Las tres capitales vascas son las que tienen el impuesto de circulación más caro de España

En esta edición, la entidad que preside Mario Arnaldo ha arremetido contra las diferencias entre el coste de tener un coche en una ciudad u otra. La capacidad de que cada ayuntamiento fije la tasa que considere oportuna -dentro de un mínimo nacional- «ha desvirtuado la finalidad del sistema tributario local y ha dado lugar a la creación en España de verdaderos 'paraísos fiscales' en relación con el pago de un impuesto al que están obligados cerca de 38 millones de contribuyentes». Frente a esos paraísos fiscales donde han proliferado los coches 'empadronados' -pequeños pueblos de otras provincias-, la asociación incluye a Vitoria entre los «ayuntamientos más caros» para tener un coche.

Según los hallazgos realizados por esta asociación, tener un coche de gran potencia en Vitoria puede ser hasta siete veces más caro que en Melilla, ya que la tasa es gradual: es más caro tener un coche conforme más caballos tiene. Para calcular la tasa se usa una unidad de medida distinta a la que mide la potencia: los caballos fiscales.

En el caso de los vehículos más potentes, el precio del 'numerito' en la capital alavesa será de 348,68 euros frente a los 56 que tendrá que pagar un vecino de Melilla. Dentro de la Península, no obstante, las distancias tampoco son pequeñas: el conductor de ese mismo coche en la vecina Pamplona paga la mitad que en Vitoria: 167,30 euros.

Aunque esos casos son los más extremos, las diferencias también son de calado entre los vehículos más comunes. Para muestra, un botón: el Dacia Sandero, el coche más vendido en España en 2023. Si se coge la versión más normal del coche, con 90 CV de potencia en un motor de gasolina, el vecino de Vitoria deberá pagar 71,45 euros por tener ese coche en la capital. Si viviese en Zamora ese mismo modelo pagaría 49,08 , un 45% menos. En Melilla el Ayuntamiento sólo le cobraría 17 euros por circular por delante de la playa de Los Cárabos y en Madrid el conductor paga un 21% menos: 59 euros.

Las diferencias gasteiztarras se aminoran en el caso de las motos. No obstante, una montura de 125 centímetros cúbicos, por ejemplo, paga en Vitoria 10,55 euros frente a los menos de 6 que le cuesta el impuesto al motorista sevillano.

¿Por qué se dan estas diferencias? Para Mario García, portavoz del Real Automóvil Club Vasco Navarro (RACVN), el único motivo es porque «nuestros dirigentes quieren que sea así; quizás porque tenemos políticos más 'anticoches'». En su opinión estas tarifas tienen poco sentido porque en municipios próximos con un nivel adquisitivo similar «los precios no se parecen». Además, acude a la esencia misma del tributo: «La base es que quien tiene un vehículo paga al Ayuntamiento por el uso de las vías, que deben estar bien mantenidas y en condiciones».

El coste de la viñeta viene determinado por las ordenanzas fiscales y las modificaciones que realice sobre ellas cada Ayuntamiento. En Vitoria, fuentes municipales recuerdan que «hace falta el apoyo de grupos de la oposición para sacarlas adelante». Sin ir más lejos, este año las modificaciones de las tasas y precios públicos de la capital se fueron al traste porque no se llegó a un acuerdo con ningún partido de la oposición en el que ha sido uno de los principales naufragios del Gabinete Etxebarria en lo que llevamos de legislatura.

Vitoria, de hecho, lleva sin tocar el coste de tener un coche desde 2018. Fue hace seis años cuando se revisó por última vez el precio y se llegó a un acuerdo... para reducir las tasas en un 2,5%. En la última legislatura de Gorka Urtaran sólo se planteó un alza de un 1% de 2019 a 2020, pero el acuerdo alcanzado entre el anterior equipo de gobierno con el PP congeló las tasas públicas. Preguntados por los altos precios, fuentes municipales matizan las exenciones que existen para personas con discapacidad o coches eléctricos e híbridos.

En el fracasado proyecto de ordenanzas para este 2024, el Gabinete Etxebarria apostaba por un incremento general del 3% en el impuesto, aunque también aumentaba las bonificaciones de los eléctricos e híbridos enchufables hasta el 95% y proponía incrementar las de los híbridos a un 75%. Actualmente los eléctricos tienen una exención del 90% y los híbridos de un 50%.