Carreras ilegales en Vitoria

Los últimos movimientos de Cristian e Izaro antes de su accidente mortal

Según ha sabido este periódico, como casi cada viernes, acudieron a la calle Júndiz «a ver las carreras». Así lo admitió la madre de Cristian en un programa televisivo. La presencia de un retén policial «entre las 23.30 horas del viernes y la 1.30 del sábado» abortó su gozo. Y también el de varias decenas de aficionados a esta peligrosa moda.

Marcharon «en caravana» hacia la calle Miravalles, muy cerca del Buesa Arena. Esta vía, mucho más corta que la recta de Júndiz, les sirve de alternativa en estas situaciones. A las 1.35 horas, y a través de una red social, un habitual avisó al resto de que «Júndiz libre».

La caravana regresó entonces al mayor polígono industrial de Euskadi. Comenzaron los trompos, los derrapes y unos ocho turismos comenzaron a esprintar a lo largo de esta recta. El Polo con los cuatro ocupantes se colocó en una acera. Cada poco, consideran los investigadores, cambiaba de lado. Hasta que, el BMW conducido por el imputado de 23 años les embistió. Presuntamente se hallaba en pleno pique con otro auto de la misma marca.

Cinco patrullas de la Guardia urbana llegaron enseguida. Sin mandos en la comisaría de Aguirrelanda ni al teléfono, los agentes identificaron al autor material del choque. Como dio negativo en drogas y alcohol, tenía los papeles en regla y domicilio conocido, le dejaron marchar con el aviso de que sería citado en próximas fechas.