
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El coche como motor del turismo. La propuesta de Mercedes-Benz para abrir un museo sobre la marca y su historia en la capital alavesa ... es un concepto que funciona a todo gas en Alemania, uno de los países europeos que reúne los centros expositivos de mayor 'cilindrada' en este particular circuito, dada su potente industria del sector. Un vínculo económico del que, en Euskadi y España, también puede presumir Vitoria, que con su factoría de la multinacional germana, desde mediados del pasado siglo en la capital, hoy alberga la mayor industria vasca -más de 5.000 trabajadores- habiendo logrado posicionar el nombre de la ciudad (con la furgoneta Vito) en el mercado mundial y forjar así una historia propia. De ahí que cobre sentido contar con un centro expositivo que dé testimonio de los hitos y la trayectoria de una firma de la que forman parte miles de vitorianos y alaveses. Un activo turístico que sería exclusivo de Vitoria y casi inédito a nivel regional y nacional, donde apenas existen museos vinculados a centros de producción. El proyecto de la factoría alavesa, planteado para la an tigua gasolinera de Goya y descartado por el Ayuntamiento por la catalogación urbanística del edificio, «es una oportunidad que hay que aprovechar», piden distintos sectores locales conocedores del potencial de museos como los germanos.
En el país del motor, el coche es orgullo nacional, las 'autobahn' (autopistas) no tienen peajes para turismos -tampoco límites de velocidad en la mitad de sus más de 13.000 kilómetros-, y los ciudadanos presumen de un lujoso parque automovilístico. Los viajeros visitan castillos, catedrales y museos, entre ellos los de automoción, auténticos imanes para millones de curiosos. Comenzando por el de la propia Mercedes-Benz en Stuttgart (es la capital de Baden-Wurtemberg, con 632.000 habitantes), ciudad donde nació la industria del automóvil así como sede del grupo Daimler. Ubicado frente a su fábrica, este centro inaugurado en 2007 acerca el coche inventado por Karl Benz en 1886, repasando su historia y dándole vida al ubicarlo en el contexto de la tecnología, el momento social y la cultura popular. Más de 160 vehículos -desde algunos de los más antiguos hasta los legendarios bólidos de carreras y los vehículos de investigación futuristas, camiones, F1's, etc-, junto a otras muestras, forman la parte central de esta exhibición permanente de 16.500 metros cuadrados en doce espectaculares salas. Aparte de museo -la entrada cuesta entre 5 y 10 euros-, el complejo, con tienda, cafetería, etcétera, alberga además distintos actos como conciertos, concentraciones de coches... «Un edificio diseñado para moverse libremente, soñar, aprender, mirar y dejarse orientar por las fascinaciones, la luz y el espacio», describe el equipo del arquitecto Ben van Berkel.
Sin salir de Stuttgart, el Porsche Museum -inaugurado en 2009, fuera de las oficinas centrales de la firma, con un coste de alrededor de 100 millones de euros y una superficie de 25.800 metros cuadrados- reúne más de 80 vehículos y 200 objetos expuestos, si bien la colección de autos es de más de 500. Los visitantes acceden a la sala expositiva a través de una larga escalera mecánica a un viaje en el tiempo por la historia de la empresa, con la primera obra de Ferdinand Porsche: el 'Vehículo eléctrico Egger-Lohner modelo C.2 Phaeton' de 1898 que, como pieza central de la muestra permanente, constituye el acceso a la trayectoria. El lugar reúne auténticas joyas del constructor e ingeniero que creó la marca: Tipo 64 (1939), Austro Daimler ADS R Sascha (1922), 356 'Nr 1' Roadster (1948), Käfer (Volkswagen Typ 1 1938 conocido como Escarabajo), 911 Carrera... Se complementa con zona de conferencias, terraza, dos restaurantes, taller, archivo Porsche, tienda, cafetería... El edificio de Delugan Meissl no pasa desapercibido. Soportado por tres pilares en forma de V, el cuerpo principal flota a diez metros del suelo. «Recibimos cerca de medio millón de visitantes cada año», resalta Yasmin Abu Dorrah, portavoz del complejo.
Mientras otras ciudades exhiben orgullosas su historia industrial, Vitoria imagina su propio museo sobre las cuatro ruedas. «El museo Mercedes era nuestro sueño y no renunciamos a él», manifestó Emilio Titos, director de la planta de Vitoria, en una entrevista en EL CORREO en diciembre. La portavoz del PP y candidata a la Alcaldía de Vitoria, Leticia Comerón, apuesta por recuperar el fallido plan del gigante alemán, que se ubicaría junto a un Museo de la Automoción sobre la historia de la industria en la ciudad, con espacio para los vehículos del Araba Classic Club, también para Michelin, fabricantes como Torrot, los hitos en aeronáutica de Heraclio Alfaro... «Vitoria debe tener su museo de la automoción. Reúne una historia muy potente vinculada a ello, ha crecido junto a esa industria y hay muchas personas a las que les encantaría que se contara», apunta. Apuesta por ubicarlo en el corredor sobre el soterramiento del tren, en el centro. Sería un recinto «dinámico», con actividades para vitorianos y turistas. «Nos podríamos diferenciar del resto de ciudades del entorno», enfatiza, consciente de la cantidad de visitantes que atrae este tipo de centros. Así ocurre en Baviera, parada ineludible para apasionados del motor y hogar de otros fabricantes líderes. En Múnich, junto a la sede mundial y fábrica de BMW (Bayerische Motoren Werke), el BMW Welt causa verdadera sensación. Un espectacular complejo que consta de concesionario (con novedades y otros vehículos en los que es posible montarse, fotografiarse), museo, restaurante, fórum de eventos -acoge más de 400 anuales-... Se abrió en 2007 y es «un verdadero hito de la ciudad. Cada año recibimos más de 3,6 millones de visitantes de todo el mundo, lo que lo coloca entre los lugares más visitados de Baviera», destaca Ralph Huber, responsable del BMW Museum. Fundado en 1973 y reformado en 2008, es un icónico edificio integrado dentro del escenario que muestra la evolución de la marca y sus joyas.
