Trump, Foronda, contracumbre y sangría
Se non é vero... ·
Al parecer, se impuso la opción del vino bordelés sobre nuestra Rioja Alavesa y el presidente se perdió la ocasión de conocer a quienes primero le felicitaron por su victoria electoralSecciones
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Se non é vero... ·
Al parecer, se impuso la opción del vino bordelés sobre nuestra Rioja Alavesa y el presidente se perdió la ocasión de conocer a quienes primero le felicitaron por su victoria electoralY Donald Trump aterrizó en Burdeos. Y quienes especularon con que lo haría en Vitoria se quedaron con un palmo de narices viendo una vez más cómo la realidad se imponía a las mentes calenturientas que ya imaginaban al Air Force One planeando ... sobre nuestras recalentadas seseras.
Al parecer, se impuso la opción del vino bordelés sobre la del Rioja Alavesa y la alfombra roja adornará el suelo de Mérignac, en Burdeos, dejando así huérfano de protocolos al despechado aeropuerto de Foronda.
Dice la cancioncilla acreditada por las cuadrillas de blusas y tufarras varios que «Vitoria es tan pequeña que no se ve en el mapa, pero bebiendo vino, la conoce hasta el Papa». Aunque va a ser que el Papa sí que la conoce; pero al presidente de los Estados Unidos, como no le hagan un croquis, dudo que sepa ubicar tres países de Europa en un mapamundi mudo.
Ya imaginábamos a Donald Trump paseando su tupé por nuestras calles y paseos, ora visitando la Catedral ora engullendo un pincho bajo el palio sonrosado de la luz crepuscular. Póngase una rebequita, señor Trump, que si sale el norte es muy traicionero por estas latitudes, aconsejaría servicial el jefe de protocolo al muy noble y muy leal visitante en pleno triforio catedralicio.
Proliferan los nostálgicos empeñados en vivir aguardando que pase un Míster Marshall, como en el Villar del Río de Berlanga, para dar sentido a sus vidas y hacerse una foto para la posteridad, a pie de pista en el latifundio.
Aún recuerdo fotos históricas como la de nuestro segoviano más ilustre y antes alcalde y vitoriano de corazón, que tan pronto se sacaba una con un pívot de la NBA de nombre Lamar Odom como daba por ganado el récord mundial de tortilla de patata. El pívot se iría a las pocas semanas de la instantánea -mecagüen la mar- y la tortilla nunca obtendría el galardón anunciado, descalificada por Guinness por una mera cuestión poliédrica.
Pues bien, Trump perdió la oportunidad de aterrizar en Álava, desperdiciando la ocasión de felicitar a la formación política que antes le envió la carta de felicitación cuando fue elegido presidente. Lo habrán olvidado, pero se trata de una efeméride que figura en los anales de la historia.
La noticia ocupó portadas de prensa para dar y tomar: «Bildu traslada a Trump su más sincera enhorabuena tras las vibrantes elecciones celebradas así como su absoluta disposición a seguir trabajando con el nuevo Gobierno de los Estados Unidos». Toma Jeroma, pastillas de goma.
La carta, firmada por la portavoz abertzale en el Congreso, Marian Beitialarrangoitia, fue enviada al máximo responsable de la delegación del país norteamericano en España, James Costos, tras los comicios americanos en que Donald le comió el mijo a 'Hillarí'. Y fíjate que todavía no han tenido la delicadeza de acusar recibo de la misiva los muy maleducados.
Lógicamente dolidos con el desdén presidencial, los de Bildu decidieron mandar a Ternera Júnior y a Joseba Álvarez a la kalejira de la contracumbre del fin de semana en Biarritz, a presentarle los respetos al oligarca. Que como se descuiden los americanos y le hagan otro feo a Bildu, estos hacen como el dictador dominicano Trujillo, que le declaró la guerra a Hitler un día antes de que Alemania se rindiera. Con dos cojones y la bandera de Tafalla.
Y, a mayor abundamiento, le envían una declaración formal de persona «non grata» en suelo vasco y se pierde la visita a San Juan de Gaztelugatxe a ver el escenario en el que se rodó Juego de Tronos.
- Txúpate esa, Melania.
Yo, qué quieren que les diga, pero lo de las vibrantes elecciones de la carta de Bildu a Trump me emocionó soberanamente. Van a ser las influencias de la ola de Mundaka y el ambiente surfero. Me recordó a las canciones de los Beach Boys: «I'm pickin' up good vibrations (good vibrations, oom bop bop). She's giving me the excitations (excitations, oom bop bop)».
Se imagina uno a la ejecutiva bildutarra con camisas de piñas tropicales haciendo los coros y nos damos cuenta de lo mucho que hemos cambiado en tan pocos años. De soñar con hacer la revolución hemos pasado a aguardar a que nos bendiga con el hisopo el último mandamás que asoma en el panorama político mundial. Quién te ha visto y quién te ve. Antes me querías mucho y ahora no me puedes ver.
Llamóme la atención el paseo en alegre biribilketa 'prêt-a-porter' que se dieron las mujeres de los mandatarios de la cumbre del G7 por algunas localidades y variopintos negocios de Iparralde. La esposa de Macron les tenía preparado un tour muy ameno para conocer las peculiaridades del País Vasco-francés.
Así, visitaron una alpargatería que a Melania, a fuer de sinceridad, le debió parecer una ordinariez aquel zapato tan plano, sugiriendo algún cambio al modelo clásico que incorporara tacones de aguja, así tipo los Manolos.
Más tarde se aventuraron a enseñarles cómo manipulan los pimientos coloraos, que quedan preciosos en las fotos y en las fachadas de los caseríos. Pero cuando la mataron fue cuando la comitiva, en una visita a una bodega del lugar, fue obsequiada con un reparador vasito de sangría. Tócate las polainas. Ni txakolí ni sagardoa ni patxarán siquiera. ¡¡¡ Sangría !!! Que mira que son ganas de joder contraprogramando y contaminando las más sagradas tradiciones. Y luego se quejarán de la contracumbre estos iconoclastas.
- Si es que ya no se respeta nada, pensaría clarividente Ternera Júnior.
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