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En los jantokis de toda Vitoria este jueves se comió a toda velocidad el menú más apropiado para el desgaste que supone participar en la carrera más importante del euskera. La Korrika Txiki llegó a la capital alavesa a eso de las tres de ... la tarde y ningún korrikalari de más de un metro de altura quería perdérsela. Con los 'petorrikas' bien pintados a mano y anudados al pecho, las zapatillas atadas o con el velcro pegadísimo, los estiramientos hechos y las ganas de gritar intactas, miles de alumnos de 36 ikastolas y colegios gasteiztarras, sus irakasles, sus gurasoak, sus aitonamonak y el 'sursuncorda' pusieron ritmo y revolución a la carrera más euskaldun. Por comparación con la Korrika grande, los txikis ganaron en decibelios y pulverizaron marcas.
Al grito de 'ika, ika, ika, hemen dago Korrika', los primeros en levantar el 'lekuko' de las jóvenes promesas del atletismo urbano vasco fueron los alumnos del colegio Aldaialde de Zabalgana. En alegre biribilketa y guiados por jóvenes disfrazados de Pirritx y Porrotx comenzaron con un brío la carrera que ni Usain Bolt. Y así, sin perder el paso, cientos de niños recorrieron las calles de Vitoria hasta llegar a la Plaza de España, donde se celebró una fiesta.
Fueron tomando el relevo de colegio en colegio y quien no llevaba la antorcha original bien se encargó de confeccionarse una con el rulo de cartón duro de los rollos de papel de cocina. Y así, con colorinchis, gritando hasta desgañitarse y 'tipi tapa' fueron llegando a la meta. El último tramo era especial para los alumnos de Olabide y Judimendi porque iban a tener el honor de leer el mensaje de los 'lekukos'. La carrera homenajeaba a la ikastola por su 60 aniversario y al colegio Judimendi -cuya chavalería llevaba unas inconfundibles camisetas de naranja fosforito para no perderse- por contar desde este año con aulas de dos años de modelo D.
Se les hizo largo a todos tener que esperar al pelotón en el cruce de Florida con Dato. Las andereños y los maisus sudaron la gota gorda -bueno también por el calor- para contener a decenas de txikis a los que se les había dicho que se preparasen para correr. Pero luego... «Lasai, oraintxe dator. Itxaron apur bat. Cuando lleguen, vosotros tres corred que yo voy detrás vigilando». Y claro, todo llega y la caravana de la Korrika se dejó oír. «Hemen gaude Korrikaren alde». La frase invitaba a meterse de lleno en la carrera hasta el sprint final.
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