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Los verdaderos pasillos de la UNED se encuentran en el ciberespacio. Por eso resulta complicado escuchar en sus instalaciones junto al Seminario, salpicadas de azulejos en amarillo y azul, el murmullo que en los últimos días se ha extendido entre profesores y alumnos sobre ... el futuro de este centro en Vitoria después de que el Gobierno vasco haya decidido reducir en un 51% (de 197.000 a 96.100 euros) su aportación a la institución educativa para 2019. El comentario sobre el escenario que se abre con este recorte, sin embargo, está muy presente en la universidad. Y preocupa por sus consecuencias en la actividad diaria de unas aulas donde se imparten grados, posgrados e idiomas además de formación permanente en diversas materias.
La propia directora, Teresa Imízcoz, reconoció en una entrevista en este periódico que con 100.000 euros menos de presupuesto se podrían ver tocadas las tutorías y el plan para ampliar la oferta académica (con los grados de Educación Infantil e Ingeniería de la Energía) se quedaría en 'pause' por el momento. «El principal perjudicado será el alumno», coinciden profesorado y estudiantes. También alertan de ello los grupos parlamentarios que, con la única excepción del PNV, han salido en defensa del centro asociado de la UNED en la capital alavesa, que cumple 44 años. Los socialistas, tanto en la Cámara vasca como en el Ayuntamiento de Vitoria, donde lideran el área de Educación, se han distanciado de sus socios de gobierno en este asunto y reclaman que se ejecute la partida para el centro educativo tal y como aparece en el presupuesto de 2018 -cuando el PP logró 100.000 euros extra durante la negociación de las Cuentas- ahora prorrogado.
Los universitarios que se 'conectan' a la UNED en Vitoria, entre quienes se ha rebajado la franja de edad mayoritaria, hoy de 25 a 45 años, no esconden su temor por la atención que recibirán si menos tutores deben asumir más asignaturas o si, incluso, se ven obligados a recibir esa ayuda presencial a la formación online fuera de la capital alavesa pues el campus abarca de Cantabria a Barcelona.
Ese cóctel de malestar e incertidumbre se sirve también entre el profesorado, como evidencian cinco nombres destacados de la sociedad vitoriana con despacho propio en el centro educativo. Los profesores admiten hallarse ya «al límite» y recuerdan las oportunidades que abre esta universidad a personas de diversos perfiles, desde quien sufre una discapacidad al joven que elige la UNED como primera opción al no poder costearse unos estudios lejos de casa.
Jaime Tapia. Tutor de Derecho y Criminología
El magistrado de la Audiencia Provincial de Álava Jaime Tapia atiende en sus tutorías a alumnos de varios grados, entre ellos Criminología, el más nuevo en la oferta de la UNED, y un máster y, como sus compañeros, destaca la «calidad» de la atención al estudiante. Eso sí, «el elemento profesorado está ya optimizado, el sistema está al límite», advierte ante las consecuencias en el personal que puede conllevar la rebaja presupuestaria.
En las aulas virtuales por las que el juez se mueve desde el curso 2011-2012 «hay un poco de todo» pero, señala, «tenemos muchos alumnos jóvenes que eligen la UNED en lugar de ir a la UPV o Deusto» así como el perfil tradicional de «trabajadores» que no encuentran otra forma de avanzar en materia académica. Por eso, lamenta en referencia a los números del Gobierno vasco, «no me termino de explicar muy bien la razón última para que se produzca esta situación», aunque comparte su «esperanza» de que Lakua «reconsidere» su cifra.
Amelia Baldeón. Profesora de Historia
Con una tendencia al alza de las matriculaciones y una mayor entrada de alumnos jóvenes, «el objetivo no es replegarse sino crecer». Amelia Baldeón, profesora de Historia, ve claro cuál debe ser el futuro de la UNED en Vitoria pero teme asimismo que el nuevo escenario económico suponga «una pérdida de capacidad para el centro». «Hay otras universidades a distancia pero son privadas y mucho más caras», avisa la exdirectora del Museo de Arqueología de Álava.
