Iñaki Añua, director del Festival de Jazz, posa con los carteles de ediciones pasadas. Igor Aizpuru

Iñaki Añua: «Este será mi último festival»

No quería dar este título, pero después de 40 años al frente del ciclo más rutilante de Vitoria, repleto de conciertos históricos, se retira. El jazz sonará diferente sin él

Viernes, 13 de julio 2018, 11:29

A fínales de los 70 le dijeron que el Festival de Jazz no iba a seguir adelante. «O lo llevas tú o desaparece», sentenciaron entonces desde la Caja Provincial -ahora Vital- que organizaba el programa junto al consejo de Cultura de la Diputación. «Entonces era ... tendero y había organizado un concierto para la Caja de Ahorros que llenó el teatro y fue muy bien. Me insistieron tanto...».

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Desde entonces Iñaki Añúa (1943, Vitoria), presidente del festival, suma años rodeado de carteles, instantáneas y diccionarios de música. Lleva cuatro décadas al mando de la organización, desde la tercera edición. «No hice las dos primeras, pero después las he hecho todas». La 42, que arranca el martes, será su última.

- Wynton Marsalis dijo en una entrevista que el País Vasco le recordaba mucho a Nueva Orleans, cuna del jazz. En parte por la buena comida.

- La única gastronomía un poco diferente en Estados Unidos es la de Louisiana en Nueva Orleans. Aproveché un viaje que hice a Estados Unidos y me acuerdo de que comías bien en cualquier restaurante. Pasa como aquí, tienes la garantía de comer bien.

- También destacó otro parecido: el amor propio de sus habitantes.

- Se sienten muy orgullosos de lo que son. He tratado con mucha gente de Nueva Orleans. Este año viene el trompetista Mark Braud. Se les nota por el acento de dónde son. El propio Wynton vino diez o doce veces porque se siente aquí muy a gusto.

- ¿La presencia de grupos de funk en el cartel de esta edición es algo premeditado? Cory Heart, Kool & The Gang...

- A mí el funk me ha gustado siempre. Y cuando un grupo de funk actúa en un festival de jazz, toca jazz. Es una delicia poder tener grupos que han sido famosos cuando eras más joven. La garantía es que le dan un toque extra al concierto donde además tocan sus grandes éxitos como 'September' en el caso también de Earth, Wind & Fire.

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- Y Kool & The Gang es lo que más vende.

- Sí. Y a mucha distancia va el gospel, que es el primer concierto.

- ¿Qué concierto le recomienda a alguien que no tenga muchas nociones de jazz?

- Como diría un cursi, si quiere el 'chic', este año es Carla Bruni. Yo le preguntaba a la gente que me encontraba por la calle si sabía quién era. Todo el mundo me decía que sí y es lo que me decidió a apostar por esta italiana, de nacionalidad francesa, casada con un expresidente.

-¿En qué momento dice 'vamos a traerla'?

- Hace mucho tiempo, sobre enero. Me enteré de que venía porque hay un director de un festival catalán que tenía a Carla Bruni. Entonces le llamo y me pregunta si me interesa. '¿Cuánto vale?'. 'Tanto...'.

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-¿Cuánto?

-Déjeme que sea discreto con las cifras.

- En 'Konexioa', en el Principal toca el joven vitoriano David Cid.

- La primera vez le escuché en el cumpleaños de mi hermano Javier. Lo vi tocar y es de esas cosas que ves a un chaval muy joven que toca muy bien. Para la gente de aquí inventé la 'Konexioa', poner a un músico vitoriano arropado por un norteamericano.

- En esta ocasión con el saxo Joel Frahm.

- Sí, es un saxo tenor que te lo encuentras en Nueva York sino es un día, al siguiente, tocando en alguno de los clubes. A David lo vi y me encantó cómo tocó el piano y le prometí que iba a tocar en esta conexión del Festival de Jazz.

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- Ha hecho de cazatalentos.

- Es que a un músico de Vitoria nunca le he dicho que no. Incluso conseguí que el director irunés de la banda Ganbara me dijera el porcentaje de músicos vitorianos, que es el 90%. No le puedo decir que no a un grupo de aquí. Todos los músicos vitorianos han ido pasando por 'Konexioa'.

- No sé si lo puede decir como presidente del festival, pero ¿qué grupo tiene ganas de ver?

- Pues tengo mucha curiosidad por ver a Carla Bruni. Tengo unos cuantos discos de ella y canta una de mis canciones preferidas, 'Moon River', que aparece en la película 'Desayuno con diamantes'. Tiene Oscar a la mejor canción. Eso es porque no es mala (risas). Esa película es de las que todo el mundo ha visto tres o cuatro veces y para mí dice mucho.

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- ¿Qué diferencia a la cita vitoriana del Jazzaldía y del Festival de Getxo?

- Algo muy sencillo. Yo soy aficionado al jazz por herencia de mi hermano Javier y Luis Abaitua, que hacían un programa de jazz en Radio Vitoria. Había discos en casa y tenía doce años cuando me empezó a gustar. A los 16 di una conferencia en un club de estudiantes al otro lado de la calle Dato sobre la historia del jazz. Reconozco la caradura que tenía entonces para atreverme a dar una conferencia de jazz con lo poco que sabía. Hay libros que fui comprando y me fui empapando. Es entonces cuando me empieza a interesar el jazz seriamente.

Cuidar la afición

- ¿El festival de Jazz ha hecho a mucha gente aficionada al jazz?

- Sí. Y no es por presumir, pero sí.

-¿Ahora se imagina un julio sin el Festival de Jazz?

- No, no me imagino mi vida sin el festival de jazz. No me la puedo imaginar. Tengo 75 años y sigo haciéndolo. Pienso que este será el último. Mi mujer siempre dice que quiero más al festival que a ella, en broma. El festival ha significado mucho, es un hijo que has tenido 40 años...

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- ¿Y hay más afición en Vitoria al jazz que en otras ciudades?

- Es una afición que yo he cuidado mucho o he intentado cuidar mucho.

- El supergrupo Hudson llega en una de sus pocas citas en Europa.

- Sí, el nombre de Hudson viene de un valle que hay al lado de Nueva York. La gente que no quiere vivir el ruido vive allí y hay músicos que han formado un grupo para pasarlo bien. Además son muy buenos. Se reúnen con motivo del 75 cumpleaños de Jack DeJohnette. Y en el disco toca el bajista de Brad Meldau con quien me llevo muy bien también.

- Llama la atención el concierto del trompetista Avishai Cohen junto a dos baterías.

- Es curioso también porque este músico israelí toca la trompeta y se llama igual que un contrabajista. Exactamente igual. Entonces el que toca el contrabajo le pidió que se cambiara el nombre y le contestó que no, «es que me llamo así», le dijo. Cuando le llamé para traerlo me dijo que iba a venir de una forma diferente. Al cabo de un mes me dice que viene con dos baterías y dos guitarras. Yo no pongo nunca condiciones a los músicos sobre lo que tienen que hacer, me parecería una grosería. Si yo fuera músico me parecería mal.

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