Rubén Ramos charla con un grupo de menores en las traseras de la catedral nueva en la época pre-Covid. RAFA GUTIÉRREZ
Rubén Ramos | Asesor en Addendo y experto en adolescentes conflictivos

«Si no nos lo tomamos en serio habrá problemas con las bandas juveniles en Vitoria»

«Ahora tenemos pseudobandas que, a corto plazo, pueden convertirse en un fenómeno», vaticina

Lunes, 14 de diciembre 2020, 02:29

La UNED hincó el diente el jueves a uno de los temas del momento en la ciudad, las bandas juveniles. A través de la web de esta institución, el asesor en la consultoría Addendo y experto en adolescentes conflictivos, Rubén Ramos, disertó sobre si son «¿ ... mito o realidad?». Aquí profundiza en sus conclusiones.

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– Es un tema de lo más actual.

– Hacemos un recorrido histórico sobre este fenómeno en Vitoria. Quiénes son sus integrantes, qué es la violencia en la adolescencia, cómo se juntan en grupo y cómo cuando un grupo no hace lo que tiene que hacer surgen estas bandas. Señalamos cuáles se han formado, quiénes han quedado para pegarse y sus nombres rimbombantes, para acabar analizando la situación actual.

– No me deja otra: ¿hay o no bandas juveniles en Vitoria?

– Es una pregunta sencilla con una respuesta muy complicada. Resumiendo, me gusta el término que hemos acuñado en Addendo: pseudobandas juveniles.

– ¿Qué significa ese palabro?

– No hay que obviar que son grupos de chavales que se juntan en imitación, sobre todo, a bandas juveniles de origen latino. Imitan su simbología, ropa, incluso los colores (los Bloods de Vitoria siempre llevan alguna prenda roja), tienen unos raperos de referencia. Constituyen un grupo, la cuadrilla de toda la vida.

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– Pero estos chicos no son cuadrillas de toda la vida.

– Utilizan las redes sociales para darse publicidad, poniéndose algún nombre, insisto, bastante rimbombante. Como en su día aparecieron los famosos Gatilleros o el Combo de Arriaga. Ambos desaparecidos, por cierto.

– ¿Los actuales son peligrosos?

– Efectivamente, algunos de sus miembros cometen actos delictivos. ¿Eso les convierte en bandas juveniles? Aquí en Vitoria no llegan a cumplir todos los requisitos para ser considerados grupo criminal. Hablo de jerarquía, organigrama, perdurabilidad en el tiempo. A nivel policíal, tanto la Policía Local como la Ertzaintza, hubieran llevado el fenómeno a la Fiscalía de Menores. Información sí le ha llegado por esta vía, pero si mal no recuerdo aún no ha habido condenas.

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«Quedadas para pegarse»

– Hace una década, la Ertzaintza sí culminó una investigación que acabó en los juzgados.

– Los entonces famosos DNO712. Se pudo demostrar cierta estructura y logística. A partir de ahí surgieron en varios barrios los famosos combos, para luego derivar hacia 2018 en los Gatilleros y el Combo de Arriaga. Incluso con conexiones con otras ciudades. Quedaban sobre todo en el parque del Norte para pegarse.

– ¿Y a día de hoy?

– En las últimas fechas hablaríamos de estas quedadas multitudinarias que, en principio, sí pueden estar relacionadas pero hay que separar.

–¿Se refiere a cuadrillas de chavales de hasta 14-15 años que se aburren con las restricciones antiCovid y otras, más problemáticas, con edades de 15 a 20?

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– Efectivamente. Y las quedadas para pegarse no hay que unirlas inexorablemente con el fenómeno bandas juveniles. Pueden ser dos individuos que queden en redes sociales. Incluso que digan que conocen a estas pseudobandas por intentar buscar apoyo o amedrentar a la otra parte. Luego están los potenciadores, los que sacan el móvil para grabar.

– Insisto, ¿es un fenómeno preocupante o a tener en cuenta?

– Si no se pone el ojo y la atención necesaria, como se está empezando a hacer con esos dispositivos policiales, incluso llamando la atención de servicios sociales y colegios, tranquilamente podemos tener en un corto-medio plazo bandas establecidas como tales. Ahora se están poniendo los pilares y, si no nos lo tomamos en serio, podemos vivir ese fenómeno.

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«Estos chicos enseñan armas simuladas. Buscan visibilidad»

influjo de las redes sociales

– ¿Cuántas pseudobandas hay ahora mismo en Vitoria?

– Tenemos la suerte de que grupos más pequeños han sido absorbidos por otros más grandes. Los Bloods son el mayoritario y pueden tener un problema, carecen de un 'enemigo' al que enfrentarse continuamente, que parece que es lo que sucedió el otro día (en referencia a la quedada en Lakua de hace un mes). Hay otros dos o tres grupos amplios. No olvidemos que hay cuadrillas que se ponen un nombre y lo cuelgan en redes. El trabajo es separar los inofensivos de los que individualmente empiezan a delinquir.

– Salen en internet con machetes. Ahora son más visibles.

– Las redes sociales lo han cambiado todo. Normalmente enseñan armas simuladas. Buscan visibilidad. El ser vistos incluso puede usarse como un altavoz del problema, pero no deja de ser un reflejo de la sociedad.

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«El papel de líderes»

– Un autoproclamado líder de una banda vitoriana declinó salir en el periódico por «orden de los de arriba». ¿Se lo cree?

– Puede ser postureo más que realidad. En estos grupos, como en todas las cuadrillas, hay gente que hace el papel de líderes, de lugartenientes y de seguidores o peones. Seguramente que en estos grupos haya jerarquías. No nos podemos reír del tema. Creer que son cuatro chavales que se ponen gorras, pantalones anchos y se graban cuatro vídeos. No banalicemos pero tampoco escandalizarnos. Y entremedias trabajar para en el futuro no echarnos las manos a la cabeza.

– ¿Con la edad, la mayoría regresa al redil?

– Sí. Al que no cae por cometer algún delito grave, la madurez le pone en su sitio. Tiene pareja, consigue un trabajo... Hay ejemplos concretos en esta ciudad de chavales que conformaron estos grupos que individualmente han seguido delinquiendo. Algunos han acabado en prisión.

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«Me hablaba de robos y drogas. Le daba caché de malote e incluso le servía para ligar»

un antiguo pandillero

– ¿Podría ser una forma de llamar la atención?

–Desde luego. Un chaval, ya desvinculado, hablaba de robos, drogas y eso le daba caché de malote. Le servía para ligar. Se creían su papel, aunque fuera irreal. En esos peones seguramente hay muchos que buscan sentirse queridos y respetados.

– Este jefe pandillero dice que otros chicos les suplantan.

– Le diría que él hace lo mismo. Habría que preguntar a la dirección nacional de esas bandas qué opinan de sus imitadores de primer y de segundo orden.

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