Trabajadoras denuncian dejación en la residencia Pablo Neruda de Vitoria

Leider Espinosa, auxiliar de enfermería en Pablo Neruda, puso como ejemplo más claro que se ha pasado de contar con productos «de una calidad media-alta a la más baja posible». Sucede con las cremas, polvos de talco o guantes, pero sobre todo se nota con las esponjas para limpiar a los usuarios. «Hemos pasado de unas con un grosor de dos centímetros a unas que parecen lija», explicó junto a la responsable del sindicato LAB en el sector sociocomunitario, Jessica Picatoste.

«Son productos homologados», defendió el diputado de Políticas Sociales, Gorka Urtaran, quien compareció posteriormente en las Juntas para hablar sobre el mismo asunto. «Puede ser una sensación subjetiva», consideró. En su intervención explicó que el 18 de enero recibió una carta de las familias de los usuarios y que su equipo se reunió con ellos doce días después. Es más, el 18 de marzo, el diputado visitó Pablo Neruda.

Urtaran criticó que la intervención de la representante de las trabajadoras, que detalló multitud de deficiencias, había estado «plagada de inexactitudes» y que «tal vez» eso se deba a que ella ha estado de baja médica. «Sí que necesita una mano de pintura nueva y hay que mejorar el mantenimiento de las puertas. Eso no condiciona el desarrollo del servicio. Lo que no está arreglado está en vías de hacerse», defendió el diputado en una intervención que «indignó» a las familias que seguían la comisión desde el despacho de EH Bildu.