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Un grupo de cigüeñas blancas de pesca. CEA
Turistas de altos vuelos en Salburua

Turistas de altos vuelos en Salburua

Del milano negro a la lavandera cetrina, las balsas de los humedales vitorianos atraen cada verano a interesantes aves acuáticas y rapaces

Miércoles, 29 de agosto 2018, 13:55

Un buen ornitólogo, además de afinar y educar sus cinco sentidos, debe pertrecharse con un cuaderno de campo donde apuntar el nombre del ave observada, el lugar, la fecha, la hora, los detalles y, si tiene mano con el lápiz, realizar un dibujo del ejemplar o la escena. Tras avistarlos con los ojos, se ayudará en la observación de prismáticos o telescopio, consultará guías especializadas para no confundirse en su identificación y aprender más sobre su etología y hay quien también se puede animar a fotografiar su hallazgo con ayuda de teleobjetivos. Es imprescindible buscar un buen sitio para la observación y eso en Vitoria es pan comido. Las balsas de Salburua ofrecen cada día un curso completo de iniciación a la ornitología y estas semanas el movimiento de aves acuáticas y rapaces por el humedal es intenso, según dan fe de ello los especialistas del CEA.

El centro de interpretación de la naturaleza Ataria de Vitoria edita cada domingo su 'Noticiario ornitológico', en el que los técnicos hacen un recuento de lo que ven en los observatorios. Aún no ha empezado la migración de aves y las balsas están llenas de turistas de altos vuelos. «En estos días de verano, la afluencia de aves en el parque ha sido considerable», relatan los ornitólogos del CEA el pasado 29 de julio en el diario. Ese día sobrevolaron Arkaute rapaces como el águila calzada y el milano negro y una espátula común.

Atraídos por el producto local, léase peces vivos en humedal de la red Rámsar, acudieron también comensales como la focha, la gallineta, el ánsar comun, el ánade azulón y las gaviotas reidoras y patiamarillas. «Al parecer están encantadas con la cantidad de peces que pueden encontrar», cita un ornitólogo. Compartieron mesa con garzas reales, cigüeñas blancas y zampullines y somormujos.

Un ansar. CEA

En agosto, pese a que ha habido días de intenso calor y mañanas casi otoñales y a que las lagunas están más secas, el turismo alado de este hotel de infinidad de estrellas se ha mantenido. Verderones, currucas capirotadas, herrerillos, carboneros, ruiseñores bastardos y urracas se han paseado por esta 'calle Dato' de los humedales junto somormujos lavancos, tarros canelo y blanco, garcillas bueyeras y andarrios. «Hemos podido disfrutar de especies menos frecuentes como los abejarucos (35 ejemplares) volando y posándose cerca del observatorio junto con algunas lavanderas boyeras. A pesar del calor que hemos pasado ha merecido la pena», escribió el especialista en la entrada del 12 de agosto.

Salburua despide el mes con traca final de fiestas. Andarrios chico y grande, golondrinas, gallinetas, garzas, garcetas y un combatiente camuflado, los abejarucos, las cercetas y hasta un águila calzada han recalado estos días por las balsas. También ha hecho una parada de fin de semana una lavandera cetrina adulta, «muy poco común» por esas latitudes y menos ahora, cuando aún no han comenzado los movimientos migratorios. Eso sí, a punto está de llegar el espectáculo de las bandadas cruzando el cielo vitoriano.

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