Esperanza lleva treinta años al mando de la Librería Iranzu, el refugio de la lectura en Elciego. Jesús Andrade

La última librería de Rioja Alavesa

Esperanza Iranzu regenta en Elciego el único comercio con novedades literarias. «Vendemos más que hace años y tengo un público fiel»

Miércoles, 11 de agosto 2021, 03:43

«No es una librería con mucha solera ni especializada. Pero nos dicen que somos una especie en extención». Esperanza Iranzu explica que no tiene nada que ver el negocio que regenta en Elciego con las librerías que conocemos en ciudades. En sus estantes hay ... todo tipo de revistas, material para escuelas (desde cartulinas a mochilas) e incluso unas palas de playa. «No podemos vivir solo de los libros», reconoce. A pesar de ello es el único negocio que vende libros en Rioja Alavesa. El último bastión para los cerca de 6.000 habitantes de la zona sumado a las diferentes bibliotecas. De hecho, la biblioteca municipal tiene como proveedora a esta librería, a apenas 200 metros.

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Esperanza abrió la Librería Iranzu que lleva su apellido en 1989. Entonces, cuenta, la Librería Begoña de Laguardia era la gran «referente de la zona». En Oyón había otra tienda en la que se vendían material escolar y libros de texto, pero no literatura; y en Labastida había un estanco que hacía las funciones de papelería. «Pero ya solo quedamos nosotros», explica. «Que vendiera las novedades de las editoriales solo quedaba Begoña y se jubiló hace años».

A lo largo de los más de 30 años incluso ha ampliado el espacio. El escaparate, a pesar de la variedad de materiales que vende, se reserva a los libros. Ahí están 'El manuscrito', de John Grishmam; 'Sira', de María Dueñas; 'Justicia', de Javier Díaz Carmona o 'Las furias invisibles del corazón', de John Boyne. «Los libros menos comerciales también los pedimos y llegan a los pocos días», dice consciente de las limitaciones del almacén.

También se encuentra en un lugar destacado de ese cristal 'Las dos vidas de Martín de Munibe', una novela de aventuras firmada por Manuel Septien que reivindica la figura del escritor Félix María de Samaniego y en la que Rioja Alavesa es una parada central. «Desde que se publicó ha habido interés», cuenta Iranzu, quien tiene sobre la mesita la última novela de Mikel Santiago, 'En plena noche', ya que le corresponde cumplir esa función de prescriptora, de aconsejar y conocer las preferencias de clientes. A todos les conoce por el nombre de pila. «Aunque es verdad que los clientes suelen tener claro qué buscan», cuenta. «Cualquier novedad que sale se vende. Igual vendemos cinco ejemplares mientras que en grandes librerías son muchos más», cuenta.

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No hay un perfil, sino la población cercana. «Más que por novedades, los clientes son fieles de autores y están atentos cuando alguien va a sacar un libro», dice. En un primer momento del negocio, su suegra le echaba una mano como dependienta. «La literatura me ha gustado desde siempre», sostiene. El cierre de la fábrica de cintas y cordones en la que trabajaba le empujó definitivamente a abrir el negocio. «Coincidió que no iba muy bien, pero creo que de igual manera la hubiéramos abierto. Queríamos montar un negocio que no fuera hostelería. Y una librería era una cosa bonita en la que creíamos que podía funcionar».

Mayores ventas

El paso del tiempo le ha dado la razón. Lo llamativo es que ahora vende más volúmenes que hace unos años. «Hace 30 años no se vendía tantos libros de lectura, sino que había más demanda de libros de texto para los estudiantes. Ahora es al revés, ha cambiado porque las editoriales venden esos manuales directamente en los centros».

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Tampoco el auge de la venta 'online' ha acabado con este pequeño negocio que confirma la aficción lectora de la zona. «Sé que ahora es muy fácil comprar a través de plataformas como Amazon, pero nuestra competencia está en Logroño, al ser la ciudad donde la gente viaja a menudo. Pero tengo un público muy fiel. No me quejo».

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