En las conferencias vía web que mantiene con los estudiantes aparecen «personas de todo el mundo» al otro lado de la pantalla. «Incluso de India», apunta esta tutora que trabaja en la UNED desde mediados de los setenta con universitarios de grados como Geografía e Historia o Turismo. «El centro ha hecho un esfuerzo importante por ofrecer asignaturas que interesen al mayor número de alumnos», defiende Baldeón, convencida de que la reducción de la financiación «puede dañar muchísimo» esa labor.
Asier Azkarraga. Alumno y tutor de Antropología
Hace años fue alumno del grado en Antropología, después se matriculó en el máster de Investigación antropológica y ahora combina su posgrado con su labor como tutor en la UNED en Vitoria. «Matricularme en esta universidad fue una decisión para seguir progresando a nivel académico y alimentar una inquietud que siempre había tenido por la antropología y el humanismo», cuenta este profesional de la animación digital.
«La UNED me permite combinar los estudios con mi vida personal y profesional y además la calidad del profesorado es excelente, eso lo valoré mucho. Al no ser presencial te obliga a dar el do de pecho por ti mismo, pero siempre puedes afrontar los exámenes con garantías porque los profesores están ahí para echarte una mano», reflexiona. Su experiencia le dice que «el alumno de la UNED es una persona muy motivada» y teme la reducción del presupuesto. «No se puede dejar a los estudiantes tirados», dice mientras pide que se reconsidere la decisión.
Amparo Basterra. Profesora de Historia
En las tres décadas que Amparo Basterra acumula como profesora de Historia en la UNED en la capital alavesa ha tratado con alumnos de todo tipo y se ha dado cuenta de que «hay gente valiosísima que elige este centro para sacarse una carrera». «A esas personas las tenemos que mimar», advierte la actual representante de los tutores. Ingenieros que trabajan en firmas de referencia como Aernnova, universitarios que «se emocionan» al ver lo que han aprendido, madres que «después de meter a sus hijos en la cama se ponen a estudiar»...
Por las tutorías de Basterra pasan matriculados en grados como Antropología, Sociología o Historia del Arte y, agrega, «hay mucha gente de ciencias que estudia Historia por placer». La profesora no esconde su preocupación por el futuro de la UNED ni tampoco su sorpresa por la decisión adoptada por el Gobierno vasco. «El centro de Vitoria nunca ha dado un problema de nada y, además, marcha bien. Es una pena», admite.
Enrique Aguirrezabal. Tutor de Derecho
Enrique Aguirrezabal, exdiputado de Asuntos Sociales, fue primero alumno de la UNED -antes pasó por la UPV/EHU- y después se incorporó a su plantilla de tutores, en concreto, de Derecho. «Con dos niños y trabajando, si no hubiera sido por este centro no me habría podido sacar la carrera», reconoce. La experiencia le dice que estudiar a distancia resulta «muy duro y si lo hacemos todavía más solitario, con menos profesores...», comenta este profesor que imparte cuatro asignaturas.
La decisión del Gobierno vasco de rebajar un 51% su aportación a la UNED en Vitoria respecto a 2018 no tiene, a su juicio, «ni pies ni cabeza». «Para el Plan Renove de coches, por ejemplo, hay casi 5 millones», compara. Los estudiantes, cree Aguirrezabal, serán los primeros que notarán los efectos de esa reducción pues «no podremos atenderles con la misma atención ni calidad». Pero también se resentirá la plantilla. Como él, dice, los profesores de la enseñanza a distancia trabajan sobre todo «por vocación».
Aiara Iturrioz. Estudiante de Química
A los 18 años, Aiara Iturrioz hizo las maletas para formarse como bailarina en Stuttgart (Alemania). Entonces decidió que combinaría las puntas con los libros y se matriculó en Química en la UNED. «Pensé que sería buena idea seguir estudiando por si mi carrera como bailarina no funcionaba y escogí Química porque era una de las asignaturas que más me gustaba en el instituto y además tiene bastantes salidas laborales», cuenta esta vitoriana tras siete años en el Ballet de Stuttgart.
