El nuevo cauce hace dos meses y ahora. URA

URA salva la presa centenaria en Armiñón y recupera el salto de los peces

Construye un cauce naturalizado en la margen izquierda que respeta el muro y que permitirá que loinas y lamprehuelas remonten el Zadorra

Miércoles, 27 de diciembre 2023, 00:25

El Zadorra ya cuenta en su recorrido por Álava con otro de esos rincones dignos de postal. Poco antes de entrar en la localidad de Armiñón hay agua, una isla, una presa del siglo XVII con su pequeña cascada y un doble cauce rodeado de ... vegetación de ribera. La Agencia Vasca del Agua URA acaba de acometer una de esas obras de restauración fluvial que parecen poca cosa, porque no son demasiado caras y afectan a pocos metros, pero que son cruciales para la biodiversidad. Esta en concreto permitirá la migración de loinas, barbos y blenios, la nidificación de pájaros carpinteros y el asentamiento de nutrias y visones europeos.

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El técnico de Restauración Fluvial Íñigo Citores explica el porqué de esta intervención. Todo arranca en el siglo XVII cuando se construyó una presa para derivar el agua al canal del molino harinero. Armiñón pudo moler su grano durante siglos pero esa estructura ha tenido un efecto negativo para la flora y fauna. «Por un lado impide la migración de los peces. Las presas cierran totalmente el río y lo fragmentan y el pez de abajo no puede subir, choca contra el muro», señala. Por otro, el transporte de los sedimentos, «esa piel de los ríos» fundamental para la vegetación y la fauna», tampoco pasa aguas abajo.

«Cuando una presa está en desuso, lo ideal es el derribo completo, pero esta tiene valor patrimonial y además era importante para el pueblo que quiere recuperar el viejo molino», relata Citores. Ante esta disyuntiva y con el punto a favor de poder contar con un terreno adyacente, URA le ha dado la vuelta a la situación. Ha ideado un 'by pass'. Para ello, en la margen izquierda del río, ha talado una chopera y por el centro ha hecho pasar un cauce naturalizado de 125 metros de longitud.

La idea es que remonten las loinas y los barbos y algunas especies amenazadas como la zaparda, el blenio o la lamprehuela. Para revestir el fondo del cauce, los restauradores han empleado gravas y arcillas y para la escollera se ha empleado material de otra obra. Cada pocos metros, en el lecho de esa lengua de agua, se han instalado piedras grandes para que los peces que intentan remontar el río tengan dónde descansar o tener sombra. En la orilla se han plantado fresnos, sauces, saucos, endrinos y cornejos que aún deben crecer mucho.

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Entre la presa y el nuevo cauce queda una isla en la que sobresalen postes de chopo. Están ahí adrede, para que piquen y hagan allí sus nidos los pájaros carpinteros. Y por rincones estratégicos se han dejado acúmulos de madera a modo de refugios y al gusto de mamíferos como las nutrias o el visón europeo. La actuación ha requerido de dos meses y 250.000 euros de inversión para su ejecución y cuenta con financiación del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

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