El campus alavés se levanta paralelo a las vías. Jesús Andrade

Más universidad para un tiempo nuevo

Análisis ·

El soterramiento será una oportunidad para el Campus de Álava porque hacia ese espacio tiende precisamente su crecimiento natural. Y proyectos no nos faltan

Martes, 29 de enero 2019, 01:15

Las últimas noticias -de variado signo- acerca del futuro soterramiento de las vías del tren en Vitoria-Gasteiz han vuelto a atraer la atención pública sobre un espacio urbano que va a experimentar una transformación radical de su fisonomía. La metamorfosis será una oportunidad para ... el Campus de Álava de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), porque hacia ese espacio tiende precisamente su crecimiento natural. La disponibilidad de terreno es, con todo, condición necesaria, pero no suficiente: sin la debida capacidad inversora no hay (ni habrá) ensanche que se pueda acometer, por moderado que sea. Proyectos, desde luego, no faltan: las nuevas necesidades de docencia e investigación reclaman infraestructuras a la altura (un ejemplo es el laboratorio o taller de automoción); la mejora en los servicios generales del campus y en la atención a las personas usuarias vendría de la mano de un edificio central que los unificara; queda pendiente, en fin, la ampliación del aulario de Las Nieves, desarrollo cada vez más necesario que en su día paralizó la crisis.

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La Universidad del País Vasco cumplirá en 2020 cuarenta años de vida y lo hará, previsiblemente, al menos como una de las 150 mejores universidades jóvenes, de menos de cincuenta años (según el ranking de Times Higher Education), y como una de las 400 mejores del mundo (según el ranking general de Shanghái), de entre un total -el dato no es accesorio- de alrededor de 20.000. En Álava su embrión fueron centros educativos como el de Magisterio, la Escuela Universitaria de Ingeniería, que cumple ahora sesenta años, y el CUA (Colegio Universitario de Álava), en el que se impartieron estudios de medicina, matemáticas, ciencias y filosofía y letras, entre otros. El campus fue creciendo gradualmente por medio de la creación de nuevas facultades y la integración de otras entidades, como el antiguo Instituto Vasco de Educación Física (IVEF), incorporado a la UPV/EHU en 2005.

Hace apenas un cuarto de siglo el entonces vicerrector del Campus de Álava, Patxi Goenaga, académico de la lengua vasca, calculaba que el campus podía llegar, en su progresión, a 4.500-5.000 estudiantes. La realidad ha superado con el tiempo incluso las estimaciones más optimistas: hoy en día son 7.700 personas las que cursan sus estudios en los distintos centros del campus. En pocos años hemos pasado de impartir un puñado de titulaciones (las antiguas licenciaturas) a ofrecer formación superior en 23 grados, a los que el curso que viene se sumarán otros tres, que son, además, los primeros dobles grados con los que va a contar la oferta académica del campus, una oferta que de esta manera se diversifica y se enriquece. Lo hace también gracias a la implantación de la formación dual, a las dobles titulaciones internacionales y a las novedades en el posgrado, que contempla nuevas propuestas en másteres y títulos de especialización propios (lo que eleva la oferta actual a un total de 21 titulaciones, 10 de ellas másteres oficiales). De todo ello y más se dará cumplida información a quienes se acerquen el próximo sábado 2 de febrero a la Feria de Orientación Universitaria (que tendrá lugar en las Facultades de Letras y de Farmacia).

El hecho de ser una universidad joven conlleva casi necesariamente un desarrollo meteórico -y la consolidación paralela- de sus estructuras y su oferta formativa. La vocación (y el reto) ha sido dar respuesta a las necesidades actuales de la sociedad vasca pero también imaginar aquellas que puede llegar a tener. De ahí la naturaleza generalista de la Universidad del País Vasco, que no descuida las demandas del momento pero que intenta ver mucho más allá. Como consecuencia, la UPV/EHU nutre a la sociedad de especialistas y profesionales en todos los ámbitos del saber, cometido esencial de toda institución de educación superior, tal y como afirmaba Ortega y Gasset en su artículo 'Misión de la universidad', de 1930. De hecho, su impacto en el desarrollo social y económico de Euskadi está fuera de toda duda. El avance del País Vasco actual no es concebible sin la aportación de su universidad pública.

En el contexto europeo y mundial competimos con universidades que tienen, algunas, unos cuantos siglos de existencia. Con varias de ellas colaboramos estrechamente, en especial con la Universidad de Burdeos, a través del Campus Transfronterizo de Excelencia Internacional que hemos constituido con ella. Hemos sellado también acuerdos de colaboración con quince de las cien universidades mejor posicionadas en el ranking de Shanghái. El ambicioso proyecto europeo de conformar consorcios universitarios entre varias instituciones de distintos países va a reforzar y potenciar en el futuro inmediato nuestros lazos con otras universidades. Mientras tanto, nuestra responsabilidad seguirá siendo profundizar en la calidad y la excelencia de nuestra labor tanto en docencia como en investigación y en transferencia a la sociedad de los resultados de esa investigación.

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Pero con ser la formación superior uno de sus pilares centrales, la actividad de un campus universitario no se limita a ella. Desde la UPV/EHU promovemos iniciativas culturales (literatura, música, teatro, cine) que trascienden en numerosas ocasiones el ámbito de nuestra propia comunidad. Es más, muchas de esas actividades están precisamente diseñadas para llegar a un público más amplio, a toda la ciudadanía alavesa en el caso del Campus de Álava (como ocurrió con el concierto abierto de su orquesta sinfónica el pasado diciembre). A la idea de un 'cultural campus', generador y difusor de cultura, se le une la aspiración de convertir el Campus de Álava en un 'healthy campus', en el que prevalezcan y del que emanen hábitos de vida saludables, incluido el ejercicio físico regularmente practicado, y también en un campus cada vez más sostenible. Esas son algunas de las líneas que van a guiar su desarrollo en los próximos años.

Un objetivo sin duda prioritario es hacer de nuestro entorno un espacio libre de intolerancia y de todo atisbo de violencia. Aunque sigamos padeciendo intentos, por lo demás residuales (que no exentos de gravedad), de socavar las bases de una convivencia pacífica entre diferentes, estamos cerca de lograrlo. Nuestro empeño como institución va encaminado no solo a ofrecer más universidad para un tiempo nuevo, con más y mejor formación para quienes representan el futuro de este país, sino también a alumbrar un tiempo definitivamente nuevo para el propio porvenir de la universidad pública vasca y, por extensión, de la sociedad a la que pertenece y a la que impulsa.

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