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Los alcaldes de Vitoria y Bilbao no quieren oír hablar de 'planes b'. Quieren garantizar cuanto antes que la llegada de la alta velocidad ferroviaria será soterrada, mediante túneles que permitirán en ambos casos importantes reformas urbanas en el centro de ambas capitales. ... El debate abierto por el consejero de Transportes del Gobierno vasco, Iñaki Arriola (PSE), que dejó la puerta abierta recibir el TAV en estaciones provisionales –en superficie– para tratar de adelantar la entrada en servicio de la retrasadísima 'Y vasca' les ha hecho reaccionar al unísono.
Gorka Urtaran y Juan Mari Aburto (ambos del PNV) expresaron este miércoles con claridad su temor a que esa llegada provisional del TAV en superficie se traduzca en tumbar para siempre los soterramientos. E interpretan que la solución que plantea el consejero socialista del Gobierno vasco conlleva una renuncia tácita al gran proyecto ferroviario llamado a transformar las ciudades con cientos de pisos, edificios de servicios y espacios libres y a 'coser' tanto Vitoria como Bilbao al desaparecer la herida ferroviaria.
«Si se pone una alternativa sobre la mesa, es para no llevar a cabo el soterramiento», aseguró el regidor de la capital alavesa, quien subrayó que «la única alternativa» que contempla es la implantación bajo tierra de la infraestructura. «Esa estación no soterrada y provisional... Eso de que sea provisional... a mí me parece que va a acabar siendo para siempre. Eso nos preocupa mucho», abundó el alcalde bilbaíno.
La postura de Urtaran es idéntica a la expresada por el diputado general de Álava, Ramiro González (PNV) y por el presidente del partido en el territorio, José Antonio Suso. Y contrasta con las voces de Lakua, que en los últimos días han manifestado su apuesta por «explorar» la integración en superficie de forma temporal. Lo hizo primero el consejero de Transportes, Iñaki Arriola (PSE), y después, con mayores matices, el portavoz Bingen Zupiria (PNV). El objetivo de ese 'plan b', que llegó a plantearse por el primero como «de sentido común», persigue garantizar la puesta en servicio del TAV en 2026 o 2027, fecha que sin embargo resulta muy ajustada para un proyecto de tanto calado como el soterramiento.
En esa fecha se prevé que entre en servicio tanto la 'Y' –la conexión entre las capitales vascas– como el tramo Burgos-Vitoria, aunque en éste no ha arrancado siquiera la obra. Ante este escenario, el Gobierno vasco puso sobre la mesa la opción de que el TAV comience a dar servicio sin esperar a los soterramientos, que deberían acometerse «en paralelo». Arriola, de hecho, insiste en que el 'plan a' es enterrar las vías y ha recalcado siempre que el «compromiso» de las instituciones socialistas en este sentido «es firme». Los nacionalistas, por su lado, rechazaron en el Parlamento vasco «soluciones provisionales» de cualquier tipo, porque «encarecen la obra a largo plazo».
Pero los regidores peneuvistas quieren evitar que les den gato por liebre. Reclaman «simultanear» los diferentes trabajos que se encuentran pendientes para que el TAV llegue desde el principio bajo tierra. «Es perfectamente compatible», afirmó Urtaran. Fuentes de su gabinete reiteraron que ese fue uno de los puntos clave que se abordaron en Madrid en la reunión del pasado 10 de mayo, y que es viable a nivel técnico, a pesar de los retrasos que acumulan todos los proyectos concernidos. «La 'alternativa b' no es de sentido común. Se pone sobre la mesa para no hacer la 'a'. Si se plantea una solución provisional, será definitiva. Es lo que no entendemos», zanjó el alcalde.
El proyecto del soterramiento de Vitoria permanece varado desde hace casi dos años en la resolución de las miles de alegaciones que se presentaron a su estudio informativo. No obstante, uno de los principales acuerdos que se alcanzaron en el último cónclave pasa por «agilizar y acompasar» las diferentes fases. En otras palabras, significa que el proyecto constructivo se pueda elaborar sin esperar a los informes ambientales, que además pueden aumentar el presupuesto del soterramiento de forma «sustancial», según advirtió el consejero Arriola.
En el caso de Bilbao, Aburto se mostró dispuesto a «discutir» la alternativa en superficie siempre y cuando se ratificara el compromiso de la posterior realización del soterramiento. «Se podría hablar sobre eso, pero no me gustaría decir que esa es la propuesta del alcalde de Bilbao. Mi propuesta es la de siempre, hacer la estación soterrada. Necesitamos el compromiso del Gobierno de España», aseguró. El proyecto bilbaíno precisa de un túnel de 7 kilómetros de longitud desde Zaratamo, que permitiría una gran operación urbanística en Abando.
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