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Algunos microorganismos, en su mayoría virus, son potencialmente cancerígenos. Esto no quiere decir que las personas que se infecten con ellos vayan a desarrollar un tumor, pero sí suponen un factor de riesgo para algunos carcinomas. Hasta el punto de que estos patógenos están detrás ... de cerca de un 15% de los cánceres que sufre la población.
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La mayoría de los virus no tienen acción directa ni indirecta en el desarrollo de un tumor. El ejemplo más claro es la gripe. Pero sí existe un grupo de patógenos que puede desembocar en un carcinoma. Se les llama oncogénicos. El más conocido es el del papiloma humano. Es el causante del cáncer de cérvix. La interacción sexual puede hacer que este microorganismo esté detrás de otros tumores menos habituales como el de pene, el de garganta o el de ano.
Otro virus, en este caso uno muy común, como es el Epstein-Barr, causante de la mononucleosis, guarda relación con la aparición de otra serie de tumores. Los principales son el linfoma de Burkitt y los de la cavidad oral o gástricos. La hepatitis B, la C o el VIH son también oncogénicos, porque tienen la capacidad de poder transformar las células que infectan en cancerígenas.
Lo mismo ocurre con un grupo reducido de bacterias, la helicobacter -la que suele estar detrás de las úlceras o las gastritis- y la salmonela. Ambas tienen la capacidad de promover alteraciones celulares que degeneren en linfomas o en algunos cánceres de estómago. Y las últimas investigaciones presentadas esta semana en el congreso que la Sociedad Española de Inmunología celebra en Bilbao apuntan a que algunos hongos, como el aspergillus, podrían favorecer la aparición de tumores hepáticos.
Rafael Sirera, investigador y catedrático de Biología Celular en la Universidad Politécnica de Valencia, recuerda que está relación directa entre algunos microorganismos y el cáncer no es nueva e insiste en no generar una alarma con esta cuestión. «Es poco frecuente que una persona infectada con alguno de estos virus acabe desarrollando un tumor», recalca. Como ejemplo destaca que más del 90% de la población se ha infectado de Epstein-Barr y solo una proporción pequeña ha acabado desarrollando un tumor. Añade que «tenemos herramientas para hacer frente a estos microorganismos», como son las vacunas contra el VPH y los antibióticos frente a las bacterias. Y que, en caso de que lleguen a generar un tumor, este tipo de cánceres suelen tener buena evolución.
El experto detalla que no todos estos patógenos tienen una relación directa sobre un posible tumor futuro. Hay algunos, caso de la hepatitis o la helicobacter, que su acción es indirecta. Causan infecciones recurrentes que se pueden cronificar y el propio sistema inmunitario, al luchar contra ellas, puede acabar generando un linfoma. Sirera insiste en que para desarrollar un tumor se tienen que dar una serie de factores. En el caso de los microorganismos no solo basta con infectarse. Debe haber además una predisposición genética a la que se suman a una serie de causas ambientales.
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