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Vitoria es la capital de España con un mayor índice de segregación escolar solo superada por Madrid. En tres de los diez institutos públicos que hay en la ciudad el 84% del alumnado es de origen migrante y en ellos se concentra la mayor cantidad de menores en situación de pobreza. Son Francisco de Vitoria, Federico Baraibar y Samaniego. Esta es una de las conclusiones principales del estudio elaborado por el sindicato Steilas en colaboración con Ikusbide entre estudiantes de 4º de la ESO en centros públicos de la capital alavesa.
«Ahora mismo nuestro sistema escolar no se sustenta en el principio de igualdad de oportunidades ya que la segregación viola derechos y oportunidades», denunciaron durante la presentación del informe José Masa y Jone Gibelalde, portavoces de Steilas. Los datos obtenidos ponen de manifiesto las diferencias entre los estudiantes que acuden a institutos considerados segregados –que se definen además de por el origen de sus alumnado por el nivel socioeconómico del mismo– y los matriculados en centros no segregados. Estas diferencias «condicionan su vida personal, escolar y social», subraya Steilas.
En el caso de los centros segregados analizados, solo el 40% de los jóvenes valora sus notas como buenas o muy buenas mientras que en los no segregados ese porcentaje asciende hasta un 60%. Además, casi uno de cada cinco alumnos de ascendencia migrante afirma haber repetido curso al menos una vez. Respecto a sus expectativas de futuro, en los institutos en los que no existe segregación la mayoría expresa su intención de seguir estudiando para acceder a la universidad (62%), un porcentaje que se reduce hasta el 46% en los segregados porque optan más por la Formación Profesional o el acceso directo al mercado de trabajo. «La voluntad de abandonar los estudios es relativamente baja pero se da con mayor frecuencia en los centros segregados», apostillan desde Steilas.
Más allá del aspecto puramente formativo existen también diferencias que afectan en el ámbito personal. Un 60% de la juventud de origen migrante que asiste a centros segregados no se siente vitoriana, más del doble que en los centros no segregados. Un dato que evidencia que el entorno en el que se mueven estos chavales y con quién comparten buena parte de las horas del día condiciona sus sentimientos de identidad. Además, apenas el 10% del alumnado segregado de origen migrante siente el euskera como algo propio. Sin embargo, más de la mitad de la juventud de origen migrante en institutos no segregados sí que lo considera como propio.
A juicio del sindicato Steilas, este problema «debe abordarse desde un enfoque que garantice el derecho a una educación de calidad para todas las personas». Y en este sentido ponen el foco sobre la escuela concertada, que consideran tiene unos «privilegios» con los que se debería acabar. «La ecuación es muy sencilla: en países con una escuela pública fuerte apenas existe la segregación escolar. Sin embargo, en países con amplia implantación del modelo privado-concertado los índices de segregación se disparan», defienden desde la agrupación. Masa y Gibelalde pusieron el foco en que se siguen manteniendo las cuotas de la escuela concertada «aunque se prohibieron hace cuarenta años».
Dentro del informe presentado ayer también se observan especificidades relativas al género. Ellas han vivido en mayor proporción que sus compañeros masculinos situaciones y actitudes de rechazo por motivos raciales y además son más conscientes de que la discriminación procede de los alumnos que no tienen origen migrante. También ellas son más conscientes de la discriminación que sufren las mujeres a la hora de acceder al mercado laboral.
El acuerdo educativo
Desde Steilas hicieron referencia también al acuerdo educativo que se ha sellado recientemente para dar sustento a la futura Ley de Educación de Euskadi. El texto no cumple las demandas del sindicato relativas a la segregación, algo que les preocupa. «Pedimos a los partidos que prohiban de manera explícita la segregación escolar, entendida esta como una conculcación de derechos fundamentales y un mecanismo de opresión y discriminación», solicitaron los portavoces, que censuraron que se haya tomado Cataluña como modelo ya que, a su juicio, allí no se ha conseguido acabar con esta problemática.
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