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Cada hogar de España consume anualmente 83,3 kilos de café al año. En Álava, la tradición cafetera se masca a pie de calle, con marcas asentadas en Vitoria como referentes de la infusión favorita de los ciudadanos. A esa dieta ahora podría sumarse el ... ganado alavés. En un territorio donde el sector primario aporta más del 2% del PIB, el centro tecnológico Azti ha completado un proyecto de investigación con el que ha demostrado que las vacas pueden incorporar los posos de café a su dieta porque reduce las emisiones de metano e incluso aporta beneficios a su alimentación.
El centro investigador del Gobierno vasco lleva dos años trabajando en el estudio. En concreto, se ha experimentado con la mayor explotación de vacuna de Álava: Behi Alde, una granja de Oleta con más de mil cabezas a las que se les ha alimentado durante mes y medio con posos de café procedentes de los hoteles y los restaurantes en un complejo de más de 300 hectáreas.
David San Martín es uno de los investigadores detrás de la iniciativa. «En Azti llevamos más de 20 años trabajando en la revalorización de los residuos. Y estábamos notando una demanda de nuevas materias primas» para alimentar al ganado en un contexto de piensos cada vez más caros. «Los posos de café son un residuo con valor nutricional, especialmente en fibra y grasa», explica.
Eso fue lo que hizo fijar sus ojos en esa fragante materia marrón –cada kilo de café genera dos kilos de posos– y crear «un sistema logístico para la recogida y tratamiento en planta». Una de las claves para que esos residuos sean aptos para el ganado pasa por «deshidratarlos y ver cómo introducirlos en la alimentación». Algo para lo que han contado con la ayuda de la firma donostiarra Ekogras.
Junto a los socios privados también ha participado la Unión Agroganadera de Álava (UAGA). Portavoces del sindicato agropecuario subrayan la importancia del proyecto por varias cuestiones. Una de ellas está en la contribución a la economía circular que suponen este tipo de iniciativas, «aprovechando subproductos de la industria y obteniendo nuevos ingredientes de piensos que sean seguros, nutritivos y respetuosos con el medio ambiente».
La entidad que preside Edurne Basterra también pone de relieve la aportación de un nuevo componente que no sólo es seguro, sino que es «competitivo desde el punto de vista del precio». Ahora, tras dos años de investigación y experimentación se ha podido comprobar que los granos no han empeorado la calidad de la producción –no quita grasa a la leche– y que hay «una reducción potencial del 20% de emisiones de metano» en las vacas.
Después de comprobar que es posible darle otra vida a esos posos y mejorar las condiciones del ganado, el reto de Azti es escalar la producción a nivel industrial. San Martín explica que lo que se busca es «aprovechar rutas de otros productos» como el reciclaje del aceite «a través de canal Horeca». Al igual que en otros proyectos de carácter industrial, el Ejecutivo autonómico busca ahora aunar un consorcio de empresas que se interesen en la valorización de los posos del café, un proceso que puede llevar «unoo dos años» para pasar del experimento a la fabricación en serie de piensos.
Otro de los objetivos consiste en «repetir la solución en otras regiones» del país, algo para lo que San Martín apunta «al sur de España». Por lo pronto, el proyecto ha contado con la colaboración de una empresa catalana.
En la escala industrial, aparte de todo el proceso de recogida, deshidratación y uso de los posos, será fundamental «crear un sistema que evite contaminaciones cruzadas» con otros de esos productos, como el aceite, que se reciclen en las mismas instalaciones que los posos de café. El proyecto, que ha tenido por nombre Life-Ecoffeed, ha contado con financiación de la Comisión Europea dentro del presupuesto de más de un millón y medio de euros que ha supuesto la investigación y la experimentación entre 2020 y 2024.
A los habituales usos de los posos de café como repelentes de insectos o para absorber los malos olores no sólo se le está sumando su uso como nutriente para el ganado. En otros puntos del planeta también se estudian otras utilidades. En agosto de 2023, un grupo de ingenieros australianos presentó un hormigón que incorporaba posos de café y que podría ser hasta un 30% más duro y resistente que los cementos normales. El descubrimiento fue fruto, como en Álava, de un proyecto de investigación. En este caso, los científicos vinculados al Royal Melbourne Institute of Technology (RMIT), una prestigiosa universidad de Australia, descubrieron que se pueden convertir los posos en biocarbón a base de calor y que ese material también es susceptible de tener una segunda vida en la construcción. En Taiwan, la empresa Singtex tiene patentado un sistema por el que está usando posos de café para mezclarlos con poliéster –obtenido a partir de botellas de plástico recicladas– y crear las telas que usan para fabricar ropa.
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