Conocía la UNED porque su madre cursaba su segunda carrera en el centro y le sedujo la idea de «estudiar desde el extranjero, en mi idioma y combinarlo con mi trabajo». Además, «puedes manejar tu tiempo como quieras, aunque lo más complicado es estudiar sin que nadie te explique la materia». Aiara está en el tercer curso y con el tiempo ha reducido el número de asignaturas en las que se matriculaba según aumentaba su trabajo en el Ballet. Las prácticas, como son presenciales, las reserva para cuando regrese a España.
José Ignacio Besga. Profesor de Derecho
«Me parece mal». José Ignacio Besga habla con claridad sobre el recorte económico a la UNED de Vitoria que ha planteado el Ejecutivo autónomo y sostiene que «si el presupuesto se ha prorrogado, debería prorrogarse también la partida» que destina a esta universidad. «Es mucho dinero y, obviamente, eso nos va a afectar de forma negativa», vaticina este tutor de Derecho mercantil y laboral que, tras treinta años en el centro, prepara su jubilación para final de curso.
Quien fuera presidente del Consejo Social y uno de los más altos cargos de la Caja Vital recalca la «importante labor» que realiza la universidad a distancia. «Hay muchas personas que por muchos motivos no pueden ir a clase», recuerda. El alumno será el «primer perjudicado» por la disminución de la dotación presupuestaria, una cuantía que, reclama, se mantenga. «No hay que reducir ni tutorías -tres horas a la semana en su caso- ni grados sino todo lo contrario: aumentar el servicio que se da».
«Estudiar en la UNED no es un capricho». La sentencia podría haber salido de la boca de cualquiera de los 2.000 estudiantes que actualmente atiende el centro asociado de Vitoria pero, en realidad, pertenece a uno de sus profesores, Ricardo Feliu. En los ocho años que lleva en la institución educativa ubicada junto al Seminario ha tratado con centenares de alumnos que «no pueden estudiar en una universidad presencial por motivos profesionales o personales», desde cargas familiares a diferentes discapacidades, y que no encuentran una respuesta a su situación en el sistema universitario vasco formado por la UPV/EHU, Deusto y Mondragón. Por eso, reflexiona, «no se acaba de entender la postura tomada desde la consejería de Educación». «Si no cumple con la ley de prórroga presupuestaria y, teniendo el dinero prorrogado para la UNED, cabe entender que para el Gobierno vasco nuestro alumnado es de un segundo nivel», lamenta.
Este tutor de varias asignaturas en los grados de Psicología y Criminología y en el curso de acceso para mayores de 25 años en la UNED de Vitoria critica también la posición adoptada por el grupo parlamentario del PNV -partido que sustenta el Ejecutivo autónomo junto al PSE- que se refirió a esta universidad como un centro «estatal con sede en Madrid». «La única vinculación con UNED de Madrid es académica», responde este profesor en una llamada «a la responsabilidad» al Gabinete Urkullu para que reconsidere su decisión de reducir la aportación en un 51% para 2019. Una medida, recuerda, con la que «al final sale perdiendo la sociedad vasca».
El 95% de los estudiantes que se 'conectan' a las aulas de Pedro de Asúa son alaveses y el 5% procede de los alrededores, calcula Feliu, que insiste también en el origen local de profesores y personal de administración. «Nuestro compromiso y vinculación con el territorio es máximo», asegura. El responsable de materias como Estadística Social o Psicometría recalca en esta línea que el centro de la UNED en Vitoria «tiene soberanía de decisión, gestión y autogobierno» y que en su patronato, donde están el Gobierno vasco, la Diputación y el Ayuntamiento, la 'matriz' de la universidad en Madrid sólo posee dos de los doce votos. «Su capacidad de influencia es escasa», reitera.
El profesor presenta su labor y la de sus compañeros como la de «facilitar» a los matriculados que «el estudio a distancia sea menos complicado, solitario, difícil y distante». Pero, advierte, la plantilla se encuentra ya «al límite de nuestra capacidad».
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