También en Baviera, Inglostadt (132.000 habitantes) alberga las oficinas centrales de Audi, junto a las que se sitúa el Audi Forum. Combina «producción, tradición, compras, un cine, gastronomía, exposiciones y salas de conferencias en un solo lugar», detalla Arno-Michael Drotleff, portavoz de este recinto inaugurado en 2000 con una inversión de 87 millones. Acoge «unos 400.000 visitantes al año y es un atractivo para personas de la región y de todo el mundo, así como para clientes que recogen sus autos nuevos». Ofrece citas culturales que van «desde jazz a música clásica, exposiciones de arte, visitas a la fábrica y al museo Audi. Los escolares aprenden con módulos de actividades, simuladores de conducción y pruebas multimedia».
La automoción y otras áreas tecnológicas tienen una destacada presencia en museos alemanes. Aparte de los de las marcas, existen otros dedicados a la técnica, públicos y privados, por todo el país. Por ejemplo, el Technik Museum de Sinsheim muestra legendarias piezas originales de automoción, ferrocarril, aeronáutica, militaria... Como el Concorde o el Tupolev TU-44. El de Speyer, por suparte, exhibe un Boeing 747 o el transbordador espacial Buran.
En automoción, España cuenta con museos como el de Fernando Alonso cerca de Oviedo, el de Seat en Martorel, el de Salamanca sobre historia o la Torre de Loizaga (Bizkaia), única colección europea con todos los Rolls-Royce fabricados entre 1910 y 1998. En países del entorno están, entre otros, el de las 24 Horas de Le Mans (Francia), país donde, por cierto, Michelin tiene su museo en Clermont-Ferrand o los de Ferrari y Lamborghini, ambos en Italia.
La idea de tener un museo de la automoción en Vitoria es algo que persigue desde hace lustros el Araba Classic Club, que cumple su 25 aniversario. Empezaron 25 socios y hoy superan los 300. Después de pasar por tres sedes distintas a lo largo de ese cuarto de siglo de vida, cuentan con un pabellón de 1.250 metros cuadrados en la avenida del Cantábrico, entre Gamarra y Betoño, donde aparcan cerca de medio centenar de automóviles históricos de distintas marcas y épocas.
Así lo desgrana Kepa Triguero desde esta entidad que organiza unas 40 salidas culturales o deportivas anuales y colabora con sus automóviles en distintos actos y programas de la ciudad (las cabalgatas de Navidad, el Festival del Corazón, etcétera). Están a la espera de recibir algunos camiones de época de bomberos para abrir su sede social a visitas de escolares, mayores... al estilo de un «mini-museo». La pasada década, el club realizó un anteproyecto de museo de la automoción (destinado a Lakua) que no salió adelante. Ahora, la idea regresa con la propuesta por ahora fallida de Mercedes-Benz para Goya y la iniciativa del PP para hacer un centro expositivo de la automoción con un espacio para los vehículos del Araba Classic Club y un edificio para el gigante alemán. Como valora Triguero, «sería algo novedoso en España». «Si la ciudad abre un espacio céntrico va a tener una visita bastante importante por parte de vitorianos y del resto, eso está asegurado. Los vehículos que haya dentro tienen que oler a gasolina fresca, de manera que serán movidos continuamente y repuestos con otros distintos», describe.
«Un museo de automoción arrastra a todo el mundo, también es cultura, y Vitoria tiene una historia importante puesto que ha albergado distintas fábricas. En Mercedes-Benz trabajan más de 5.000 personas. También está Michelin. Hemos tenido una fábrica de maquinaria agrícola como Ajuria; Vitoria fue el primer aeródromo del país... Es importante tener un museo que tenga un popurrí de todo esto. Podría enumerar muchas cosas que los vitorianos desconocen».
La propuesta de la planta de la multinacional alemana, a su juicio, es «una gran oportunidad». «Que la capital de Euskadi tenga esa posibilidad de tener no uno sino dos museos de automoción, uno de una marca y otro segundo donde habría infinidad de vehículos de distintas marcas, sería algo extraordinario para una ciudad que verdaderamente necesita algo atractivo como, el Guggenheim en Bilbao. Y es lo que vamos buscando, hacer un triángulo de visitas que sea muy atractivo. Vitoria tiene la oportunidad de engrandecer la ciudad».
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