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Este lunes un turismo encalló en las escaleras de San Bartolomé, que separan la calle Fray Zacarías de la plaza del Machete, junto a ... Villa Suso. La conductora, que podía haber enderezado su camino por la Cuesta de San Vicente continuó escaleras abajo. ¿Por qué? El motivo que ésta proporcionó a los agentes de la Policía Local fue tan simple como inverosímil; acabó en ese punto guiada por el GPS. El incidente se solventó relativamente rápido (si se dejan a un lado las pertinentes reparaciones que deberá acometer ahora) gracias a las maniobras de una grúa para sacar al vehículo atrapado en uno de los puntos más céntricos de la ciudad. Sin embargo, por el alcance que el accidente generó entre los más curiosos, algunos locales próximos a la zona se vieron obligados a recordar a través de sus redes sociales que «no contamos con acceso en coche».
Lo cierto es que no es la primera vez que en Vitoria se producen episodios similares a causa de una guía desafortunada. Los puntos 'ciegos' de la capital alavesa no son muchos. De hecho, prácticamente se concentran entre esos desgraciados peldaños y la Cuesta de San Francisco. Si se echa mano de la hemeroteca de este periódico se descubre que en 2017 dos automóviles se quedaron atascados en la escalinata que deriva hacia el Machete, mientras que hace tres años se registraron otras dos curiosas estampas similares antes del giro de la calle de Mateo Moraza. Todos los conductores alegaron las mismas causas: el GPS tuvo la culpa.
Ahora bien, podría decirse que cuando una situación se repite dos veces en un mismo mes (como ocurrió en enero de 2021), ésta ya es habitual. Así que, con las quejas (igual de constantes) de vecinos y comerciantes, el Ayuntamiento tuvo que buscar soluciones al asunto. Tras un informe de la Policía Local para mejorar la señalización y la protección en ambas ubicaciones, instalaron bolardos para cortar de raíz las posibles equivocaciones. En concreto, media docena de pivotes (el número ha ido variando a lo largo de los años) protege en la mayoría de ocasiones la entrada a la escalinata, mientras que en la Cuesta ubicaron un par para determinar asfalto y acera ya que, al encontrarse al mismo nivel, los coches avanzaban ajenos al área peatonal hasta encontrarse de repente con los peldaños. No está previsto agregar nuevos.
Con los camiones el problema se ha replicado durante años en distintos puntos. La cuestión aquí no tiene que ver con indicaciones equívocas, si no que el navegador no es del todo cauteloso con las dimensiones de los vehículos a los que dirige y les conduce hacia túneles donde no caben. Así, puentes como el de la Senda, el paso subterráneo de la calle San Antonio o el viaducto de Portal de Castilla han protagonizado varios accidentes de tráfico recientes. En la estructura ferroviaria que se ubica al comienzo de la Avenida Gasteiz no existe una señal que alerte de la altura (antes, en la década de los 60, el máximo eran 4,5 metros). Este aviso sí se da a través de una pantalla en el tramo que se conecta con el Paseo de la Música.
Claro que no es Vitoria la única ciudad donde se producen estos tropiezos. En la provincia vecina de La Rioja existe un punto en la aldea de Turza, próximo a Ezcaray, donde desde 2015 hasta 2023 quince camiones (la mayoría venidos de la zona del Este) se han extraviado en busca de una gasolinera que no existe. En realidad buscan otra que se encuentra en La Junquera (Girona), a más de 600 kilómetros de allí, pero acaban clavados en mitad de la Sierra de la Demanda por cegarse por unas instrucciones digitales. Las aplicaciones de navegación reciben sugerencias de los usuarios para cambiar sus indicaciones, pero si no les hacen caso, mejor sigan su instinto.
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