Agresiones en Euskadi
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Agresiones en Euskadi
Un taxista de Vitoria pagará 30.000 euros a un compañero por golpearle en un ojoUn encuentro casual al volante ante un semáforo en rojo. Un insulto. Un puñetazo. Una lesión en un ojo que tardó más de 400 días en sanar. La Audiencia Provincial de Álava ha condenado a pagar 30.408 euros al autor del golpe, un ... taxista de Vitoria. Ese dinero irá íntegramente al agredido, otro taxista de la capital alavesa.
En uno de los asuntos más singulares tratados por este tribunal, los magistrados Elena Cabero –redactora del fallo–, Francisco García Romo y Ana Zulueta han sancionado a un profesional del volante por «un delito de lesiones». Estiman probado que siguió con su coche a un compañero –al volante de otro auto– con el que coincidió en la Avenida de Gasteiz. Parece ser que se trató de un encuentro casual.
Fue tras él durante un kilómetro hasta Francisco Javier de Landaburu, en Lakua, donde le espetó «de qué te ríes, puto payaso». Cuando la diana de su insulto detuvo su vehículo, bajó, le atizó, se lo quitó de encima y se marchó.
Su puño impactó en el ojo derecho del segundo taxista. Durante 400 días necesitó de medicamentos especiales para recuperar la visión. Ahora, tres años después de los hechos, presenta «un 16% de pérdida en la agudeza visual en el ojo derecho».
En la vista oral, celebrada el mes pasado, ambos conductores comparecieron como imputados y víctimas. Para el agresor principal, la acusación particular -a cargo del letrado Roberto Gutiérrez- exigió 87.000 euros por el daño causado. Al otro encausado le achacaron que respondió con la misma moneda, versión desmontada por dos testigos.
A diferencia de otros juicios desarrollados en esta sala donde resuelven sobre violaciones, asesinatos o tráfico de drogas, el fondo de la cuestión correspondía a cuánto dinero iba a tener que apoquinar el autor del golpe a su compañero de profesión.
Su defensa contrató un detective para probar que la víctima no estaba tan mal como decía. «No ha hecho uso de gafas ni porta corrección. Le han visto usar una tablet. Entró a un bar a jugar la tragaperras», enumeró este investigador. La última frase hirió el orgullo del objetivo de sus seguimientos. «Nunca he jugado. Ese era un compañero con el que tomo café», atajó en su último turno de palabra.
Para su sentencia, sus señorías valoraron que el perjudicado necesitó «más de 400 días» hasta recuperar la normalidad. «Puede efectuar sin problemas su vida deportiva y de ocio. Asimismo, la disminución de la agudeza visual ha mejorado mucho. Casi no la padece ya». Por ello, condena al atacante a dos meses de trabajos comunitarios y a una indemnización de 30.408 euros, de los que abonó 11.100 antes del juicio.
¿Y la causa de la agresión? En la vista oral, el condenado pidió perdón varias veces. Puntualizó que «no teníamos relación, ni buena ni mala. No encuentro explicación a cómo dos taxistas en discusión y por un malentendido acaban saliendo del coche». Pero no facilitó más detalles. El otro conductor dejó una pista. «En 2012 yo era consejero de Radio Taxi y me tocó informarle de que había sido sancionado».
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