Tres monologuistas vascos presentan un espectáculo conjunto en Jimmy Jazz

Y, claro, jugar en casa, como quien dice, no es lo mismo. «Estoy nerviosísimo, llevo como diez días sin dormir. En Barcelona hago unos monólogos que son bastante personales y no me importa porque no me conocen, pero es que aquí la mitad de la gente del público me va a conocer. Creo que hará gracia, porque pienso que los chistes son buenos, pero estoy un poco atacado, la verdad», confiesa Zuazo.

El estreno tendrá lugar en la sala Jimmy Jazz (18.30 horas, 10 euros) y el título 'Van tres y...' alude al casi tópico de que en una pareja se cae el del medio. Sin embargo, el montaje –que ellos sitúan en la onda de humor canalla del programa 'La Resistencia'– trata de huir de lo habitual. «Hago un humor bastante universal. Es verdad que los chistes de vascos funcionan muy bien en Cataluña, que nos quieren mucho. Pero aquí ya estamos muy acostumbrados, porque hemos tenido 'Vaya semanita', monologuistas que han hecho ese humor o los 'Ocho apellidos vascos'», indica este guionista, que tras estudiar periodismo pasó por Radio Euskadi y ETB, ha escrito series y ha publicado en 'El Mundo Today'.

«En mi caso, estoy más a lo que estoy diciendo que a cómo lo estoy diciendo. No voy de gracioso, tengo mi texto y voy a contar esas cosas que he pensado en casa», expone Zuazo, que contrasta su eje en lo verbal con la puesta en escena de su compañero Beñat Iturbe. «Tiene un humor muy visual. Ha estudiado cine y se nota mucho: te va contando historias y te va creando imágenes en la mente. Transmite mucho en este sentido», resume.

Al describir a la monologuista, Zuazo señala que «Odei es una máquina, una bestia. No se calla, dice burradas y tiene mucha potencia. Creo que de los tres es la que más presencia tiene en el escenario, por lo que dice y cómo lo dice», remata el artista alavés al describir a esta mujer formada en periodismo que, después de ejercer como redactora y locutora en varios medios, ha dirigido sus pasos al humor, con un tono más bien negro.

Por su parte, Eñaut Zuazo intenta huir de los lugares comunes del 'stand up comedy', con la mirada puesta en la estructura de lo que cuenta. «Tampoco soy tanto de historias como de tocar muchos temas en poco tiempo». Y puede ir en lo temático «de algo tan blanco como los nombres vascos al suicidio, un tema más tabú», sitúa.

Todo esto, dentro de un cóctel de tres sabores en el que asoman los chistes sobre los 'millennials' y otros asuntos como el sexo, el mundo LGTBI, la identidad personal o el racismo. Se presentan armados con humor irreverente y autocrítica, con pocos filtros y temáticas que engloban la controversia, los dilemas de la vida cotidiana y las imperfecciones del ser humano.

En su trayectoria, los impulsores del proyecto artístico recuerdan que han trabajado en programas de televisión, películas y medios de comunicación, siempre ocultos tras unos créditos que pasan demasiado rápido o con la escritura de artículos en los que nadie presta atención a la firma. Ahora vienen a cara descubierta, también para que la mascarilla no impida que se les entienda bien en escena.