 a 3 y vista la oportunidad de acometer un proyecto ambicioso, el Colegio de Arquitectos no puede respaldar ninguna actuación de mera restauración científica ni respaldará una convocatoria que no sea la de concurso abierto de proyectos con jurado de calidad y plazos razonables para su elaboración. Casos similares a lo que el COAVN reclama son, por ejemplo, el concurso de ideas Teatro Bretón de Logroño, fallado esta misma semana. O el concurso para reformar el Teatro Circo de Albacete (1887), del arquitecto Carlos Campo, una actuación renovadora ambiciosa que da como resultado un edificio bien equipado pero que conserva maravillosamente bien el gran espacio neomudéjar de la escena y del patio de butacas.

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Reconocemos que se han hecho avances y que estamos mejor que antes. Desde nuestro punto de vista, planteamientos cercanos a la alternativa 3 son incuestionables y decidir trasladar a otros contenedores representaciones incompatibles con el espacio Principal parece lógico: El Iradier Arena puede ser una futura black box para representaciones de carácter más versátil o contemporáneo si se acepta, eso sí, que la inversión será mayor de los 3 millones planteados.

En un reciente coloquio radiofónico en el que me invitaron a participar junto a personas vinculadas al teatro y a la cultura, todas las partes coincidimos en esto: un informe conservacionista que prohíbe actuaciones necesarias y ambiciosas no nos puede paralizar: si queremos garantizar la pervivencia de un edifico de requisitos y exigencias tan complejas como el Teatro Principal, el uso ha de prevalecer sobre otros aspectos. Y esto es compatible con la conservación de los elementos más significativos de nuestro Principal.

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